David Safier nos trae un cuento luminoso con dos peculiares personajes, directamente llegados de la Prehistoria en un bloque de hielo: la cazadora Urga y, en sus brazos Tröt, el pequeño mamut huérfano. 33.000 años después de ser sorprendidos por una tormenta que los congela juntos en un iceberg, son rescatados por la tripulación de un crucero donde conocerán al conferenciante motivacional y desastroso empresario Felix; su locuaz hija Maya, de 11 años, y el infeliz capitán Oyvind Lovskar. Entrará pronto en escena Amanda Cole, ambiciosa exnovia de Felix y directora de la mejor startup en el campo de la criogenización, y con ella, el Ejército de los Estados Unidos, persiguiendo intereses muy distantes a los altruistas del trío protagonista respecto a los viajeros de la Edad de Piedra.
Desmarcándose de los peligros y las amenazas, la aventura pasará por hacer que la luchadora Urga encuentre su sitio en este presente donde ya no existen ninguno de sus seres queridos, que el simpático mamut de colmillos minúsculos halle una familia adecuada a sus necesidades, y que el resto aprendan unos de otros para aceptarse a sí mismos y descubrir entre todos el secreto de la verdadera felicidad: hacer felices a los demás.
Merece la pena entrar en el juego aparentemente naíf de Safier de la mano de sus hilarantes criaturas que sueñan «un mundo mejor, en el que todas las personas sean iguales, y buenas las unas con las otras, donde se pueda comer todo el chocolate suizo que uno quiera, y sin engordar ni un solo gramo». Porque hay mensajes humanos bien elaborados detrás de cada anhelo loco, como el de fundar la isla de Fratala, donde los deseos se hacen realidad. Hay un puntito de rebeldía, adolescente pero constructiva, detrás de los giros más surrealistas, como el que lleva al pasaje de los niños youtubers haciendo chantaje con sus móviles a los hombres del Pentágono por una causa justa.
Safier es un autor sensible e inteligente, que nos invita a reírnos de nosotros mismos mediante caricaturas con las que desdramatiza problemas de nuestro tiempo y agranda esperanzas, a la vez que desmonta clichés como los del perdedor o la empollona con ortodoncia. Fiel a su estilo, no decepciona. El resultado es una novela entrañable y divertida, que destila una bondad sencilla con un estilo directo que agiliza la lectura. Resulta meritoria su capacidad de sintetizar con frescura y, a la vez, cierta profundidad, temas graves como la soledad o la desesperación, problemáticas sociales como el cambio climático o el feminismo, y conflictos familiares como el repudio de un padre o el impacto de un divorcio en los más pequeños de la casa. A la vez, hay que celebrar sus ataques, a golpe de humor y alegría, al negocio del coaching y la elocuencia de la autoayuda con gags que pueden arrancar desde la sonrisa hasta alguna carcajada.
Seguir los dictados de nuestro corazón, acariciar a un animal, cantar canciones alegres, hacer payasadas, quitar dolor al prójimo, inspirar vocación de servir a los hijos: Safier no filosofa ni hace grandes revelaciones que no sepamos, sino que prescribe cosas así de elementales. Ni siquiera se esfuerza en que no parezcan perogrulladas la mayor parte de las ocasiones, pero es encantador cómo nos las aconseja, cómo nos incita a que pasemos todo el tiempo posible con las personas que amamos, cómo nos invita a lucir una estupenda sonrisa para afrontar lo que nos molesta, cómo nos describe senderos coloridos para recuperar las ganas de vivir y cómo nos ilustra que el amor es el camino de la felicidad al ritmo de All you need is love de The Beatles y de Se bastasse una canzone de Eros Ramazzotti.
David Safier
Seix Barral
2020
352
17,50 €