Firmes en la fe de Madrid a Lisboa
La diócesis de Madrid inaugura los actos conmemorativos del décimo aniversario de la JMJ 2011 con un recuerdo agradecido y un envío para iniciar el camino a Lisboa 2023
El próximo mes de agosto se celebra el décimo aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. En este contexto, la Delegación de Jóvenes de la diócesis ha organizado una serie de actos conmemorativos que arrancaron este miércoles, 23 de junio, con el encuentro Seguimos firmes en la fe. Memoria y envío. Presidido por el arzobispo, cardenal Carlos Osoro, contó con la presencia de, entre otros, el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, y el nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza. El evento se vivió «con gratitud por el reencuentro entre personas que formaron parte de la organización de la JMJ», pero también «con la mente y el corazón puestos en seguir apostando por procesos pastorales que favorezcan que la fe arraigue en la vida de muchos jóvenes». Lo explica Laura Moreno, delegada episcopal de Jóvenes, que hace memoria de cómo vivió ella la JMJ 2011.
En aquellos días de verano, formaba parte del equipo de dirección del colegio mayor Padre Poveda. En él acogieron a cerca de 40 obispos de distintas diócesis del mundo y «fue una muy buena experiencia». La delegada define la JMJ como «un acontecimiento que desborda los márgenes de lo ordinario; todo se vuelve exuberante, y es precisamente en esos márgenes donde la fuerza de una Iglesia joven, en su expresión de catolicidad y alegría, deja huella». Revive en su memoria las calles llenas de jóvenes «alegres, que transmitían un mensaje de paz, de convivencia y de acogida». Se muestra agradecida al Papa Benedicto XVI «por haber mantenido las JMJ iniciadas por san Juan Pablo II» y haber sabido «acercarse a los jóvenes con mensajes significativos». Y destaca la «ternura» que mostró el Pontífice con los enfermos y personas con discapacidad en el Instituto San José, así como sus palabras acerca del sufrimiento y la compasión, «sobre todo en este momento de pandemia y ante leyes que priman la muerte en lugar de la vida».
La JMJ en Madrid dejó huella, añade Moreno, «la de una Iglesia capaz de acoger con generosidad y de movilizarse en pos de una propuesta de encuentro y de misión». A ello se suma la experiencia de «muchos jóvenes» de un encuentro con Dios y los frutos a nivel de pastoral juvenil. Porque una JMJ, asegura, «confirma vocaciones a un seguimiento mayor de Jesucristo, incluso en el ministerio sacerdotal, religioso o de compromiso laical».
Los actos conmemorativos continuarán entre los días 15 al 21 de agosto, coincidiendo con aquellos en los que se celebró la JMJ 2011, con una campaña en redes y medios para compartir testimonios utilizando los hashtag #YoEstuveAllí #10AñosJMJMadrid. Además, en septiembre se presentará, con la participación del Coro y Orquesta de la JMJ, un libro «que mostrará la huella que dejó en la vida de algunas personas», explica Moreno. Y el 1 de octubre, en la vigilia de oración de los jóvenes del primer viernes de mes en la catedral de la Almudena, se les invitará en ponerse en marcha hacia la peregrinación europea de jóvenes a Santiago de 2022 y la JMJ Lisboa 2023. De hecho, un grupo ya fue enviado por el cardenal Osoro en el acto de este miércoles a iniciar este camino, que «incluye el pulso que significa el jubileo de san Ignacio y su experiencia de conversión». El camino tendrá una primera etapa en cada una de las ocho vicarías de la diócesis, por las que peregrinará una réplica de la cruz de la JMJ. «La Iglesia mira al pasado con conciencia de presente y de futuro», concluye Laura Moreno.