«No podemos atrincherarnos en un catolicismo defensivo» - Alfa y Omega

«No podemos atrincherarnos en un catolicismo defensivo»

El cardenal Versaldi, prefecto de la Congregación para la Educación Católica inauguró el curso en la Universidad San Dámaso apelando a responder desde el diálogo al «secularismo combativo»

Ricardo Benjumea

La Universidad Eclesiástica San Dámaso celebró este lunes sus cinco años de vida con una ceremonia de inicio de curso que contó con el prefecto de la Congregación para la Educación Católica, monseñor Giuseppe Versaldi. Tras una Misa presidida por monseñor Carlos Osoro en la catedral, se celebró el acto académico, con la presencia también del cardenal Rouco, arzobispo emérito de Madrid; del nuncio de Su Santidad en España, monseñor Fratini, y de monseñor Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid.

El ministro de Educación vaticano habló sobre La educación católica en una sociedad plural en su lección inaugural. «En estos tiempos de secularismo combativo y persuasivo (promovido en ocasiones por instituciones laicas y del Estado), algunos quisieran un atrincheramiento defensivo en la ciudad segura de la ortodoxia, con la consecuente clausura del diálogo con aquel que no es creyente o condescendiente con el Magisterio de la Iglesia», dijo.

«Por otra parte no faltan aquellos que, en nombre del diálogo, olvidan la propia identidad de creyentes cristianos y terminan (tal vez sin intención) por reducir las instituciones eclesiásticas a meros lugares de debate, donde los católicos se convierten en simples árbitros de una libertad de expresión sin ninguna toma de posición (eso cuando no se prestan para criticar, incluso en público, el pensamiento cristiano, tachándolo de oscurantista y contrario al progreso científico)».

El cardenal Versaldi aclaró al comienzo de su exposición que «la obra educativa en el ámbito eclesial es parte de la misión general de la Iglesia que anuncia y testimonia el Evangelio a todas las gentes». Pero ese anuncio pasa también por promover «el diálogo ente fe y razón» y favorecer «el desarrollo integral de la personal tanto en el plano individual como en el social».

De este modo, «la Iglesia propone una idea de educación que puede ser compartida incluso por los no creyentes o por los creyentes de otras religiones. La pedagogía católica, según la propuesta del Concilio, «se realza en su verdad cuando se la confronta con los datos de una moderna y sana psicología y pedagogía, que entiende la obra como un proceso de acompañamiento que ayuda a cada persona a descubrir las propias aspiraciones y a dar respuesta a los propios interrogantes», frente a modelos que «se limitan a señalar» un conjunto de saberes objetivos, olvidando la dimensión trascendental del ser humano.

A juicio de Versaldi, cuando a priori «se niega ciudadanía y legitimidad a la dimensión trascendente del hombre y a la fe en Dios» se hurtan las condiciones para «un diálogo sincero y profundo», necesario «para la solución de los problemas» en las sociedades actuales. Ese es «el verdadero problema y obstáculo para una convivencia pacífica y fraterna en un mundo diferenciado y plural».