Las diócesis de la frontera de EE. UU. se movilizan contra la separación de familias
Arrebatar niños inmigrantes a sus padres en la frontera «se ha adoptado como política oficial» y «se ha intensificado hasta alcanzar un nivel sin precedente», denuncia la diócesis de El Paso, que ha convocado una vigilia de oración este jueves y una marcha de oración en julio
La parroquia de San Marcos, en El Paso (Texas) acogerá este jueves una vigilia de oración por el fin de la separación de familias. La convocatoria está ilustrada con la imagen de una veintena de rosarios, presuntamente requisados a inmigrantes indocumentados en la frontera, que estos días ha circulado bastante por redes sociales.
Esta diócesis, que hace frontera con Ciudad Juárez, está viviendo el drama en primera persona; no solo a través de las fotos y vídeos que se están difundiendo de niños llorando pidiendo ir con su «mamá» o al menos «poder llamar a mi tía».
A 45 minutos del centro, en Tornillo, se encuentra uno de los centros donde se está reteniendo a niños separados de sus familias, así como menores no acompañados. Solo 24 horas después de haberse anunciado la apertura de un complejo de refugios provisionales, ya había allí 200. Otro lugar cercano, el fuerte Bliss del Ejército, se baraja como un centro adicional para retener a los menores.
«Un nivel sin precedentes»
Desde la diócesis, se reconoce que ambos lugares ya se usaron para llevar a niños «durante la administración Obama –afirma el Hope Border Institute, un centro diocesano, en su página web–. También documentamos la práctica de separación familiar por parte de las autoridades migratorias al final de la administración Obama y durante el primer año de la administración Trump. Sin embargo, estas acciones se han intensificado hasta alcanzar un nivel sin precedentes y la separación de familias se ha adoptado como política oficial».
El obispo diocesano, monseñor Mark Seitz, publicó el día 15 un comunicado en el que afirmaba que en la actitud hacia los inmigrantes y solicitantes de asilo se está jugando «la cuestión fundamental de ser cristiano hoy, de ser una persona de fe hoy en nuestro país y en este continente que está sufriendo una hora de la pasión de Cristo».
Por este motivo, la diócesis ha convocado también para el viernes 20 de julio una marcha de oración con antorchas. Mientras, ha invitado a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a informarse, cuidar de las personas inmigrantes cercanas, y ponerse en contacto con sus representantes políticos para mostrar su rechazo a estas medidas.
«Robar niños es un pecado grave»
La reacción de El Paso es solo una de las múltiples críticas que desde diversas instituciones católicas se han sumado al clamor popular en contra de la separación, hasta ahora, de 10.000 menores de sus padres para poder procesar a estos por inmigración ilegal.
El también tejano monseñor Gustavo García-Siller, arzobispo de San Antonio, denunció el 14 de junio en Twitter que «los niños refugiados pertenecen a sus padres, no al Gobierno u otras instituciones. Robar niños a sus padres es un pecado grave, inmoral y malvado. Sus vidas ya han sido extremadamente difíciles. ¿Por qué les torturamos todavía más, tratándolos como criminales?».
Las críticas de la Iglesia se remontan en el tiempo. El 31 de mayo, monseñor Daniel Flores, obispo de Brownsville (Texas), arremetió contra la justificación de que se trata de una medida para desincentivar la inmigración ilegal con niños. «Separar a padres e hijos inmigrantes como una supuesta disuasión es una política cruel y reprochable –condenaba en Twitter–. Los niños no son instrumentos de disuasión, son niños. Un Gobierno que piensa que cualquier medio es adecuado para alcanzar un fin no puede asegurar la justicia para nadie».
«Antiamericano y contra la Biblia»
Aunque las condenas contra esta nueva política son más fuertes en las diócesis cercanas a la frontera, multitud de obispos de todo el país han alzado la voz. Uno de los principales ha sido el arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan. En respuesta al fiscal general Jeff Sessions, que el 14 de junio defendió la medida diciendo que en su Carta a los Romanos san Pablo pedía obedecer a las autoridades, el mediático cardenal neoyorquino matizó que «san Pablo siempre dice que debemos obedecer las leyes del Gobierno si están en conformidad con la ley de Dios. Sin ánimo de ofender, pero la ley de Dios prevalece sobre la del hombre».
«El mismo san Pablo que dijo esa frase que citó el fiscal general –continuó el arzobispo durante una entrevista para la CNN– no obedeció la ley romana que decía que era obligatorio adorar al emperador. No creo que debamos obedecer una ley que va contra lo que Dios pretende, que te haga apartar a un bebé, a un niño, de su madre. Eso es simplemente injusto. Va contra la Biblia. Es antiamericano. No puede haber ningún pasaje de la Biblia que lo justifique».
Los obispos estadounidenses han recibido este miércoles apoyo del Papa. En una entrevista concedida a Reuters, Francisco ha condenado duramente esta y algunas de las otras decisiones del presidente estadounidense Donald Trump.