Fantasmas azules es una novela coral que orbita en torno a María, una periodista que se embarca en una corresponsalía en Kabul para superar una ruptura sentimental, dejar atrás Madrid y olvidarse de todo. Ni su capacidad de entrega ni su sencilla generosidad tienen correspondencia en Ulises, un veleta que, por no sentir las mariposas en el estómago del comienzo de la relación, entiende que ya no la quiere; así que, a pesar de que lo suyo siempre fueron los trabajos de cercanía, la joven decide poner tierra de por medio, acepta la oferta profesional que le hace la redacción donde ejerce de reportera esporádica, y, en principio, hace la maleta pensando en una oportunidad de sublevarse ante el desplante: «sacar pecho y erguirse de nuevo». Pero dejará de mandar sus «crónicas de la cebolla» (así tituladas por las múltiples capas en las que se enfundará diariamente), desaparecerá en el gran enigma que es esa ciudad devastada en proceso de reinvención, y Ulises se obsesionará con su búsqueda durante un tiempo, exactamente el que tardará en comenzar la misma dinámica tóxica con otra mujer, Claudia, con quien empezará a construir otra nueva arquitectura de lo efímero –porque él solo sabe quererse a sí mismo–.
En el frenesí de la añoranza, pedirá a un compañero, coordinador de Naciones Unidas, Simón Montero, que encuentre a su exnovia, y este aceptará por prurito personal, encantado de convertirse en héroe ocasional, ya que no ha dejado de ser un niño acomplejado. Acompañará en la aventura a Mahmud, un guerrillero recién descendido de las montañas que busca empezar de cero. También desfilarán por estas páginas el vendedor de alfombras Ibrahim, la anciana Jana y Míster Marta, médico de una ONG.
Asistimos a un teatrillo en el que los personajes masculinos son tradicionalmente colocados –eligen estar y, de hecho, están siempre– debajo del foco; mientras que los femeninos son desenfocados por defecto. ¿María sale de foco por decisión propia? Ella, que fuera tan deslumbrante en su lugar de origen, donde iba dejando huella a su paso, se irá desvaneciendo poco a poco. Es, desde que pisa territorio afgano, como ese rayo de luna de la leyenda becqueriana, al que todos persiguen, cada vez más hechizados cuanto más imposible, inalcanzable y evanescente aparece ante sus ojos. Se trata de un romanticismo insano que aboca a la soledad, a la se condenan tanto Ulises como Simón y Mahmud, bien por inmadurez, bien por un pasado traumático, bien por la pena de haber convivido con la muerte durante demasiado tiempo. Tal vez por todo a la vez, en alguno de los casos.
Pero, sobre todo, esta novela es una justicia poética con todas esas mujeres, de Oriente y de Occidente, «que, de tanto no estar, de tanto tener que pasar por la vida de puntillas, acaban desapareciendo, desvaneciéndose, como si de tanto no poder ser más que sombras, se terminaran deshaciendo».
Fantasmas azules es el tercer libro de Paula Farias, «médico, trabajadora humanitaria y contadora de historias por vocación». Su currículum marca el tono, sereno y contenido, de la narración. Comenzó a trabajar para Médicos Sin Fronteras en la guerra de los Balcanes, lo que la llevó a coordinar emergencias en epidemias y conflictos armados, incluyendo la guerra de Afganistán, que subyace en este relato. Farias fue presidenta de Médicos Sin Fronteras y, cuando estalló la pandemia de la COVID-19, coordinó su operativo de emergencia en Madrid.
Paula Farias
Alianza Editorial (AdN)
2021
144
16,15 €