5.000 mochilas escolares para los niños de Burkina Faso
José Cruz ha sido testigo de cómo los niños de este país africano se han comido los huesos que él dejaba en el plato. «Fue durísimo», confiesa este policía local, que está tratando de hacer llegar al país 5.000 mochilas para que los niños más pobres puedan ir al colegio
José Cruz es policía local en Málaga y ha tenido que intervenir «en casos especialmente dramáticos, muchos de ellos sucedidos en viviendas», confiesa, sin querer ni poder aportar más datos. Pero una vez que hacía el trabajo policial, junto a sus compañeros, «a mí siempre me quedaba una sensación de tristeza por no haber podido hacer algo más desde el punto de vista humano», asegura en conversación con Alfa y Omega. Un día decidió terminar con todo aquello y montó la ONG Policía Amigo, que se dedica a asistir a todas esas personas a las que no podía ayudar más como policía. Era el año 2015.
Poco después, Cruz conoció a Inoussa, procedente de Burkina Faso, que «me habló de la situación tan difícil que vive su país, sobre todo los niños». Según el joven, había miles de pequeños que no podían ir a la escuela porque sus padres eran tan pobres que no tenían dinero para comprar el material. «Al final, estaban condenados a trabajar en el campo o a pedir por la calle. Era durísimo».
Tras su encuentro con Inoussa, el policía malacitano quiso conocer de primera mano todo lo que le contaba su nuevo amigo y organizó un primer viaje en coche al país. En 2016 cogieron dos furgonetas, las cargaron hasta arriba con todo el material que pudieron y se fueron. Desde Málaga hasta Algeciras, cruzaron en ferry hasta África, y empezaron el periplo por el Sáhara occidental, Marruecos, Mauritania, Mali y, por fin, Burkina Faso. «Fue un viaje durísimo. Era la primera vez que iba conduciendo hasta allí y me pasó de todo. Llegué a estar tres días sin comer. En otro momento, me quedé atrapado entre dos fronteras por un problema con los visados», rememora. Y al llegar, lo que se encontró «no era como me lo imaginaba, sino mucho peor».
Fue testigo, por ejemplo, de cómo los niños se comieron las sobras de su plato. «Paramos en una aldea a repartir el material que llevábamos y nos invitaron a comer unos pollos a la brasa». Cuando acabaron, «una persona recogió todos los huesos y se los llevó a los niños, que se comieron los huesos y nuestras sobras. Evidentemente, si hubiéramos sabido que iba a ser así les hubiéramos dado los pollos enteros».
Cruz e Inoussa también se hicieron conscientes de «las dificultades que supone vivir en sitios donde no hay agua corriente, electricidad o asistencia sanitaria. Si a un niño le pica un mosquito y tiene la mala suerte de contraer malaria, eso equivale prácticamente a una condena a muerte». Y todas aquellas experiencias, «me impactaron tanto que ayudar a estas personas es ahora mi vida», asegura.
Reparto de mochilas
Desde entonces, va todos los años a Burkina Faso y pasa allí dos meses. El objetivo es llevar todo el material escolar que consigan para que los niños puedan ir al colegio y labrarse un futuro. Para el viaje de este año, que comenzará el 2 de noviembre, se han propuesto llevar nada más y nada menos que 5.000 mochilas llenas de material escolar.
Hay dos formas de colaborar con el envío de mochilas. Puedes preparar tu propia mochila, junto con tu familia, y dejarla en uno de los puntos de recogida distribuidos por toda España. Pinche AQUÍ para saber qué material hay que meter y dónde se puede entregar la mochila.
O también puede hacer una donación de diez euros y Policía Amigo te prepara la mochila. Para esta opción es necesario ponerse en contacto con la ONG en ESTE LINK.
Para colaborar económicamente con la construcción del hospital o con otros proyectos de Policía Amigo puede realizar un donativo AQUÍ. O hacer un BIZUM al 05158.
«Nos hemos puesto de plazo hasta el 15 de octubre para conseguir todas las mochilas y, de momento, llevamos cerca de 2.000. La idea es repartir todas ellas no solo en Burkina Faso sino también en el resto de países que vamos cruzando», explica el policía local, al que no le faltan las palabras para describir la cara de los niños cuando les entregan las mochilas y el resto del material. «Su primera reacción es de miedo, porque nunca han visto a una persona blanca. Solo se empiezan a relajar cuando les contamos quienes somos y que hemos venido a regalarles unas mochilas. Pero al entregárselas, como son niños a los que nunca nadie les ha dado un regalo, pues no saben cómo reaccionar y se quedan quietos abrazados a la mochila. Es curioso porque no tienen la iniciativa de mirar dentro. Y cuando les decimos que busquen en el interior, que también es para ellos, ya abren la mochila y empiezan esas explosiones de alegría», detalla Cruz. «Es muy emocionante».
El grueso de la expedición tiene previsto regresar a España el 4 de diciembre, todos menos Cruz y un arquitecto de Murcia, que es socio de Policía Amigo. «Nosotros nos quedamos para colaborar con la obra de un hospital que estamos construyendo», revela.
Niños muertos en brazos
El proyecto de construcción del hospital surgió durante uno de los viajes para entregar las mochilas en 2016. Una persona de una de las comunidades que visitaron contó a los cooperantes que no tenían ningún tipo de asistencia médica. Ni esa comunidad ni otras nueve colindantes. Simplemente, el centro médico está demasiado lejos.
«Son personas muy pobres que no tienen recursos para coger un autobús que les transporte los 50 kilómetros hasta el hospital más cercano». De hecho, «se han dado casos de personas que han tratado de llegar andando hasta el hospital con su hijo enfermo y se ha acabado muriendo en sus brazos», asegura.
A partir de ahí, Cruz se comprometió a intentar solucionar el problema y ha logrado reunirse con el ministro de Salud de Burkina Faso, que le concedió la autorización administrativa para emprender la construcción del centro médico.
El proyecto ronda los 120.000 euros y «estamos buscando fondos por todos lados para poder sacar adelante el hospital, que además contará en un terreno anejo una cooperativa para mujeres», concluye José Cruz.