Nueva música católica: mejor sonido para el mensaje de siempre
Algo ha cambiado en España en los últimos años a la hora de compartir la fe a través de la música. Ya no se precisa solo una guitarra, una voz bonita y unas letras amables. Hace falta más.
«Hace 20 años la música católica se reducía casi a lo litúrgico», explica David Santafé, músico profesional que en el año 2000 se lanzó a la aventura de crear un estudio «para dar calidad» a las composiciones de artistas católicos jóvenes. «La mayoría hoy ya ha captado la necesidad de profesionalizarse, de cuidar los arreglos y la calidad de las grabaciones, para hacer algo equiparable a lo que se escucha en las emisoras. Y se cuidan más la calidad de las canciones. Ya no vale solo hablar de Dios y ya está, porque eso puede ser un pestiño y no transmitirte nada», añade David.
En muchas parroquias comienza a sonar desde hace tiempo una música para la alabanza y la adoración, y al mismo tiempo están surgiendo músicos seculares, como Aaira o El árbol de Zaqueo, con un bagaje musical más grande. En este movimiento del panorama de la música religiosa en España se enmarca el próximo proyecto de Santafé, en colaboración con el Departamento de Juventud de la CEE: el álbum El ahora de Dios, con artistas católicos noveles que aún no han publicado nada y que «va a ser una ventana para las nuevas generaciones», explica el productor.
La puesta en escena ha cambiado también. Ya no solo es posible oír música religiosa en una iglesia, sino que también se puede hacer en una playa, de noche, con buena iluminación y sonido. Es lo que pasa en Almería desde hace cinco años en el multifestival Laudato Si. Uno de sus organizadores, el cantautor Marcelo Olima, afirma que «hoy evangelización y música van de la mano», porque la música «te toca los sentimientos y eso es muy necesario para evangelizar. A veces la gente no necesita horas de predicación, sino tan solo una canción que te llegue al corazón. Es verdad que no podemos quedarnos solo en la emoción, pero es una puerta que tenemos que abrir para llegar a la gente hoy».
La necesidad de unir el mensaje de siempre con un lenguaje actual fue lo impulsó a un matrimonio, Aitor y Loida, a fundar el grupo Radär y a introducir en España la iniciativa 24/7, una propuesta ecuménica que une oración, arte y música. Durante muchos años observaron que en la Iglesia «había un problema no con el mensaje, pero sí con el lenguaje, porque hablar de Dios y de su plan de salvación con las canciones y el estilo de siempre no conseguía llegar a la gente más joven», afirma Aitor.
Ahora «la cosa está cambiando», y ya se puede escuchar música religiosa «con más elementos de conexión» con los sonidos de ahora. «El problema ahora es disfrazarse de rapero o de rockero si no lo eres para llegar a este público. Es como tirar la caña donde sea para ver qué pescas, eso huele de lejos». En cambio, «si llevas la música en la sangre puedes compartir tu mensaje y resultar creíble».
De algún modo, eso es lo que ha pasado con raperos como Grilex o Not From This World, que han conseguido enganchar con un público joven de una manera muy participativa. También con multitud de descargas y conciertos a reventar están los jóvenes de Hakuna, que han dado a las adoraciones de muchas parroquias un aire muy renovador. En medio de este panorama, hay espacio para joyas como Cuerda auxiliar, del dúo Besaya, una auténtica bomba espiritual de un grupo secular de la nueva hornada que deja a cada cual la interpretación de sus letras. Y hay más, muchos más, que sin duda darán que hablar –y que rezar– en los próximos años.
Lee aquí el Apunte de Carlos de Juan, de Aira