Juan Pablo Escobar: «Mi padre es una especie de marca no registrada que se difunde de forma irresponsable»
La Fundación Lo Que De Verdad Importa celebró este domingo su congreso más especial e importante ante más de 15.000 internautas de 50 países diferentes. Juan Pablo Escobar, hijo del mítico narcotraficante Pablo Escobar, fue el encargado de abrir el evento. También participó Bosco Gutiérrez, arquitecto mexicano que permaneció nueve meses secuestrado en un zulo de dos metros cuadrados; y Pedro García Aguado, campeón olímpico de waterpolo que tuvo que dejar el deporte profesional por sus adicciones
Juan Pablo Escobar, hijo del mítico narcotraficante Pablo Escobar, fue el encargado de abrir la edición especial –virtual– del Congreso Lo Que De Verdad Importa, y presentó una imagen de su padre que en nada se parece a cuantas producciones cinematográficas han versionado su vida. «Muchos jóvenes se acercan a la figura de mi padre a través de las series de televisión y piensan que su vida fue de color de rosas». Nada más lejos de la realidad, aseguró Juan Pablo este domingo ante los más de 15.000 internautas de 50 países diferentes que participaron en el evento.
«Me puse a hacer cálculos sobre cuánto tiempo había disfrutado mi padre de su vida y llegué a una triste conclusión de que él solo pudo disfrutar del 10 % de su vida». Pero si uno ve Narcos «parece que mi padre pasó su vida de fiesta, escondiéndose en mansiones, acompañado de chicas bonitas, con automóviles lujosos y aviones privados, pero eso solo fue una pequeñísima parte de su vida».
A pesar del dato, «hoy muchos jóvenes ven en mi padre como un ejemplo y el narcotráfico como un camino de salvación». Pero no lo es. «Yo pude ser Pablo Escobar 2.0. Tuve la oportunidad de convertirme en un personaje aún más nefasto que mi padre», pero Juan Pablo no lo hico, explicó durante el congreso, «sé cómo comienza esta historia y también cómo termina. No conozco narcotraficantes jubilados. Conocí muy de cerca las consecuencias de la violencia».
La violencia y el hambre
Durante el evento, Juan Pablo Escobar confesó que «siempre pensé que los lujos y las ostentaciones durarían para siempre, pero en realidad duró cinco minutos y la violencia, e incluso el hambre, fue el pan nuestro de cada día. ¿Para qué quiero yo una mansión si nadie me está esperando en ella y si el coste de conseguir esa mansión implica poner en riesgo mi vida, mi libertad y la de mi familias?», se preguntó. «Eso justo fue lo que pasó».
Como ejemplo, Juan Pablo Escobar reveló una anécdota: «En una ocasión –por aquel entonces se ofrecían 20 millones de dólares por la cabeza de mi padre y 4 por la mía– nos encontrábamos en una mansión escondidos. La Policía nos había rodeado por completo y estaba haciendo una redada en todo el barrio. En casa teníamos 4 millones de dólares tirados por el suelo. Con ese dinero podríamos haber comprado todo el stock de comida de la ciudad, pero como la investigación policial duró toda una semana, no podíamos salir al comercio de enfrente a comprar ni siquiera un trozo de pan y un poco de agua. Y literalmente nos empezamos a morir de hambre», confesó Escobar.
«Yo lamento que ninguna serie o película o documental haga mención de momentos como ese porque fueron reales y, además, marcaron profundamente mi vida». Ante experiencias como esta, Juan Pablo decidió no seguir los pasos de su padre y tomó «una posición de responsabilidad frente a la historia de mi padre para contarla con la mayor seriedad posible. Mi padre es una especie de marca no registrada que se difunde de forma irresponsable, y eso confunde a los jóvenes».
La verdad, concluyó Juan Pablo Escobar, es que «el dinero no es garantía de la felicidad, y mucho menos si es mal conseguido». Al contrario, «en nuestro caso ha generado violencia y yo tengo la responsabilidad moral de pedir perdón a todas las víctimas de mi padre». También en las circunstancias que vivimos actualmente «nos damos cuenta de que las prioridades han cambiado». Antes del coronavirus «parecía que lo bueno era tener éxito, tener dinero y un montón de cosas materiales. Pero hoy, en plena pandemia, ¿qué importa? Nos damos cuenta de la importancia de la familia, los afectos, la salud, la ciencia».
El congreso más importante
En el Congreso, el más grande de cuantos ha celebrado la Fundación Lo Que De Verdad Importa hasta ahora, también ofrecieron su testimonio Bosco Gutiérrez, arquitecto mexicano que permaneció nueve meses secuestrado en un zulo de dos metros cuadrados; y Pedro García Aguado, campeón olímpico de waterpolo que tuvo que dejar el deporte profesional por sus adicciones.
«Es la edición más importante y especial de cuantas hemos celebrado desde 2007. Queremos que sea un homenaje a todos vosotros, sobre todo a los que estáis pasándolo mal en este momento», dijo al comienzo del Congreso la directora general de la fundación LQDVI María Franco. «Queremos transmitiros que hay esperanza, que vamos a salir de esta».