«Si se puede en Taizé, se puede en todo el mundo»
Caleb, María y Nikki son tres de los 14 voluntarios internacionales que preparan el Encuentro Europeo de Jóvenes que se celebrará en Madrid del 28 de diciembre al 1 de enero, organizado por la comunidad de Taizé, un evento ecuménico que traspasa la barrera de las diferencias
«Este encuentro va a ser enorme, no tanto por la cantidad de gente que venga, sino sobre todo por el espíritu y la intención que tiene detrás. Es increíble que haya miles de jóvenes de toda Europa que vienen a Madrid cinco días para encontrarse y conocerse, y que unos serán católicos, otros no, otros protestantes, otros ortodoxos… Creo que es algo que Europa y el mundo necesitan: poder encontrarnos el uno al otro por encima de nuestra creencias», asegura Caleb, un mexicano de 21 años que lleva en Madrid varios meses como voluntario preparando el Encuentro Europeo de la Juventud.
Se trata del encuentro que desde hace más de 40 años organiza la comunidad ecuménica de Taizé entre Navidad y Año Nuevo, en el que cita a los jóvenes de toda Europa en una gran ciudad del continente. La próxima edición tendrá lugar en Madrid del 28 de diciembre al 1 de enero, en una cita en la que Taizé contará con la colaboración de la Deleju y de varias parroquias de la diócesis, así como de otras comunidades cristianas no católicas.
Este aspecto ecuménico es lo que más atrajo en su día a Nikki, una holandesa de 30 años que conoció Taizé hace unos años gracias a su iglesia de referencia en su país, y que junto con otros jóvenes de diferentes denominaciones católicas ha acudido allí durante una semana todos los años.
«Para mí Taizé es esperanza –asegura Nikki–. Es todo lo que no es posible en el mundo y en nuestro entorno, como por ejemplo convivir juntos a pesar de las diferencias, de las ideas, de los valores. Creo que el mundo debería aprender de Taizé. Si se puede allí, se puede en todas partes. Así debería ser el mundo. No es una utopía, porque es algo que se vive en un pueblo insignificante de Francia».
Junto a ellos está María, una barcelonesa de 28 años que conoce Taizé desde pequeña, porque iba a la localidad francesa acompañando a sus padres como un plan familiar para verano. De adolescente dejó de ir, «pero me reenganché en 2015 y volví un mes, y desde entonces he estado yendo a los encuentros europeos o a pasar alguna temporada a Taizé». Así, María pidió un año de excedencia en el trabajo para poder participar en la preparación del encuentro, una decisión común entre jóvenes de todas partes del mundo que optan por hacer un parón en sus vidas y entregar meses o años de su vida a vivir en Taizé una experiencia única de encuentro, comunión y oración.
«Que la gente de Madrid se involucre»
Caleb, Nikki y María son tres de los 14 voluntarios internacionales que están en Madrid preparando los detalles de un encuentro que se prevé atraiga a Madrid a miles de jóvenes de toda Europa. Una de sus tareas consiste en ir a las parroquias a explicar al sacerdote qué es Taizé, qué es el Encuentro Europeo, y después formar y motivar un equipo de preparación del evento. Para ello van todos los domingos parroquia por parroquia por Madrid, con la intención de que los propios madrileños participen activamente en la organización. Además, las parroquias también son protagonistas porque han de organizar durante los días del encuentro oraciones al estilo de Taizé, grupos de reflexión y testimonios de diversa índole.
«No se trata de que los voluntarios y los hermanos de Taizé vengan a Madrid a organizar un Encuentro Europeo; se trata de que la gente de Madrid genere este encuentro», dice Caleb. ¿Cómo está resultando el esfuerzo hasta ahora? «Va bien y hay motivación –afirman– pero percibimos cierto temor a que venga gente de otros países, de otros lugares, personas que no conoces… Y luego también vemos que para los madrileños son muy importantes las tradiciones de esas fechas, y que les va a costar acudir al encuentro por este motivo. Eso está evitando que la gente se involucre, pero nosotros pensamos que seguir la tradición y participar en el encuentro pueden ir de la mano».
Cercanía al otro
Lo particular del Encuentro de Jóvenes es que se trata de un evento con una clara motivación religiosa, pero que al mismo tiempo incluye el sonido de muchos acentos, tanto cristianos como no cristianos. Taizé es la prueba de que la fe verdadera no te separa del otro, sino que te acerca a él. Es la experiencia de Caleb: «A mí Taizé me da cercanía, la posibilidad de romper esquemas y de escapar de las mediaciones culturales y sociales, y así poder acercarme al otro que no es como yo. Taizé rompe totalmente con todas las barreras que normalmente nos separan».
Pero los días de encuentro y oración en el particular estilo de Taizé «también te permiten encontrarte contigo mismo, porque sabes que nadie te va a juzgar y todo el mundo está viviendo la misma experiencia, cada cual a su manera. Y además, por dentro te da una vida que es difícil de explicar», concluye María.
«Es un encuentro de oración y se prepara sobre todo rezando», asegura Luis Melchor, de la Deleju, que colabora con los voluntarios de Taizé en la preparación del encuentro. Por eso, varias parroquias madrileñas organizan oraciones con cantos, velas, iluminación y textos al estilo de Taizé; el centro de preparación también propone estas oraciones de martes a sábado a las 9:30 y a las 13:30 horas, y en especial los lunes a las 20:30 horas.
Junto a ello, existe la posibilidad de acoger a algún joven en casa los cinco días del encuentro, ofreciéndoles solamente el desayuno pues el resto del día estarán en el encuentro.
Asimismo, hay varias parroquias que están formando equipos para las actividades que tendrán lugar en ellas durante estos días.
Más información en la web del encuentro: taizemadrid.es.