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He leído la carta recogida en el número 918 de Alfa y Omega de Martín Bravo Navarro sobre la traición de Rajoy en el tema del aborto, y quiero expresar que suscribo íntegramente lo expuesto en ella. Siento pena e indignación cuando le oigo decir al señor Presidente que él respeta y cumple sus compromisos. Será verdad en la mayoría de los asuntos, pero se le olvida el primero y principal: la derogación de la ley del aborto, llamada Ley Aído (ahora Ley Aído-Rajoy). Por eso, animo a todos los que nos importa la vida y la maternidad a que acudan y se sumen a la manifestación Cada vida importa, prevista para el próximo 14 de marzo. No podemos cansarnos de salir a la calle cuantas veces sea necesario para recordar a los olvidadizos que el primer derecho del ser humano es el derecho a la vida, y que si no te dejan nacer, de nada sirven todos los demás.
En el número 918 de Alfa y Omega, ilustrando la información del artículo Las diócesis trazan el perfil del buen catequista, que firma José Antonio Méndez, aparece una foto en la que una catequista muestra a unos niños un cuadro, para explicar su catequesis. Me parece muy acertado emplear estas imágenes en las catequesis, para que el contenido del Catecismo entre por los ojos de una manera gráfica, y además entretenida. Evangelizar con el arte es una tarea apasionante para facilitar el conocimiento de Cristo y de su Iglesia.
Nos hallamos en tiempo de Cuaresma para imbuirnos en reflexión, y poder discernir comportamientos personales e institucionales. Como este tiempo coincide con el momento pre-electoral, es un buen momento también para valorar el pasado y el presente de nuestra Comunidad andaluza, cuya gestora política (convertida en monopolio socialista, clientelar y corrupta desde el comienzo de la actual democracia en España) nos corresponde ahora decidir votando sobre su continuidad o cese. En lo personal, es tiempo también para la oración. Y a mantenerse en ella nos exhorta nuestro obispo don Demetrio, que Dios guarde. El tiempo cuaresmal invita a la lectura rumiada de la Palabra de Dios, revelada por el propio Jesucristo, su Ungido, Nuestro Señor; y desarrollada, vivida y experimentada a lo largo de todo el Nuevo Testamento, y destacada en los evangelios, Hechos y Cartas paulinas. Desde ella, se nos muestra el rostro de Dios humanizado. Es Palabra sagrada que, escrita en lenguaje humano bajo la inspiración del Espíritu Santo, constituye fuente de sabiduría, luz, camino seguro y Verdad fiable para salvarnos del caos presente, precisamente por alejarnos de ella. Nuestra Iglesia, experta en humanidad, es el gran pueblo de Dios, en marcha y peregrino. Con la fortaleza que da la fe y con la fidelidad a la Palabra revelada, la Iglesia debe (debemos) pasar a la acción liberadora. Primero, renovando nuestros compromisos de servicio, contraídos por toda persona bautizada. Segundo, testimoniando nuestros derechos (civiles o sociales) y deberes (espirituales y humanitarios), y desde ellos implicarse (implicarnos) aún más en la defensa de la vida humana, especialmente la más vulnerable, la débil e indefensa, la descartada, como la ha bautizado acertadamente el Papa Francisco. Reclamando y gritando: ¡No matarás!, para que termine este cruel y diabólico genocidio del Occidente neopagano, ¡y exigiendo que se retiren las leyes del aborto en todos los Parlamentos! Sí, vivimos esta Cuaresma junto a tiempos de cambio. Tiempos complejos de ideas simples. Tiempos en los que, para decir, hay que hacer. Tiempos, en definitiva, para la conversión, convencidos de que ¡sólo Dios salva!
¿Dónde estás, PP? ¿dónde? Porque no hay quien te reconozca. ¿Tanto miedo le tienes a la izquierda? Ahora que el PSOE está medio roto, tú quieres ocupar su lugar porque, está claro, te acongoja la subida en las encuestas de Podemos. ¿Y crees que así te vamos a votar los del centro-derecha católicos? Pues, perdona, PP, pero estás muy equivocado. Lo malo es que nos has dejado sin sitio; tu papeleta se nos ha caído de la mano y sé de alguno que en su desorientación quiere votar a Ciudadanos o, incluso, a Falange. No es mi caso. Así nos has dejado: con cara de idiotas, porque te votamos creyendo que creías lo que nosotros: que la vida es un don que nos da Dios y que no podemos quitarlo a nuestro parecer, a nuestro gusto, a nuestro capricho. Que un feto es una vida que empieza, que tiene ganas de vivir y que está deseando conocer a mamá cuando nazca. Y que tiene derecho a que mamá no le mate, aunque se haya concebido de cualquier manera. Mira, PP, déjate de bailarle el agua a la siniestra y pórtate como debes. Afronta los problemas con gallardía de una vez.