3.000 jóvenes reciben en Madrid la cruz de la JMJ
Música y recigimiento para celebrar diez años de la JMJ de 2011 y poner la mirada en Lisboa 2023
3.000 personas se reunieron ayer en la plaza de la Almudena de Madrid para recibir la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). En un ambiente festivo, en el que también hubo tiempo para el recogimiento, se recordaron las huellas que dejó la JMJ Madrid 2011, de la que se celebran diez años, y se pusieron la mirada y el corazón en la próxima JMJ Lisboa 2023.
«Acogemos esta cruz por tercera vez en Madrid. Estuvo en 2003 en el encuentro del Papa san Juan Pablo II con los jóvenes en Cuatro Vientos y también en las canonizaciones del día siguiente del padre Pedro Poveda, sor Ángela de la Cruz, el padre José María Rubio, la madre Maravillas y sor Genoveva Torres. Pero claro, lo más reciente es ese recuerdo muy entrañable, que nos devuelve a la memoria y al corazón toda aquella movilización de la Iglesia de Madrid durante nuestra JMJ, en 2011», rememoró al inicio Mario Alcudia, conductor de El Espejo de Madrid de la Cadena COPE.
Como explicó su mujer, la también periodista Sandra Madrid, la cruz «ha viajado por el mundo entero, de mano en mano», convertida, como quería san Juan Pablo II, en «signo del amor de Jesús a la humanidad, anunciando a todos que solo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención». Y esta semana –narró Alcudia– ha estado con los internos de Soto del Real, en la Cañada Real, en la Fundación Instituto San José o en la parroquia San Juan de la Cruz, con los voluntarios de la JMJ Madrid 2011.
La cruz, que había permanecido durante todo el día en la catedral para su adoración, entró en la plaza acompañada por el icono de Santa María Salus Populi Romani, que siempre la acompaña, y por otro de la Sagrada Familia, por deseo del arzobispo, cardenal Carlos Osoro, con motivo del Año Familia Amoris Laetitia. Entre aplausos y distintas canciones de otras JMJ interpretadas por Toño Casado y varios músicos, la cruz y los iconos fueron portados por jóvenes de las hermandades y cofradías de Madrid.
Oración por la próxima JMJ
Mientras se entremezclaban el himno de la próxima JMJ Lisboa y gritos de «¡Esta es la juventud del Papa», la cruz fue llevada por el pasillo central de la explanada a la escalinata de la catedral para la celebración litúrgica. Ante el madero, «fuente de vida, en la que Cristo abrió sus brazos para abrazarnos y entregarnos la salvación», se arrodillaron el obispo auxiliar de Madrid, monseñor José Cobo, y el obispo auxiliar de Lisboa, monseñor Américo Aguiar. Tras ellos se arrodilló toda la plaza para unos minutos de adoración en un silencio solo roto por el lejano bullicio de la capital.
«Es una suerte que nos podamos ver después de un tiempo muy complicado —aseguró monseñor Cobo—. Somos muy distintos, pero es la misma cruz la que ha atravesado nuestro encuentro. Es la cruz que hemos recibido y en ella están nuestras cruces y las cruces de nuestra ciudad. Porque la cruz es concreta. […] Al acogerla hoy en esta plaza, en este día tan especial, acogemos a tanta gente que mira la cruz y a tantos jóvenes que la contemplan y la han contemplado. […] Os invito a que recibamos el abrazo de Jesús».
En este sentido, el obispo auxiliar de Madrid incidió en que el acto es una invitación a toda la Iglesia diocesana, y particularmente a la pastoral juvenil, a «hacer caminos y procesos», a «arrimar el hombro juntos, vengamos de donde vengamos», y remarcó que la cruz «es peregrina» porque «tiene un destino»: primero hay que llevar a «nuestra gente» el «mensaje de la Resurrección» y luego, a Lisboa.
El obispo auxiliar de la capital de Portugal recogió el guante y, tras pedir «perdón a Cervantes y a los autores de habla hispana» por su «portuñol», animó a rezar «para la construcción de la jornada de Lisboa» y mostró su deseo de que sea una «una jornada ibérica». «Si no hay oración no será la jornada de Cristo, no será la jornada del Papa Francisco, será un evento. […] Queremos que sea un encuentro con Cristo vivo. Dios te ama como tú eres», aseveró, antes de jalear a los presentes para que dijeran «¡Oa, oa, oa, que vamos a Lisboa!».
En una plaza ya entregada y exultante arrancó el concierto, que contó con las actuaciones del propio Toño Casado, del rapero Grilex, de Paola Pablo y María Valongo, de Hakuna Group Music y de Jesús Cabello. Entre canción y canción se pudieron oír frases como «con Jesús no hay miedo», «el mayor “te amo” de la historia se dijo ahí [en la cruz]», «no perdamos el foco» o «es un regalo de Dios estar aquí y una promesa de que, con Dios, lo mejor siempre está por llegar».
«Jesús llega a Madrid y quiere entrar en nuestra vida»
Para cerrar la noche cogió el micrófono el cardenal Carlos Osoro, quien, al igual que cada primer viernes de mes, dirigió una meditación a los jóvenes. Deteniéndose en esta ocasión en el pasaje del encuentro de Jesús con la samaritana —que vertebra su carta pastoral «Dame de beber»—, destacó que «Jesús hoy también llega a Madrid y quiere entrar en nuestra vida y en nuestro corazón, como estemos». «Él no pone condiciones, normalmente se las ponemos a Él», advirtió.
El purpurado remarcó que «esta época nueva» necesita «una dirección y un sentido» y, para encontrarlos, animó a acoger a Jesús, que «entra en conversación con nosotros», y así «vivir mirando a los demás, como Dios mismo nos mira». Y alentó a pedir: «Jesús, dame de esa agua. No quiero tener más sed. Es más, quiero quitar la sed, quiero construir esa fraternidad con tu arma, el arma del amor».
Después del habitual rato de adoración al Santísimo, el arzobispo bendijo una réplica de la cruz de la JMJ que peregrinará por las distintas vicarías de la diócesis hasta el 21 de noviembre, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo: «Llevadla con alegría y mostradla. La fuerza de la cruz hace arder los corazones en el amor mismo de Dios. […] Llevarla supone alimentarnos de ese amor y llevar a quienes nos encontremos ese amor». El 3 de diciembre, en la vigilia de jóvenes, se clausurará de forma oficial la peregrinación de esta cruz por la diócesis de Madrid.