Objetivo: «Que en las casas de todos los presos de Aragón se pueda decir “Ha llamado papá por Navidad”»
La iniciativa Minutos de esperanza, desarrollada por las diócesis de Aragón, quiere lograr el dinero suficiente para comprar tarjetas telefónicas y que los 2.030 presos de la Comunidad Autónoma puedan desear Feliz Navidad a sus seres queridos
Por tercer año consecutivo, las diócesis de Aragón han lanzado la iniciativa Minutos de esperanza para tratar de conseguir una tarjeta telefónica para cada preso de las cárceles de la comunidad autónoma y que así todos puedan llamar a casa por Navidad.
«El objetivo es que cada uno de los 2.030 internos en las prisiones de Aragón tenga una tarjeta telefónica para felicitar a sus seres queridos y que en todas las casas se pueda decir “Ha llamado papá —o ha llamado mamá—, es Navidad”», explica Isabel Escartín, delegada de Pastoral Penitenciaria de la archidiócesis de Zaragoza, a Alfa y Omega. «Porque para la sociedad son solo presos, pero para sus familias los presos son ante todo padres, hermanos, hijas, esposos…».
Por ello, desde la Pastoral Penitenciaria quieren conseguir 10.150 euros con los que adquirirán las tarjetas telefónicas y posteriormente, «entre el 20 y el 24 de diciembre, pasaremos personalmente a dárselas a los internos y a felicitarles la Navidad».
Las tarjetas son muy codiciadas por los presos. «En la cárcel no hay móviles y en la calle ya no se venden las tarjetas. Además, aunque siguieran existiendo muchos de ellos no tienen recursos para comprarlas», asegura Isabel Escartín. Es, por tanto, «el mejor regalo que se les puede hacer», explican los capellanes de las cárceles. «La Navidad es una época muy emotiva y conectar con los familiares por teléfono es algo que les llena el alma».
Programas de todo tipo
Pero aunque Minutos de esperanza es la iniciativa más mediática, la Pastoral Penitenciaria de Aragón, coordinada por Escartín y que cuenta con un grupo de 70 voluntarios, desarrollan otros 24 proyectos para los presos de las cárceles de Teruel, Zuera y Daroca.
«Se da apoyo a la capellanía, trabajamos la salud mental, las habilidades socio-laborales, trabajamos el tiempo libre…», enumera la delegada. «Y para fuera de la cárcel, tenemos diferentes programas de acogida, tanto para mujeres como para quienes disfrutan de un permiso de 6 días. También tenemos un piso de acogida para gente sin arraigo para que puedan situarse durante unos meses después de haber obtenido la libertad…».
A la lista se sumarán en breve otra iniciativa más, quizá una de las más delicadas que vayan a desarrollar. «Ahora vamos a empezar a trabajar con los presos que están en aislamiento en la cárcel de Zuera por petición del propio centro penitenciario. Es un campo en el que no habíamos trabajado hasta ahora», confirma Isabel Escartín.