El Vaticano pide «apoyo financiero» para la industria del circo - Alfa y Omega

El Vaticano pide «apoyo financiero» para la industria del circo

El cardenal Peter Turkson reclama protección para las familias que se dedican a este arte tan golpeado por la pandemia con motivo de la Jornada Mundial del Circo

Redacción
Un grupo de circenses en el Vaticano durante una audiencia con el Papa Francisco. Foto: CNS / Paul Haring

Este sábado se celebra la Jornada Mundial del Circo y el Vaticano ha querido en este día recoger las demandas de un sector especialmente golpeado por la pandemia. Así, el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, reclama en un mensaje apoyo financiero para las familias que se dedican a este noble arte.

Turkson es consciente de que la prolongación de la pandemia, así como las medidas restrictivas para evitar grandes aglomeraciones, están poniendo en peligro numerosas empresas, a menudo familiares, «que han tenido que endeudarse a la espera de tiempos mejores».

«Para proteger este arte, que nació en Europa hace más de 250 años y que lleva alegría a adultos y niños, es fundamental el apoyo financiero tanto por parte de la Unión Europea como de cada país, llamados a proteger a los débiles así como a los sectores más vulnerables de la economía», reclama.

En este sentido, recordando las palabras del Papa Francisco, señala que todos estamos «en la misma barca, frágiles y desorientados, pero importantes y necesarios». «Nadie se salva solo. […] En medio de nuestra tormenta, [el Señor] nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar», añade.

Así, espera que esta crisis y el sufrimiento que está generando «no sea estéril», sino el «presagio de un cambio en lo creativo» en el que se construyan «relaciones reales y nuevas con los demás».

A los circenses anima a llevar el circo y su alegría cuanto antes a los lugares donde sufren los niños y los ancianos, abuelos y nietos, «que son los espectadores más frecuentes bajo la carpa» y también los que «han pagado un precio muy alto y tienen sed de una explosión pura de alegría como la que puede dar el circo».