Expertos piden que no haya retrasos para aplicar la suspensión de las patentes de la vacuna frente a la COVID-19
El Gobierno de Estados Unidos anunció el miércoles que apoyará la suspensión de las patentes de la vacuna frente a la COVID-19. El Instituto de Misión Médica de Würzburg pide además una alianza para dotar a los países pobres de la tecnología necesaria para desarrollarla
¿Podría la decisión de Biden de apoyar la suspensión de la propiedad intelectual de las vacunas contra la COVID-19 generar una reacción en cadena? Las declaraciones a favor de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, en una entrevista en Onda Cero, se suman a las del ministro italiano de Sanidad, Roberto Speranza, que ha asegurado este jueves que «Europa también tiene que desempeñar su papel». A través de su perfil de Facebook, Speranza destacó que «esta pandemia nos ha enseñado que solo se puede ganar juntos».
Incluso la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha mostrado más apertura. Hasta ahora, en todos los debates de la Organización Mundial de Comercio la Unión Europea y Reino Unido, al igual que Estados Unidos, se habían mostrado contrarios a la medida. Pero en la inauguración de la conferencia sobre el estado de la Unión, en Florencia, Von der Leyen ha asegurado que la Comisión Europea está dispuesta a «debatir cualquier propuesta que aborde la crisis de manera eficaz y pragmática», recoge EFE.
Se trata de «un paso importante aunque largo tiempo retrasado en la buena dirección», subraya el Instituto de Misión Médica de Würzburg, una entidad católica especializada en atención sanitaria en países en vías de desarrollo. «Parece como si la Administración Biden hubiera comprendido finalmente que la pandemia es una amenaza tan masiva a toda la humanidad que los intereses comerciales individuales deben quedar atrás».
Una alianza para producir la tecnología necesaria
Dan la bienvenida también a «la rápida respuesta de la presidenta de la Comisión Europea», aunque esperan que su disponibilidad se traduzca «en una participación constructiva en las negociaciones». Estas «deben llegar a una conclusión sin más retrasos». Cada día perdido causa más muertes y dolor, y «aumenta el riesgo de mutaciones» que podrían reducir la eficacia de las vacunas existentes. El instituto pide asimismo que una hipotética suspensión de patentes no afecte solo a las vacunas sino también a fármacos y medios diagnósticos.
Además, «la comunidad internacional no debe detenerse en permitir la libertad de acción de los países más pobres solo para dejarlos solos ante el desafío» de producir las vacunas, tratamientos y tests. «Son los estados con las mayores capacidades tecnológicas y financieras quienes deben asumir la responsabilidad». Por ello, piden «una alianza de instituciones de investigación científica, agencias gubernamentales y el sector privado, con participación de la sociedad civil y total transparencia, para producir las tecnologías médicas requeridas» para fabricar estos productos.
Petición renovada de la India y Sudáfrica
La India y Sudáfrica, apoyados por decenas de naciones en desarrollo, llevan desde octubre del año pasado pidiendo a la OMC que suspenda las patentes de vacunas, test y tratamientos contra la COVID-19 con el fin de que puedan producirse en otros países. Actualmente, los miembros de la OMC están evaluando una nueva propuesta de la India y Sudáfrica, cuyo contenido exacto no se ha desvelado pero con la que esperan captar el apoyo de los países hasta ahora reticentes.
Fue la Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, Katherine Tai, quien informó de que Washington considera necesario aumentar la producción de vacunas para acabar con la pandemia en todo el mundo, pese a dejar claro que sigue creyendo «firmemente» en la protección de la propiedad intelectual. «Esta es una crisis de salud global y las circunstancias extraordinarias de la pandemia de la COVID-19 exigen medidas extraordinarias», argumentó Tai.
Se trataba de una promesa que había hecho en campaña. Pero que solo ha cumplido con 250 millones de dosis administradas y con el 32,3 % de la población ya tiene las dos dosis, y el 44,7 % al menos una, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. En el país norteamericano no existen desde el 19 de abril ningún tipo de restricciones para que todos los mayores de 16 años accedan a la vacuna de manera gratuita. Tiene acumuladas, además, más de 70 millones de dosis de Pfizer, Moderna y Johnson&Johnson. Y millones de AstraZeneca, que aún no ha recibido aprobación.
Caídas en bolsa
El anuncio fue acogido con fuertes caídas de las acciones de las farmacéuticas Pfizer y BioNTech, además de Moderna y Novavax en la bolsa de Wall Street. Pfizer había dado a conocer la víspera un fuerte aumento de sus beneficios durante el primer trimestre del año gracias a las ventas de la vacuna, que ya se ha convertido en su principal fuente de ingresos. En el conjunto del año, espera ingresar unos 26.000 millones de dólares teniendo en cuenta los contratos firmados hasta el momento.
El sector farmacéutico se opone a la suspensión temporal de patentes porque considera que podría dañar su modelo de negocio. Además, alega que no solucionará los problemas de distribución a corto plazo, porque se necesitan medios y conocimientos técnicos muy específicos para producir las vacunas anti-COVID. Pero desde el el Instituto de Misión Médica de Würzburg recuedan que «las principales inversiones en investigación básica y desarrollo de vacunas se han financiado públicamente. En contraste las farmacéuticas, algunas de las cuales» han aprovechado «su posición de monopolio, han registrado solo gastos muy limitados sin relación razonable con sus beneficios».