En el Teatro Fígaro se estrena De par en par, una producción de Darek Teatro basada en monólogos de Indira Páez, exitosa autora venezolana. Otra venezolana, Ileanna Simancas, actriz y productora, se encarga de la versión y de la dramaturgia que lo unifica todo.
Una familia, unida a pesar de las diferencias y las distancias, a pesar de los celos y las amarguras, a pesar de un padre de familia alcohólico y una madre apocada y blanda, se reúne el día de la muerte de su padre, para festejar el coincidente cumpleaños de su madre –Julia Trujillo-.
Obligados a estar juntos ese día por las circunstancias, las tensiones entre ellos van surgiendo, la guapa –Cuca Escribano– casada y pija, es una infeliz porque tiene un hombre perfecto, una vida perfecta y un mundo perfecto. La fea –Esperanza Elipe-, es una exitosa abogada sola y amargada que no se arregla porque se siente el patito feo de la familia y en su día fue abandonada por el hombre que amaba. La hija pequeña –Ana Ruiz-, bebe como ese padre al que es la única que idealiza -probablemente porque es la que menos tiempo ha pasado con él-, le gusta ser deseada, y se jacta de su desprecio a los hombres. La sobrina -la propia Ileanna Simancas-, ha descubierto que le gusta su propio sexo, y el hijo –David Fernández Fabu– aparece vestido de mujer para contar a su familia que es transexual y se dedica a la prostitución.
Los monólogos sirven para presentar cada personaje, pero al estar colocados de forma aleatoria en toda la obra, llegan a veces tarde en su intención, y el espectador ya sabe lo que va adecir el personaje; lo que no sabe es cómo, por lo que son capaces de arrancarte la carcajada o la sonrisa triste, según se tercie. Las canciones de las que todos cantan un pequeño trozo están interpretadas de forma dramática, incluso penosa en algunos casos, y brillante en otros, como es el caso de Ana Ruiz, que deja boquiabierto al público con la personalidad y belleza de su voz. Las piezas musicales resultan un poco inconexas, como fuera de la historia.
Es una pieza que se promociona como de humor negro, por la ironía de los monólogos y que, sin embargo, es más un compendio de todo lo más teatral; comedia, drama, enredo, musical… Una obra salpicada de demasiadas cosas, historias y personajes. El público está, en el Fígaro, bastante lejos de unos diálogos personales que ganarían en el tú a tú, como los originales de Indira Páez, más de café teatro.
Aún y todo la historia tiene su miga, esos enredos de familia que todas tienen, esas diferencias acentuadas entre hermanos de la misma sangre, esa madre que acepta todo porque… es madre, es mayor y ha aguantado carros y carretas. Todo ello deja un camino abierto a la esperanza, a la nueva vida que llega como la que pasó, desestructurada, pero que puede corregirse porque ya sabemos dónde está el error. Repetimos o no los fallos de nuestros padres, les perdonamos y seguimos intentando hacerlo mejor, pero sabiendo que cometeremos otros, si no iguales, distintos. Porque no es posible luchar en contra de la sangre y aceptar, aprender y amar en definitiva, es lo que se hace en familia. En fin, una obra sobre mujeres de todo tipo y condición y sobre una familia especial, con risas y sonrisas para todos.
★★★☆☆
Teatro Fígaro
Calle Doctor Cortezo, 5
Tirso de Molina
OBRA FINALIZADA