Amador Fernández: «No estamos buscando la uniformidad»
El nuevo superior provincial de San Juan de Dios asume el reto de liderar la orden tras la unificación de las tres provincias: «La idea es que nada de lo bueno se pierda»
Su nombramiento es el resultado de la unificación histórica de las tres provincias de la orden en España. ¿Cómo lo está viviendo usted?
Lo podría resumir en tres palabras: confianza, responsabilidad y gratitud. Confianza ante el reto de impulsar este proyecto en el que la orden ha puesto tantas esperanzas y para el que contamos con la participación de muchos expertos en distintos ámbitos. Pero sobre todo, confianza en Dios porque, aun con nuestras limitaciones, podrá llevar adelante su obra. Diría también responsabilidad, en relación a la misión de la orden y también con la Iglesia. Llevamos mucho tiempo secundando el magisterio del Papa, en el que se invita constantemente a salir al encuentro de las personas más vulnerables. Y gratitud por la confianza depositada en mi persona y porque se me brinde la oportunidad de prestar este servicio.
¿Cuál es el motivo de esta unificación?
Intervienen varios factores. Destacaría dos. En el capítulo en el que tomamos esta decisión, nos pareció que con ella salía reforzada la misión de la orden. Además, se amplía la comunidad carismática y la posibilidad de intercambiar experiencias y conocimientos. Por otro lado, al mejorar la la coordinación se podrán prestar unos servicios de mayor calidad a las personas a las que atendemos. También queremos que este proceso signifique una renovación espiritual para los hermanos. El superior general nos insistió mucho en ello en la asamblea provincial de hace una semana.
¿Qué peso tiene en la decisión de la unificación la pérdida de religiosos de la orden?
Tiene su peso, hay que ser realistas. Este descenso numérico que nos acompaña desde hace bastante tiempo, en concreto a nuestra orden, pero también a la Iglesia de España en general, es un factor que hay que tener en cuenta. Vamos siendo menos y envejeciendo. La media de edad es bastante alta. Por eso, con la unificación garantizamos el futuro de esta provincia por un tiempo más prolongado que si mantuviéramos el camino independiente de las tres provincias anteriores. De todas formas, tenemos esperanza de que pueda haber un resurgir vocacional. Hasta entonces, la situación no es buena y hemos iniciado recientemente un proyecto de noviciado europeo para todas las provincias del viejo continente.
Son menos, pero son una orden hospitalaria y, como tal, han plantado cara a la pandemia.
La verdad es que hemos estado muy centrados en los que es nuestra misión, que se puede resumir con tres verbos: curar, cuidar y acompañar. Durante la pandemia hemos priorizado la atención a los pacientes infectados, siguiendo las indicaciones de las autoridades pero sin descuidar otras patologías, lo cual ha sido muy complicado en el inicio de la COVID-19. En aquellos momentos, muy duros, la gravedad de los cuadros era mayor y también la mortalidad. Además, hemos puesto todos nuestros recursos a disposición de la sanidad pública para que se pudiera atender al mayor número de pacientes infectados.
Además, cuentan con otro tipo de dispositivos, más allá de los hospitalarios.
Por ejemplo, tenemos un psiquiátrico en Ciempozuelos con más de 1.000 pacientes. Imagínate el reto que ha sido para nosotros diseñar, implementar y aplicar medidas de protección para atajar la pandemia en nuestros recursos destinados a la salud mental, a la atención a personas con discapacidad, o en los recursos que tenemos para personas sin hogar. Algunos de ellos son dispositivos solo diseñados para pernoctar, pero en cuatro días los hemos tenido que convertir en residenciales. Por último, se han puesto en marcha otras iniciativas destinadas a paliar la soledad de las personas, para acompañar en el duelo… Esta situación de estar encerrados generó sufrimiento en muchas personas.
Quizá todavía es pronto para cantar victoria, pero ¿cómo vislumbra la era post-COVID-19?
Creo que desde ya mismo tiene que tomar mucho más peso el tema de afrontar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia sobre la vida de las personas. Tenemos que reforzar nuestro servicio de apoyo a los más vulnerables, por ejemplo a través de comedores sociales o distribución de alimentos. Todo esto ya lo tenemos presente en muchos centros, pero hay que reforzarlo.
¿Y el futuro de la orden? ¿Ha podido ya delinear su proyecto?
Todavía no hay ningún plan de gobierno diseñado por mí y por mi equipo, pero sí tenemos una hoja de ruta. Durante el tiempo de preparación de la asamblea provincial hemos tenido en funcionamiento unos grupos de trabajo en los que han participado cerca de 300 personas, expertas en distintos campos, que nos han aportado líneas de acción para poder avanzar en el gobierno de la provincia única. Por mi parte y la del equipo, nuestro objetivo es confluir hacia una mayor sinergia, coordinación y colaboración de las provincias, pero no estamos buscando la la uniformidad, porque esto nos parece que limita. La idea es más bien que nada de lo bueno se pierda. Y avanzar firmes, con prudencia, con respeto, con participación y con transparencia. Esas serían un poco las primeras intuiciones.