4 de noviembre: san Carlos Borromeo
Nació rico, pero renunció al dinero para servir a Dios como arzobispo de Milán. Atendía a todos sin excepción, y eso que su diócesis tenía un gran tamaño. Fue el primer secretario de Estado del Vaticano y fundó cientos de escuelas de catequismo. Murió con 46 años en 1584
Carlos nació en Arona en 1538. Era un joven estudioso y cumplidor. Cursó el doctorado de Derecho en la Universidad de Milán. Provenía de una familia rica, pero el gran beneficiario de la fortuna familiar era su hermano mayor. Cuando su hermano murió en un accidente de caballo, Carlos sufrió un duro golpe y reflexionó sobre la vida. Pensó entonces que más valía estar preparado, porque Dios te puede llamar a su presencia en cualquier momento. Entonces, Carlos renunció a sus riquezas y se ordenó sacerdote. Poco después fue nombrado arzobispo de Milán. Algunos le acusaron de favoritismo pues su tío era el Papa Pío IV. Como arzobispo desarrolló una gran labor y las críticas de sus detractores se esfumaron.
A pesar de venir de una rica familia, Carlos lucía en su escudo episcopal una única palabra: Humildad. Atendía a todos sin excepción y eso a pesar de que su diócesis comprendía los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria.
Carlos, como obispo, creía que no tenía que tener demasiado cuidado por su salud si quería llegar a ser santo. A los sacerdotes, también pensaba, les tiene que faltar el tiempo para hacer todas las cosas que tienen que hacer, y no al revés.
Fue el primer secretario de Estado del Vaticano. Sufrió un atentado, pero sobrevivió y perdonó a su agresor.
San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3.000 catequistas y 40.000 alumnos. Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan buenos que fueron copiados por muchos otros obispos para sus propios seminarios. Fue amigo de san Pío V, san Francisco de Borja, san Felipe Neri, san Félix de Cantalicio, san Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de 1584. Al morir le levantaron una estatua que todavía hoy sigue en pie.