6 de noviembre: san Alejandro Sauli, el joven rico que tuvo que suplicar para ser religioso - Alfa y Omega

6 de noviembre: san Alejandro Sauli, el joven rico que tuvo que suplicar para ser religioso

Su edad y su rango social llevó a los barnabitas a rechazarle hasta en tres ocasiones. Una vez que fue admitido, Sauli se convirtió en el superior general más joven de la orden

José Calderero de Aldecoa
San Alejandro Sauli en éxtasis, de ámbito lombardo. Siglo XVIII. Foto: Chiesacattolica.it/beweb.

Alejandro vino a este mundo un 15 de febrero de 1534 en el seno de la aristocrática familia de los Sauli, lo que le hizo transitar en los ambientes de más alto abolengo de Milán —ciudad en la que nació— y lo que, más tarde, fue un obstáculo para su deseo de entregarse a Dios por entero. Tuvo que pedir hasta en tres ocasiones su ingreso en los barnabitas —oficialmente Clérigos Regulares de San Pablo—, que no sabían ya como rechazar al candidato. «Por su joven edad —no tenía ni 18 años cuando solicitó la admisión— y su prestigioso rango social temieron que no fuera una decisión bien ponderada, sino el clásico fuego de paja», escribe el barnabita Filippo M.ª Lovison, que ha documentado con profusión la vida del santo.

Pero Sauli insistía, y los religiosos improvisaron una prueba que nunca antes habían pedido a nadie. El joven tuvo que ir a la cercana plaza Mercanti a predicar el mensaje de Jesús llevando una grande y pesada cruz que todavía hoy se conserva. Alejandro cumplió con el cometido, a pesar de las burlas de quienes se encontraban en la calle, y este acto se configuró dentro de las tradiciones de la congregación. Desde entonces, todos los barnabitas comienzan su año de formación religiosa, el noviciado, llevando procesionalmente una cruz hacia la iglesia. «Es uno de los momentos más emotivos e inolvidables», explica la orden en la biografía oficial del santo.

El 15 de agosto de 1551 inició, por fin, el noviciado. Entonces le nombraron ayudante de los sacristanes de la iglesia de la comunidad. Él, además, pidió el encargo de despertar a sus hermanos para tratar de vencer así su «conocida pereza matutina», subraya Lovison. En esta época también pudo desempeñarse como ayudante en la portería. Todos ellos trabajos bien humildes, que Alejandro buscaba activamente para configurarse cada vez más con Cristo. Tres años después realizó la profesión religiosa, y el 21 de marzo de 1556 recibió la ordenación sacerdotal. Se convirtió así en el cura barnabita más joven. Hasta que llegó él, la congregación acostumbraba a ordenar a personas ya maduras y preparadas profesionalmente.

No fue el único récord de precocidad que batió Alejandro. También fue el superior general más joven de la orden. Accedió al cargo en abril de 1567, cuando solo tenía 33 años. En virtud de su posición, le tocó la delicada tarea de adecuar la congregación a los decretos surgidos del Concilio de Trento —que se había iniciado en 1545—. Y no lo debió de hacer mal, porque fue reelegido en otras dos ocasiones. De hecho, las constituciones de la orden aprobadas tras aquel proceso quedaron en vigor hasta el Concilio Vaticano II.

Una vez acabada esta misión, el Papa no lo dejó descansar, sino que lo nombró obispo de Aleria (Córcega). Sauli fue consagrado obispo en la catedral de Milán el 12 de marzo de 1570 a manos de el arzobispo de Milán, Carlos Borromeo, que lo había tomado como consejero y confesor. Un mes después de la ordenación episcopal, desembarcó en la isla, donde pasó los siguientes 20 años y que estaba poblada, por aquel entonces, de «hombres orgullosos e indómitos, muy inclinados al derramamiento de sangre», escribió el propio obispo en una carta dirigida a Borromeo. Allí se dedicó en primer lugar a recorrer su diócesis y a conocer a sus curas, como había aconsejado poco antes el Concilio de Trento. También erigió el seminario, se dedicó a la formación del clero, se preocupó por que se mantuviera el decoro en los templos —que muchas veces eran utilizados como establos provisionales para las ovejas— y realizó una intensa campaña catequética entre los fieles. Además, el obispo se dedicó a defender al pueblo frente a los piratas y a abastecer de alimentos a los más necesitados en los momentos de carestía.

A pesar de toda esta intensa labor pastoral, el estado de salud de Alejandro Sauli era delicado. De hecho, según la hagiografía de Filippo M.ª Lovison, «a menudo enfermaba por el aire húmedo y los vientos fuertes». Previendo el final, el obispo dejó escrito en su testamento que su intención era descansar eternamente en Córcega, pero no fue posible. El Papa Gregorio XIV —antiguo pupilo de Sauli— le nombró obispo de Pavía y Alejandro tuvo que regresar a Italia. El 20 de septiembre de 1591 tomó posesión de su nueva diócesis y, poco después, comenzó con las visitas pastorales. Fue precisamente en una de estas salidas cuando el ex superior general de los barnabitas encontró la muerte. En Calosso d’Asti se sintió indispuesto y, tras unos días de fiebre falleció, el 11 de octubre de 1592. «Debajo de su almohada se encontraba el libro de la Imitación de Cristo», revela Lovison.

El obispo fue enterrado en el suelo de la catedral de Pavía. La gente acudía en masa a la tumba, hasta el punto de que el nuevo obispo se vio obligado a cerrar la catedral durante un mes. Los esfuerzos fueron infructuosos y el prelado terminó por volver a abrir el templo.

Bio
  • Nace en Milán el 15 de febrero de 1534
  • El 21 de marzo de 1556 se convierte en el sacerdote barnabita más joven, y en abril de 1567 en el superior general de menos edad. Tiene 33 años
  • El 12 de marzo de 1570 recibe la ordenación episcopal
  • Muere el 11 de octubre de 1592 durante una visita pastoral en Pavía