«Los CIE son un auténtico cementerio de ilusiones»
Varias decenas de personas se concentraron el pasado sábado, 18 de enero, cerca del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche para denunciar que, aunque esté «prevista la reforma de las instalaciones» de varios de estos centros, en ellos se seguirán produciendo «vulneraciones de derechos»
«Son los propios centros los que propician violencia, despojo de la dignidad, desprotección… No han previsto aspectos como la falta de garantías en el internamiento y durante el mismo, o la indebida gestión policial, que perpetúa la criminalización de la persona migrante y no da respuesta a las necesidades que se presentan», lamenta el manifiesto final de la vigilia de silencio y oración que organizaron el sábado Pueblos Unidos, el Servicio Jesuita al Migrante, la Mesa por la Hospitalidad y la red Migrantes con Derechos. Todos ellos reiteraron su apuesta por la hospitalidad, que pasa por «reconocer a todas las personas como hermanos de una misma casa común, para participar activamente en el enriquecimiento mutuo y acabar con la cultura del rechazo».
«Hay que ir a las causas últimas de los desplazamientos forzosos»
En esta línea, el vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la diócesis de Madrid, José Luis Segovia, subrayó que el CIE es un «auténtico cementerio de ilusiones» e incidió en que la fe siempre ha llevado «a proclamar la ética de la hospitalidad, basada en la igualdad radical de todos los seres humanos, en la inquebrantable dignidad que corresponde a todos los hijos e hijas Dios, en su derecho a desplazarse para lograr sobrevivir a un futuro que se presenta sombrío y amenazador en los lugares de origen».
Naturalmente, añadió, «esta visión de la persona no olvida que hay que ir a las causas últimas de los desplazamientos forzosos, que se trata de impedir que nadie tenga que sufrir el desgarro de abandonar su tierra, su familia y sus raíces». «Apostamos por el sueño de Dios que incluye no verse obligado a moverse de casa, unos desplazamientos humanos regulares, seguros y responsables, y una acogida digna y con garantías», abundó.