Los obispos ante la eutanasia: «Tenemos que ser capaces de decir a cada enfermo que es una persona valiosa» - Alfa y Omega

Los obispos ante la eutanasia: «Tenemos que ser capaces de decir a cada enfermo que es una persona valiosa»

La Conferencia Episcopal publica los materiales para la celebración de la Jornada de la Vida del próximo 25 de marzo

Redacción
Foto: Juan Flores.

La Conferencia Episcopal Española (CEE) acaba de publicar los materiales correspondientes a la Jornada por la Vida que se celebra el próximo 25 de marzo y cuyo lema es Sembradores de esperanza, título que coincide con el documento episcopal publicado en diciembre y que reflexiona sobre el acompañamiento al final de la vida.

El texto toma como premisa la situación de las personas que atraviesan momentos más o menos prolongados de sufrimiento, y se enfrentan a experiencia difíciles: «A las personas que se encuentran en estas circunstancias les puede resultar difícil encontrar sentido a su sufrimiento y se sienten impotentes, cansados e incluso pueden percibirse como una carga para los demás».

En este sentido, los obispos señalan que «quien sufre y se encuentra al final de esta vida necesita ser acompañado, protegido y ayudado a responder a las cuestiones fundamentales de la existencia, abordar con esperanza su situación, a recibir los cuidados con competencia técnica y calidad humana, ser acompañado por su familia y seres queridos y recibir consuelo espiritual y la ayuda de Dios».

Reclaman, por tanto, una actitud proactiva de los cristianos en este campo: «Tenemos que ser capaces de decir a cada enfermo que es una persona valiosa y que su vida importante, y que haremos todo lo que sea necesario para que viva los últimos momentos de su vida, cuando se encuentre en esa situación, con los cuidados precisos, en compañía, en paz».

Y hacen una llamada al desarrollo de los cuidados paliativos, al alivio del dolor, al fomento de la cultura del cuidado, del respeto, del consuelo a las personas que sufren hasta el final. «Es necesario favorecer la auténtica solidaridad con el que sufre, mediante la cultura del encuentro y del vínculo, en actitud de servicio, de verdadera compasión y promoción humana; aprender y ejercitar el arte de aliviar, de acompañar, de consolar…», añaden.

Finalmente, el texto episcopal señala que la fe tiene mucho que aportar al cuidado del enfermo en fase terminal: «El conocimiento de que la providencia amorosa de Dios respecto a cada persona es compatible con la existencia del dolor y el sufrimiento indica que el dolor tiene un sentido. El cristiano puede afrontar su propia muerte con esperanza tranquila y confiada den Dios».