Las empresas de comercio justo, un «escudo protector» frente a la crisis
Más de 200 organizaciones celebran este sábado el Día Mundial del Comercio Justo. Piden el respaldo de las instituciones a un modelo económico que «disminuye las desigualdades sociales, beneficia al planeta y es respetuoso con los trabajadores»
«Las organizaciones de comercio justo hacemos un llamamiento a representantes políticos e instituciones internacionales para que la recuperación de la economía y el comercio en la era poscovid priorice los derechos humanos, la protección del planeta y se base en los valores de la economía solidaria»: esta es la petición de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo ante el Día Mundial de Comercio Justo que se celebra este sábado.
En un contexto marcado por la pandemia, Ana Sancho, del equipo de Economía Solidaria de Cáritas, una de las más de 200 organizaciones que integran la plataforma, explica que «se está demostrando que las comunidades involucradas con el comercio justo están resistiendo mejor la crisis que las empresas convencionales».
Sancho añade que, en el comercio habitual, «el objetivo de las empresas es el lucro, cuando en el comercio justo el compromiso es con las personas y con el planeta».
Así, los criterios de funcionamiento del comercio justo «han sido clave» para esta resiliencia del sector. Entre ellos están «el compromiso de no cancelar pedidos ya comprometidos, el adelanto de financiación para comenzar la producción, o la práctica de la prima, una pequeña cantidad que se repercute en el producto final y que va en beneficio de las comunidades locales».
Todo esto «ha permitido seguir pagando los salarios, aunque a veces hayan tenido que reducirse un poco», por lo que «ha habido personas en situaciones muy críticas que se han visto beneficiadas por esta forma de trabajar. Esto ha supuesto un escudo protector frente a los efectos más duros de la crisis».
En el otro lado de la cadena están los consumidores. «Hay muchas personas que al ver los estragos de la crisis se han concienciado acerca de su forma de consumir y han mirado más a este tipo de productos». Sin embargo, «es insuficiente, pues todavía queda un largo camino por recorrer. Este modelo aún no es muy conocido y necesita el respaldo de las instituciones», señala Sancho.
Para la miembro del equipo de Economía Solidaria de Cáritas, «el comercio justo funciona, pero la pandemia continúa. Las comunidades productoras pueden resistir pero es necesario que las instituciones políticas nacionales e internacionales las apoyen».
Al final, se trata «apostar» por un modelo económico que beneficia a todos, porque el comercio justo «disminuye las desigualdades sociales y beneficia al planeta, y es respetuoso con las personas al ofrecer condiciones justas y trabajo digno. Son productos que transforman la economía».