La labor de la Fundación San Bernardo y Acción Franciscana por los descartados
La Fundación San Bernardo fomenta el crecimiento académico y personal de los alumnos para evitar el abandono escolar
Aunque es la tercera más baja de España, la tasa de abandono escolar en la Comunidad de Madrid se situó durante el primer trimestre del año en un 12,6 %, una situación que tratan de paliar desde centros educativos como la Fundación San Bernardo. El colegio que depende de esta institución, en la ribera del Manzanares, entre los puentes de Segovia y de San Isidro, ha implementado el proyecto + SaBer para atender a 15 menores a los que les está costando acabar la enseñanza Secundaria, «pero no les queremos dejar en la estacada», explica Fausto Marín, director del centro. + SaBer surge así como un modo dar respuesta a una necesidad detectada en este grupo de alumnos que, «una vez agotadas todas las medidas de atención a la diversidad que facilita el propio sistema educativo, están en riesgo de sufrir abandono escolar temprano y exclusión social», dice Marín.
Para estos chicos, abocados a abandonar su etapa escolar antes de completar Secundaria, este proyecto supone su última opción para poder seguir su educación y mejorar sus expectativas vitales y laborales. «Es una medida de mejora y prevención para evitar que se produzca el abandono escolar, y así proporcionar a los alumnos una posibilidad más de crecimiento académico y personal», confirma el director; algo en línea con el ideario de la fundación, pues «una de nuestras labores principales es contribuir a la acción social de la zona a través de la educación».
De ahí que uno de los objetivos de + SaBer sea el desarrollo en los alumnos «del espíritu emprendedor, la relación con el mundo laboral y su orientación a través de una metodología basada en proyectos», todo ello con el objetivo de que cada uno de ellos coja las riendas de su vida y tome decisiones «sobre su propio futuro académico y laboral».
Familias normales
El proyecto de la Fundación San Bernardo es uno de los 33 proyectos que recibirán ayudas procedentes del Fondo de Inversión Sabadell Ético y Solidario, un vehículo financiero cuya principal singularidad es que se gestiona con criterios que cumplen la doctrina social de la Iglesia. Entre ellos está también el Programa de orientación, mediación y terapia familiar a cargo de la Fundación Acción Franciscana para atender a familias con problemas. Gabriel González, terapeuta y coordinador del proyecto, explica que a su centro de Murcia acuden familias con todo tipo de vicisitudes, como duelo, depresiones o ansiedad, pero hay dos que se repiten con frecuencia: las parejas con dificultades de relación y las familias con hijos adolescentes con problemas de consumo de drogas o adicciones al móvil o a las redes sociales, en ocasiones con medidas judiciales.
«Algunas de estas familias son desestructuradas y multiproblemáticas –señala González–, pero nos llegan todo tipo de familias, tanto de niveles socioeconómicos altos como bajos. El 75 % son familias normalizadas pero que en un momento determinado tienen una crisis y ven deteriorada la relación y la comunicación».
En el programa de la fundación los atienden tres psicólogos y especialistas en terapia familiar, en un abordaje que comprende de ocho a doce sesiones con una periodicidad quincenal. En su centro no atienden a personas o adolescentes de manera individual, porque su experiencia les dice que «si participa toda la familia, los resulta- dos son mucho más efectivos».
El año pasado, su programa atendió a 60 familias, con 80 menores a su cargo. Aunque algunas familias acuden por propia iniciativa, la mayoría lo hacen derivados desde otras instituciones de servicios sociales, centros de salud mental o algún centro educativo. Todos ellos se benefician de una intervención enfocada a realizar un proceso de terapia «y facilitar las herramientas necesarias para que en adelante las familias puedan gestionar sus conflictos y prevenir futuras disfunciones familiares», concluye González.
El Fondo de Inversión Sabadell Ético y Solidario es un producto de inversión para particulares y empresas, en el que los que invierten su dinero saben que una parte de la comisión del banco (más de un tercio del total) se destina a iniciativas solidarias, muchas de ellas a cargo de ONGs, fundaciones e instituciones de Iglesia.
Este año se destinarán casi 500.000 euros a realidades como Cáritas Española, Manos Unidas, Hospital San Rafael, la comunidad de adoratrices de Córdoba o un comedor de las Hijas de la Caridad en Madrid, entre otras.
«El atractivo para los inversores está en que su dinero se invierte en productos que cumplen los requisitos de la doctrina social de la Iglesia por lo que el inversor tiene la tranquilidad de que sus ahorro no atentan contra la DSI», explica Santiago Portas, director nacional del segmento de instituciones religiosas del Banco Sabadell, «y al mismo tiempo es un fondo solidario porque destina una parte de la comisión del banco a buenas causas».
«Cualquier iniciativa que sea llevar la DSI al ámbito financiero es bienvenida y también evangelizadora en este sentido –señala Portas–. Esto refuerza el compromiso del Banco con la sociedad y los más necesitados».
Además, es un producto financiero de éxito, en el que gracias a empresas, instituciones y grandes y pequeños inversores particulares hace que tenga un volumen de patrimonio actual de 122 millones. «Los clientes confían en nosotros porque este fondo tiene una motivación ética y saben que no va contra sus principios, es solidario y también porque es rentable», aclara.
En esta última edición han optado a las ayudas cerca de 170 proyectos, sobre los que ha elegido los 33 beneficiarios un comité ético independiente, «pero queremos llegar a las instituciones más pequeñas, a las que no tienen a lo mejor una gran capacidad de presentar un proyecto, pero que necesitan estas ayudas», dice Santiago Portas, que anima a quien lo desee a optar a los beneficios de este fondo escribiendo a institucionesreligiosas@bancosabadell.com para la próxima convocatoria que empezará en febrero del próximo año.