Un fotógrafo ciego que «saca partido» a la discapacidad
Víctor Meliveo expone su obra en el Museo Tiflológico de la ONCE. La ceguera «puede ser un regalo», señala
Las fotos que Víctor Meliveo tiene expuestas en el Museo Tiflológico de la ONCE llaman la atención, no solo por su calidad artística, sino porque están realizadas por un fotógrafo que es ciego. «Y no soy el único», dice con humor.
La vida de Meliveo cambió a los 24 años. Había terminado ya sus estudios de Dirección de Escena y Dramaturgia, trabajaba en teatro y ya había empezado a hacer algo de fotografía y vídeo como herramienta promocional de la compañía teatral para la que trabajaba. Pero después de un accidente al que siguieron siete operaciones, se quedó con un 40 % de capacidad visual. Desde entonces, su vista se ha ido deteriorando y ahora solo puede ver un 18 % de la realidad: «Distingo la luz, el color y el campo visual, pero me falta agudeza. Veo las cosas sin resolución y sin detalle, no puedo leer y no puedo reconocer caras. Lo que percibo es lo mismo que captaría una cámara sin apenas píxeles. Por decirlo de alguna manera, veo la realidad como si fuera un cuadro impresionista».
Lejos de lamentarse, se las arregló para salir adelante. «Empecé a utilizar una cámara para poder leer letreros por la calle, carteles y cosas así. Sacaba una foto y hacía zoom ampliando la imagen para poder leer», recuerda. Eso dio paso a fotos más artísticas, porque «me di cuenta de que, a esa forma de acercarme a la realidad a través de mi cámara, le podía sacar más partido. Quizá ya no podía ser director de teatro, mi gran pasión, pero fotógrafo sí».
Meliveo se dio cuenta de que «lo que parece imposible para un ciego es más fácil gracias a la tecnología. Mi sorpresa fue que trabajaba muy bien con imágenes, más que con textos. Y aunque me costaba, podía entregar sin problemas un buen trabajo de fotografía».
A día de hoy, trabaja como fotógrafo profesional de publicidad, cubriendo eventos y haciendo foto fija en rodajes de cine. «Muchos de mis clientes ni siquiera saben que soy ciego, incluso después de muchos años. Soy consciente de que, por mi manera de ver, salen cosas diferentes, algo que da creatividad y que a nivel publicitario es fundamental», señala.
Además, su faceta artística le ha llevado a exponer en las principales capitales de Europa diferentes trabajos de fotografía y vídeo. En este momento está desarrollando una nueva iniciativa, fullTIME Project, que da cabida a la obra de diferentes artistas, músicos, escritores, poetas, locutores y actores. Algunos tienen discapacidad y otros no, porque su objetivo es «retar al espectador a que se atreva a distinguir quién sí y quién no», y demostrar así que «la discapacidad no es un obstáculo para la creatividad. Es más, muchas veces es una sobrecapacidad».
Con todo este bagaje personal y profesional, Meliveo no se considera «protagonista de una historia de superación personal», sino una persona que le ha «sacado partido» a su discapacidad, porque «si la reconduces puede ser un regalo que tiene sus ventajas».
Diferente sensibilidad
Para Roberto Ramírez, coordinador del área de discapacidad de la Conferencia Episcopal Española, estas personas «tienen una sensibilidad diferente», algo que él mismo ha podido comprobar a lo largo de su trayectoria en dicha pastoral.
Ramírez, que participará en el próximo encuentro de responsables de la Pastoral del Sordo y Sordociegos en Madrid, los días 22 y 23 de octubre, lleva un área que en la sede del episcopado español es una novedad, porque agrupa en un mismo organismo la labor de los diferentes agentes que trabajan en este ámbito. «Nuestro objetivo es acoger e integrar a estas personas y no dejar a nadie en la periferia, lo mismo que hizo Jesús».