4.699 agresiones de hijos a padres el año pasado: «Se puede solucionar» - Alfa y Omega

4.699 agresiones de hijos a padres el año pasado: «Se puede solucionar»

La Fundación Amigó da un mensaje de esperanza a las familias con hijos agresivos con el informe Violencia filioparental en España

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un menor atendido en uno de los proyectos de la Fundación Amigó. Foto: Fundacion Amigó

Los episodios de violencia de hijos a padres son una tendencia a la baja en nuestro país, según se desprende del informe Violencia filioparental en España, hecho público por la Fundación Amigó. El estudio señala que los expedientes abiertos a jóvenes por episodios de este tipo de violencia ascendieron durante el año pasado a 4.699, frente a los 5.055 registrados durante 2019.

«Es verdad que ha habido un descenso, pero no ha sido significativo. Sigue siendo un número muy alto», afirma María José Ridaura, psicóloga de la Fundación Amigó y experta en intervención en casos de violencia filio-parental.

Debido al confinamiento obligatorio del año pasado, la mayoría de expertos vaticinó un repunte de los casos de violencia intrafamiliar en todas sus variantes, pero los datos de agresiones de hijos a padres lo desmienten. ¿Qué ha sucedido entonces?.

«Hay muchos factores implicados, porque este tipo de violencia tiene muchas causas», responde Ridaura, que menciona supuestos como que los padres fueran «más permisivos» durante esos meses, que «desaparecieron motivos de conflicto» como la influencia del grupo de amigos o que los hijos simplemente no pudieran llegar tarde a casa de noche, y también que en muchos hogares pudo haber «más momentos de afecto y de risas en común, porque padres y madres pudieron estar más presentes que antes».

Además, en el caso de que hubiera habido episodios de violencia, «quizá los padres no se decidieran a denunciar a sus hijos por miedo a lo que pudiera pasarles en esa situación excepcional».

El problema de las adicciones

Uno de los datos destacados del informe es que en el 64 % de las denuncias presentadas los menores presentaban algún tipo de adicción. «Pero son dos problemas diferentes que se abordan por separado, aunque se presenten conjuntamente», aclara María José Ridaura.

En este sentido, la experta desvela que cuando un joven agrede a sus padres «es porque con esa conducta agresiva quiere conseguir algún beneficio: más atención, evitar cumplir una norma, algo material, enfrentar a los padres, sentir poder y control sobre ellos… Las drogas –cannabis, alcohol y cocaína son las más habituales– les permiten «atravesar barreras que sin ellas no cruzarían, pero son un ingrediente más del problema».

Sin embargo, ante todo ello «hay esperanza, y una esperanza real», asegura la psicóloga de la Fundación Amigó. «La buena noticia es que la violencia filioparental es un problema aprendido. No existe un gen de la violencia. Se puede tratar y solucionar, pero ambas partes tienen que sudar la camiseta».

Para corroborarlo, Ridaura cita el proyecto Conviviendo, de la Fundación Amigó, una alternativa «totalmente gratuita y no judicial» para las familias que padecen episodios de violencia intrafamiliar, que se completa con labores de sensibilización en colegios y talleres para adolescentes, que abordan el conflicto de manera preventiva.