Vigilia por los migrantes fallecidos en la costa de Barbate: «Denunciamos estas muertes y sus causas»
Católicos y musulmanes se unen para rezar por los migrantes y pedir a los Gobiernos soluciones
La playa del Carmen de Barbate (Cádiz) anocheció este jueves con una emocionante vigilia en memoria de los fallecidos en el último naufragio, acontecido la pasada semana cerca de su costa. 25 migrantes, jóvenes y de origen marroquí en su mayoría, representados por 25 velas y 25 claveles. Allá, más de 200 personas –católicas y musulmanas– se unieron para rezar, para mostrar su vergüenza y pedir a los Gobiernos que, a través de políticas y los medios necesarios, eviten que se repitan tragedias como esta.
«Se nos llena el corazón con cada rescate, ante tantas muertes, y no nos acostumbramos por frecuentes que sean. Una vez más, sentimos vergüenza cuando padecemos estos gravísimos dramas de la inmigración que ocurren en nuestro litoral gaditano, tan cerca de nosotros. Denunciamos la muerte de estas personas inocentes y las causas que las originan», afirmó el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, que presidió la celebración.
Entre los asistentes, se encontraban migrantes acogidos en el Centro Tartessos de Cádiz y la Fundación Pro Libertas de Algeciras, que fueron los encargados de lanzar los claveles blancos al mar en señal de duelo. «Fue un momento muy emotivo. Algunos de los chavales se quedaron luego rezando en la orilla. Podían haber sido cualquiera de ellos, pues llegaron en las mismas condiciones», explica en conversación con Alfa y Omega Ana María Rizo, del Secretariado de Migraciones de la diócesis de Cádiz y Ceuta.
Durante el acto, donde hubo tiempo para la música y el silencio, se leyó el un salmo, un pasaje del Evangelio y se recitaron el padrenuestro y el Al-fatiha musulmán. Se cerró con la oración a la Virgen María que el Papa Francisco rezó ante la tragedia de Lampedusa.
15 desaparecidos
A pesar de que ya ha pasado una semana del suceso en Barbate, los medios de salvamento marítimo siguen buscando a los 15 cuerpos todavía desaparecidos. Lo más trágico, añade Rizo, es que en algún momento dejarán de buscar y los cuerpos irán apareciendo paulatinamente, probablemente en las costas de la ciudad de Cádiz.
Mientras tanto, desde la diócesis de Cádiz y Ceuta seguirán «haciendo visible este drama» para que la población tome conciencia de lo que estos jóvenes tienen que vivir para buscar un futuro para ellos y sus familias. Y luchando para que los cadáveres dejen de formar parte del paisaje.