Carlos Acutis, el santo de la Playstation - Alfa y Omega

El santo de la PlayStation: los Milagros eucarísticos de Carlo Acutis llega ya a 10.000 parroquias

La próxima beatificación del joven Carlo Acutis pone de actualidad la exposición Milagros eucarísticos, que creó y diseñó antes de morir a los 15 años y que recorre durante estos meses distintas ciudades de toda España

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Una joven de un colegio de Alcorcón ante uno de los paneles de la muestra
Una joven de un colegio de Alcorcón ante uno de los paneles de la muestra. Foto: miracolieucaristi.org.

La semana pasada la Congregación para las Causas de los Santos hizo público el decreto que permitirá beatificar al joven Carlo Acutis, gracias a su intercesión por la curación extraordinaria de un niño en Brasil aquejado de una malformación congénita denominada páncreas anular.

En realidad toda la vida de Carlo, fallecido a los 15 años de edad por una leucemia fulminante, tiene algo de milagro. De hecho, el joven se ha dado a conocer en la Iglesia en todo el mundo gracias a la exposición sobre Milagros eucarísticos que él mismo creó y diseñó.

Fue en 2002, después de visitar el Meeting de Rímini, cuando a Carlo se le ocurrió montar una exposición sobre hechos extraordinarios relacionados con la Eucaristía acaecidos en todo el mundo y reconocidos por la Iglesia. Fue una labor que le llevó dos años y medio, y para la que tuvo que solicitar la ayuda de su familia.

El resultado del trabajo de Carlo es una obra de más de 160 paneles con referencias a hechos extraordinarios de 20 países, y cuyas fotografías y descripciones históricas ya han recorrido más de 10.000 parroquias en todo el mundo. Durante los últimos meses ha hecho parada en diversas localidades de Madrid, Málaga, Albacete o Ciudad Real, y próximamente visitará Tarrasa, Zaragoza, Valencia, Santander, Asturias y Alicante.

Foto: CNS

Un milagro ante la duda

Este interés nacional por la exposición coincide con el dato de que España es, después de Italia, el país con mayor presencia en la muestra. Se citan milagros muy conocidos, como las Sagradas Formas de Alcalá de Henares, los corporales de Daroca o la Sagrada Hostia de Gorkum, custodiada en El Escorial. Junto a ellos otros más desconocidos, como el mantel manchado de sangre de Ivorra –el más antiguo, datado en el año 1010– o el más moderno, de 1907, de las Hostias incorruptas de Silla.

Fuera de nuestro país destacan el milagro eucarístico que tuvo lugar en la parroquia Santa María de Buenos Aires, por el que las especies eucarísticas se transformaron en tejido humano y que el entonces obispo auxiliar, Jorge Mario Bergoglio, mandó estudiar y analizar a un experto independiente.

La mayoría de los milagros de la muestra tiene su origen en alguien que duda de la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino. Por eso el dominico Roberto Coggi, autor de El tesoro escondido; pequeño catecismo eucarístico, afirma en el panel introductorio que «los milagros eucarísticos son intervenciones prodigiosas de Dios que tienen por finalidad reforzar la fe en la presencia real del cuerpo y la sangre del Señor en la Eucaristía».

La exposición concluye con varios apartados dedicados a comuniones prodigiosas de algunos santos, a la relación de la Virgen María con la Eucaristía y a su presencia en la vida de santos y místicos a los largo de la historia. También recoge experiencias más personales, como la del escritor André Frossard, quien tras su repentina conversión a la fe católica manifestaba su «sorpresa» ante el hecho de que Dios «haya elegido como método inaudito para comunicarse el pan, que es el alimento del pobre».

«La Eucaristía lo capturó»

Desde que recibió la Primera Comunión con tan solo 7 años, Carlo Acutis nunca faltó a la cita con el Señor en la Misa, y siempre que podía hacía un rato de adoración, convencido de que «al estar ante Jesús Eucaristía uno se convierte en santo».

Antonia Salzano, su madre, revelaba recientemente en una entrevista que «a Carlo no hay que mirarlo como alguien perfecto. Era un niño muy conectado a la tierra, un hijo de su tiempo, que jugaba con su PlayStation».

Con todo, en la Eucaristía «recibió gracias especiales». De hecho, «me contaba que cuando estaba frente a la Eucaristía sentía su alma elevada, de alguna manera», que la Misa «llevaba su alma a grandes alturas». «Decía que era como ser transportado. Cristo en la Eucaristía lo capturó», señala Antonia.

Pese a su corta edad, Carlo escribió que «la Eucaristía es mi autopista hacia el cielo», y que «estar siempre unido a Jesús es mi proyecto de vida», algo que logró gracias a su encuentro diario con el Señor en la Misa.

Su particular vivencia eucarística impulsó su creatividad natural, algo que alabó el Papa Francisco en la exhortación Christus vivit, cuando se dirigía a los jóvenes diciendo que «es verdad que el mundo digital puede ponerte ante el riesgo del aislamiento o del placer vacío. Pero no olvides que hay jóvenes que también en estos ámbitos son creativos y a veces geniales. Es lo que hacía el joven Carlos Acutis».

Para el Papa, Carlo «sabía muy bien que esos mecanismos de la comunicación, de la publicidad y de las redes sociales pueden ser utilizados para volvernos seres adormecidos, dependientes del consumo y de las novedades que podemos comprar, obsesionados por el tiempo libre, encerrados en la negatividad. Pero él fue capaz de usar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza», muestra de ello es la exposición sobre milagros eucarísticos. De este modo, Carlo escapó a la trampa en la que caen muchos jóvenes pues, como solía decir, «todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias».