Benedicto XVI: También Roma necesita una nueva evangelización - Alfa y Omega

Benedicto XVI: También Roma necesita una nueva evangelización

El Papa despidió 2012 con el tradicional tedeum, en el que dio gracias por el año que se iba y se refirió al gran reto de 2013: la nueva evangelización. De cara a la comprensión del mundo, Benedicto XVI lanzó una llamativa advertencia: los medios presentan una lectura de la realidad en el que hay predominio absoluto de las malas noticias, y el cristiano no puede conformarse con eso

Redacción

Los medios de comunicación siempre destacan «más un asesinato brutal, la violencia difundida, las graves injusticias…, mientras que, por el contrario, los gestos de amor y de servicio, la fatiga diaria soportada con fidelidad y paciencia, se dejan, a menudo, en la sombra, no emergen». Por eso, el Papa advierte de que «no podemos detenernos sólo en las noticias, si queremos comprender el mundo y la vida». Además, «debemos ser capaces de detenernos en silencio, en la meditación, en la reflexión con calma y detenimiento; debemos saber detenernos para pensar. De esta manera, nuestro espíritu puede encontrar la curación de las heridas inevitables de la vida diaria, puede profundizar en los acontecimientos que suceden en nuestras vidas y en el mundo, y llegar a aquella sabiduría que permite evaluar las cosas con nuevos ojos».

El Papa recordó también que «el cristiano es un hombre de esperanza, incluso y sobre todo ante la oscuridad, que, a menudo, existe en el mundo, y que no depende del plan de Dios, sino de las decisiones equivocadas del hombre, porque sabe que el poder de la fe puede mover las montañas (cfr. Mt 17, 20): el Señor puede iluminar incluso las tinieblas más profundas».

El Año de la fe

Con respecto al Año de la fe, que se extenderá hasta noviembre, Benedicto XVI resaltó que la Iglesia ha recibido de su Señor la misión de evangelizar, y que el Evangelio está destinado a todos los hombres. «Este compromiso apostólico –añadió– es aún más necesario cuando la fe corre el riesgo de quedar en la sombra en contextos culturales, que obstaculizan su arraigo personal y su presencia social».

Con respecto a la diócesis de la que es obispo, el Papa afirmó que «también Roma es una ciudad donde la fe cristiana debe ser proclamada nuevamente y testimoniada de una manera creíble. Por un lado, el creciente número de creyentes de otras religiones, la dificultad de las comunidades parroquiales para acercar a los jóvenes, la difusión de estilos de vida marcados por el individualismo y el relativismo ético, por otro lado, la búsqueda de tantas personas de un sentido para su propia existencia y de una esperanza que no defraude, no pueden dejarnos indiferentes. Al igual que el apóstol Pablo (cfr. Rom 1, 14-15) ¡cada fiel de esta ciudad debe sentirse deudor del Evangelio hacia los demás habitantes!».

Al respecto, el Papa destacó que, desde hace ya varios años, la Diócesis de Roma está comprometida en acentuar la dimensión misionera de la pastoral ordinaria, para que los creyentes, sostenidos especialmente por la Eucaristía dominical, puedan llegar a ser discípulos y testimonios coherentes de Jesucristo. Ahora bien, advirtió: «Para poder anunciar el Evangelio y permitir que aquellos que todavía no conocen a Jesús, o lo han abandonado, vuelvan a cruzar la puerta de la fe y a vivir la comunión con Dios, es imprescindible conocer en profundidad el significado de las verdades contenidas en la Profesión de fe. Entonces, el compromiso para una formación sistemática de los agentes de pastoral, que desde hace algunos años se realiza en las diferentes Prefecturas de la Diócesis de Roma, es una manera preciosa que debe ser perseguida con empeño también en el futuro, para formar a laicos que saben cómo hacerse eco del Evangelio en cada casa y en cada ambiente, incluso a través de centros de escucha que han dado tanto frutos, durante la Misión ciudadana».

RV / Redacción