El obispo auxiliar de Buenos Aires defiende la vida ante la Cámara de Diputados de Argentina
«La costumbre de establecer grados de distinto valor entre los seres humanos de acuerdo con sus características, capacidades o desarrollo, ya ha llevado a las peores aberraciones», señaló monseñor Gustavo Carrara
El obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara, intervino este miércoles vía online ante la Cámara de Diputados para expresar su opinión acerca de la polémica ley de legalización del aborto en Argentina, que ha vuelto a presentarse después de que en 2018 fracasara el primer intento por aprobarla.
Carrara, que se trata del primero obispo villero –hasta el punto de que vive en uno de los barrios populares de la capital bonarense–, defendió la «dignidad inalienable del niño por nacer desde su concepción».
Esta misma posición es la que mantienen los curas villeros cuando «decimos no al racismo; cuando decimos no al gatillo fácil; cuando pedimos condiciones dignas para los privados de libertad; cuando nos involucramos para que no haya “ni un pibe menos por la droga”; o cuando levantamos una escuela para los chicos y chicas de los barrios». Porque cuando se niega el derecho más elemental –el derecho a vivir–, explicó el obispo, «todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo».
Al final se trata de la defensa de «la dignidad de cada ser humano más allá de cualquier circunstancia», aseguró. De lo contrario, «si aparece alguna excusa para eliminar una vida humana, siempre aparecerán razones para excluir de este mundo» a aquellos «que molesten». Entonces, «mandarán las circunstancias», advirtió Carrara al mismo tiempo que recordó que «la costumbre de establecer grados de distinto valor entre los seres humanos de acuerdo con sus características, capacidades o desarrollo, ya ha llevado a las peores aberraciones».
¿Qué cambia de un día para otro?
El proyecto de ley prevé legalizar el aborto hasta las primeras 14 semanas de gestación. A este respecto, el obispo auxiliar se preguntó «en qué se apoyaría la ley para decir: no es legítimo quitarle la vida a un ser humano cuando tiene más de 14 semanas, pero que sí se lo puede interrumpir cuando tiene un día menos». Y añadió: «Si una ley puede definir en qué momento una vida humana puede ser eliminada, entonces todo queda sometido a las necesidades circunstanciales, a las conveniencias de los que tengan más poder, o a las modas culturales del momento».
Las enseñanzas de la pandemia
Durante su intervención, Gustavo Carrara también advirtió contra el «discurso, por momentos dominante, que reitera la palabra “libertad” como un valor supremo». Sin embargo, la pandemia «nos mostró el orden verdadero: Primero la vida, luego la libertad. No hay libertad sin vida. La libertad no es un bien ilimitado, tiene el límite del otro. Y la genética muestra que el embrión tiene un ADN distinto del de su madre y se mantendrá al nacer y durante toda su vida».
Para el prelado, otra de las enseñanzas de la actual pandemia es que los seres humanos somos «relación, vínculos, espíritu», algo que choca con los «argumentos que tratan el aborto como un tema de salud» desde un «enfoque aislado». No, «la salud no se puede alcanzar descartando a otro ser humano». «No es humano favorecer a un débil en contra de otro más débil aún», clamó Carrara.
Egoísmo disfrazado de libertad
Al final de su intervención, el obispo auxiliar de Buenos Aires pidió acompañar y poder ayudar con su embarazo «a las mamás que sufren situaciones dramáticas» y no organizar un país en base al egoísmo disfrazado de libertad».