El intenso otoño del movimiento provida en Estados Unidos
Un año más, la campaña de oración y ayuno para acabar con el aborto 40 Días por la Vida está viendo resultados asombrosos. A ellos se suman las reacciones políticas al escándalo de la venta de tejidos fetales por parte de la entidad abortista Planned Parenthood. Tanto el Congreso federal como el estado de Texas han aprobado medidas para que esta organización deje de recibir fondos públicos
La campaña de oración y ayuno por el fin del aborto 40 Días por la Vida, que está ya en su última semana, está resultando muy intensa, e interesante, para el movimiento provida en Estados Unidos. La última noticia que se ha dado a conocer al respecto es el cierre del centro abortista de Manassas, en el estado de Virginia.
Después de 27 años de funcionamiento, el centro de salud para las mujeres Amethyst cerró sus puertas a finales de septiembre, como informaron la semana pasada los organizadores de la campaña. Durante años, voluntarios provida han rezado delante de la clínica, incluidas 14 campañas de 40 Días por la Vida. A lo largo del mismo periodo, varios de los trabajadores de la clínica dejaron sus puestos de trabajo. Les ayudó a ello la asociación And then there were none, fundada por la exabortista Abby Johnson, que también atribuye su conversión a esta campaña de oración.
412 vidas salvadas
El de Manassas es sólo uno más de los 64 centros abortistas delante de los cuales se han hecho vigilias de 40 Días por la Vida y que han cerrado en los once años de vida de la campaña. A esto se suman los 121 trabajadores de centros donde se practicaban abortos que dejaron sus trabajos por cuestiones de conciencia.
Además, desde que empezó la campaña se ha salvado la vida de 462 niños, que se sepa. A veces, los voluntarios tardan años en ver el resultado de su esfuerzo. Fue lo que ocurrió hace unos días en Peoria, Illinois, cuando una mujer aparcó cerca de los voluntarios que estaban rezando ante una clínica abortista. Salió del coche, y se acercó a ofrecerles unos vasos de chocolate caliente. «Sólo quería daros las gracias —les explicó—. Por personas como vosotros está mi hijo aquí cuatro años después». Desde el asiento de atrás del coche, un niño de esa edad sonreía y les saludaba con la mano.
Reacción política contra la venta de fetos
Este tipo de historias se han repetido en la última década en los lugares donde se celebran los 40 Días por la Vida. La novedad este año es que a este goteo incesante de vidas salvadas y cierres de negocios se ha sumado la vertiente política, como consecuencia del escándalo del tráfico con tejido de bebés abortados. En julio la entidad provida Center for Medical Progress comenzó a hacer públicos vídeos grabados con cámara oculta que detallaban cómo clínicas de la entidad abortista Planned Parenthood vendían restos de bebés abortados para la investigación científica. En el último de ellos, publicado este martes, una abortista de Texas describe cómo todavía no ha conseguido un cerebro de feto intacto y que eso «le da algo a lo que aspirar», mientras que la propietaria de tres centros abortistas de Detroit valora positivamente la idea de incinerar los fetos para conseguir energía, aunque «sería una pesadilla de relaciones públicas» si llegara a descubrirse.
Desde que la serie de vídeos del Center for Medical Progress comenzó, se ha producido una cascada de reacciones políticas. El viernes de la semana pasada, el Congreso de Estados Unidos —de mayoría republicana— aprobó una ley presupuestaria que derogaba parte de la reforma sanitaria de Obama. Esta ley incorpora una moción aprobada en septiembre, por la que se paraliza la asignación a Planned Parenthood, durante un año, de fondos federales del programa Medicaid, de atención sanitaria a personas con pocos ingresos. Es a través de Medicaid como la entidad abortista recibe la mayor parte de los 477 millones de euros procedentes de fondos públicos con los que se financia anualmente. La nueva ley, además, aumentará la financiación de centros comunitarios de salud.
Es la segunda gran medida tomada por el Congreso contra Planned Parenthood, ya que, además, ha constituido un comité para investigar los presuntos delitos denunciados en los vídeos con cámara oculta. Sin embargo, es probable que la ley presupuestaria no pase el trámite del Senado, donde los demócratas tienen la mayoría. Incluso en ese caso, previsiblemente el presidente Barack Obama vetará cualquier ley contraria a los intereses de PP.
También en los estados
Las medidas contra el gigante abortista no han tenido lugar solo a nivel federal. Desde que estalló el escándalo en verano, varios estados han anunciado investigaciones y otras iniciativas para intentar despojar a PP de su parte de financiación pública. El primer estado en tomar una decisión firme ha sido Texas. La semana pasada, su Comisión de Salud y Servicios Humanos notificó a las filiales de Planned Parenthood de su territorio que iba a rescindir el contrato de la entidad abortista con Medicaid.
«El estado ha determinado que usted y sus filiales de Planned Parenthood ya no son capaces de realizar servicios médicos de una forma competente, segura, legal y ética», se afirma en la carta enviada por la Comisión. Las mujeres con ingresos bajos que necesiten atención sanitaria de otro tipo, prevención del cáncer o pruebas de VIH, podrán seguir acudiendo a otros miles de centros sanitarios cualificados por el estado.
Pocos días después, el jueves 22 de octubre, investigadores de la Oficina del Inspector General texano visitaron las sedes de PP en San Antonio, Houston y Dallas con una citación judicial para investigar si han cometido fraude en su relación con Medicaid.
El escándalo ha sido tal, incluso a pesar de todos los intentos de la entidad por silenciar al Center for Medical Progress, que hace unas semanas la presidenta de la Federación Americana de PP anunció que a partir de ahora las clínicas que «donen» los tejidos de bebés abortados lo harán sin recibir ningún tipo de compensación económica a cambio.