60 años de ACN España: «Trabajaron mucho para que los cristianos pudiéramos quedarnos en Irak» - Alfa y Omega

60 años de ACN España: «Trabajaron mucho para que los cristianos pudiéramos quedarnos en Irak»

Ayuda a la Iglesia Necesitada cumple seis décadas en nuestro país. Sus benefactores han pasado de asistir a los creyentes tras el telón de acero a sanar heridas y reconstruir casas en todo el mundo

María Martínez López
Janada (izda.) con otra víctima. ACN ayudó al padre Fidelis a conseguir fondos de Manos Unidas para ayudar a 100 mujeres
Janada (izda.) con otra víctima. ACN ayudó al padre Fidelis a conseguir fondos de Manos Unidas para ayudar a 100 mujeres. Foto: Joseph Fidelis.

«Gracias por ser esperanza para la Iglesia que sufre»: es el mensaje de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) España en su 60 aniversario. Seis décadas que han demostrado que «sobran» motivos para socorrer a los cristianos perseguidos.

Los inicios

Cuando las autoridades eclesiásticas de España aceptaron que la obra llamada entonces (de 1947 a 1969) Ayuda a los Sacerdotes del Este se implantara en nuestro país, se le encomendó al mercedario Alfonso López Quintás —ahora presidente de honor—, que había sido traductor de la delegación que lo había impulsado. Con muy pocos recursos, la difundía en parroquias, recopilaba datos de personas interesadas, enviaba donativos a la sede central y traducía folletos y boletines.

No fue fácil, pues los fieles no tenían conciencia de la persecución tras el telón de acero, su primer ámbito de trabajo. Buscando el diálogo con los regímenes comunistas, la Santa Sede no la abordaba abiertamente, explica López Quintás. Pero apoyaba discretamente a la entidad que buscaba aliviar este sufrimiento. Relata, por ejemplo, cómo «para mandar libros religiosos a Rusia se escondían en paquetes de ropa y medicinas. Una vez, agentes de la aduana dijeron: “Sabemos que los metéis. Lo toleramos porque el resto nos interesa”».

A Hispanoamérica

ACN aterrizó en España en un momento en que su misión se estaba ampliando para abarcar también a Hispanoamérica, siguiendo un sueño de Juan XXIII y las peticiones de obispos locales. «Aún no somos Iglesia perseguida, pero si no se actúa lo seremos pronto», escribió uno, aludiendo a las injusticias que herían al continente y que podían ser caldo de cultivo de sangrientas revoluciones. Por eso, en un inicio se apostó por programas sociales, como clases por radio en Brasil o casas prefabricadas en Chile.

España jugó su papel. Aunque las peticiones se hacían a la central de la institución, «a veces nos llegaban a nuestro país» por el idioma común o a través de misioneros. Entonces, se trasladaban a la sede internacional, situada primero en Bélgica y luego en Alemania, y «a veces respondían que las cubriéramos nosotros», recuerda López Quintas. «Los misioneros nos decían que si se embarcaban en algún proyecto, era por la tranquilidad de contar con nosotros».

Tras las catacumbas

«Cuando Mijaíl Gorbachov abrió Rusia al mundo, toda la obra envió ayudas enormes» para esa Iglesia ya libre pero sin medios, relata el presidente de honor. Recuerda cuando «el padre Werenfried van Straaten, el fundador, me contó que iba a proponer enviar tres millones de dólares», cuando «nunca se había llegado a uno». De hecho, fueron 3,5 en 1988. En 1994, 30. También se destinaron a proyectos para la Iglesia ortodoxa rusa, como los barcos capilla «para que sus sacerdotes pudieran viajar por los ríos del país celebrando la Eucaristía y distribuyendo millones de libros religiosos». Asimismo, se apostó por la formación de sacerdotes en los países del bloque. «Era una ocasión única».

Grandes campañas

Entre el año 2000 y 2014, ACN estuvo inmersa en un proceso de adaptación, consolidación y expansión, incluida su declaración como fundación pontificia en 2011. Ayudó en la India tras la oleada de violencia anticristiana de 2008, en la respuesta al terremoto de Haití (2010) y envió ayuda humanitaria a Siria tras el estallido de la guerra en 2011.

La irrupción del Dáesh en Irak en 2014 fue el pistoletazo de salida de uno de los mayores esfuerzos de la fundación pontificia a nivel global. Desde entonces, no solo ha enviado 56,5 millones de euros —destinados en los primeros años a ayudar a 95.000 desplazados y luego a favorecer su regreso y a la pastoral— sino que impulsó y colaboró con el Comité de Reconstrucción de Nínive para recaudar más de 200 millones de euros y reparar 8.000 casas. ACN comprometió 21 millones, de los que dos salieron de España. «Trabajaron mucho para que pudiéramos quedarnos en Irak», subraya Rony Salim, sacerdote sirocatólico en Qaraqosh. A esta localidad han vuelto 27.000 cristianos de los 55.000 que había. «Ahora me están ayudando a reconstruir una de las iglesias más antiguas, la de Mar Yakub». Se reinaugurará en dos meses.

Junto a estas grandes campañas, que se han repetido a favor de Siria o de Ucrania, ACN España no ha dejado de recordar realidades como la de los cristianos víctimas de los islamistas de de Boko Haram en Nigeria, país al que dedicó campañas en 2017 y 2023. Uno de los proyectos más queridos allí es el Centro de Atención al Trauma puesto en marcha por el sacerdote Joseph Fidelis y que en su sede de Maiduguri y con presencia en 30 comunidades del norte ya ha ayudado a más de 5.000 personas que han sufrido «violencia, tortura» y a veces «años de cautiverio», relata Fidelis. «No habría sido posible sin ACN», asegura. Pone como ejemplo a Janada Markus, que en 2023 dio testimonio en nuestro país de cómo este centro la había permitido superar cuatro ataques de Boko Haram y, ahora, trabaja con él.