«La mejor ayuda que te puedo dar es un trabajo»
Tras cubrir las necesidades más básicas de 200 familias por la pandemia, una parroquia de Córdoba reorienta esta asistencia a la formación laboral con el apoyo de empresas locales. Más de la mitad de los participantes en los cuatro cursos organizados ya tiene empleo
El año pasado, la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción del barrio Parque Figueroa de Córdoba y su párroco, Ángel Roldán, fueron noticia por su atención a los vecinos golpeados por la crisis económica derivada de la pandemia. La imagen de las bolsas ocupando los bancos del templo, especialmente característico por su disposición circular, se hizo viral, y mereció la visita del obispo, Demetrio Fernández. Bolsas con productos de alimentación, higiene y limpieza para 200 familias.
Sin embargo, Roldán no quiso quedarse ahí –«no es futuro ni esperanza ni la forma de cuidar a la persona»– y durante el verano de 2020 fue reorientando la ayuda a la formación para conseguir un trabajo. Tenía dos razones importantes: dar una solución a largo plazo a estas personas, la fundamental, y reducir los gastos de la parroquia. «Invertíamos al mes 13.000 euros en alimentos para 200 familias. Y un curso para unas 15 personas cuesta aproximadamente unos 6.000 euros, con la posibilidad de que salgan con un puesto de trabajo», explica. Surgió así el proyecto Samaría.
Roldán fue ofreciendo a las familias que se acercaban a por sus bolsas de alimentos la posibilidad de formarse, de modo que fueran ellas las que dieran respuesta a sus propias necesidades. «La mejor ayuda que te puedo dar es un trabajo», les decía el párroco.
Tras estudiar los perfiles laborales que se necesitaban en la ciudad, la parroquia lanzó cursos de formación en hostelería, jardinería, riego y mantenimiento de piscinas, en agricultura ecológica y en albañilería. Se ha completado ya la primera edición de todos ellos a excepción del de albañilería, que está celebrándose en estos momentos.
Algunas empresas, como el Grupo Cabezas, que tiene tres restaurantes, o el Cortijo La Reina, del sector de la agricultura, se han implicado directamente tanto en la formación como en la contratación posterior de los alumnos. También han puesto a disposición del proyecto sus instalaciones y sus profesionales. A nivel financiero, contó con el soporte de la Fundación Caixa Cajasol.
Para «cerrar el círculo perfecto», explica el párroco a Alfa y Omega, el Cortijo La Reina ha cedido 3.000 metros cuadrados a la parroquia para montar un huerto ecológico, terreno que se ha trabajado durante el curso de agricultura ecológica y cuya producción va a ser comprada íntegramente por los restaurantes del Grupo Cabezas.
Según explica José María Cabrera, gerente del Cortijo La Reina, la intención es crear ahora una pequeña empresa con trabajadores que salgan del citado curso para suministrar productos ecológicos a estos tres restaurantes. Empezarán a sembrar entre septiembre y octubre, de modo que puedan realizar las entregas en marzo, abril y mayo. «Tenemos que buscar la fórmula de organización, pero nos gustaría que un porcentaje de los beneficios del huerto fuesen a parar al proyecto Samaría. El responsable del Grupo Cabezas me ha dicho que también lo va a hacer», añade Cabrera.
En los cursos han participado un total de 52 personas, de las que ya tienen trabajo más de la mitad. En estos momentos, el párroco está en conversaciones con Carrefour para organizar formaciones de cajero y comercio, y se está preparando otra edición del de hostelería.
«Estamos todos contentos. Los beneficiarios tienen su nómina, sus días libres, sus vacaciones y jefes humanos que los escuchan; y las empresas, profesionales preparados para hacer el trabajo que necesitan», concluye Roldán.