¿Quién puede organizar una fiesta de más de un millón de jóvenes? Únicamente ellos mismos. Y eso es lo que es la Jornada Mundial de la Juventud: una fiesta de jóvenes que invitan a otros jóvenes a vivir esta gran fiesta de la fe, como la ha denominado Benedicto XVI.
Desde el día 8 de agosto, han comenzado a llegar a Madrid los que van a ser los anfitriones de la JMJ de Madrid: los casi 30.000 voluntarios. Un buen porcentaje de ellos lo componen voluntarios de otros países…, así que los responsables de este departamento no paran de ir al aeropuerto para recoger remesas de ayuda joven. El grupo más numeroso vivirá en IFEMA; y yo, ni corto ni perezoso, me he infiltrado para ver sus caras.
Asiáticos, africanos, norteamericanos…, y muchísimos de Polonia: «¡No paro de recibir a polacos!», dice Serenella, una voluntaria italiana de la costa adriática, que trabaja en el área de voluntarios internacionales. «Llevo en la JMJ desde marzo y estoy muy contenta. He estado viviendo en una familia de acogida, y la verdad es que se han portado magníficamente conmigo. ¡Ahora me toca a mí acoger a los que vienen!», dice.
Algunos ayudarán en funciones de orden, otros en el Centro de Prensa, un buen grupo con las traducciones y no pocos para coordinar aparcamientos y lo que se tercie. Todos identificados con polos verdes fosforitos, con una Vgigante de voluntario.
¡Serán días duros; no lo dudo!, pienso mientras veo cómo se van probando sus polos. Y es que voluntario se escribe con V, con V de Valientes y de Veloces. Ellos son los que no sólo han querido venir a la JMJ, sino que han decidido venir raudos para apoyar en lo que hiciese falta para que otros muchos jóvenes se sintiesen como en casa, y han aceptado dormir en suelo duro (no hemos podido facilitarles ni un mal colchón) durante 15 días.
¿Pero a qué vienen este millón de jóvenes en pleno agosto a Madrid? Hace unas semanas, se publicó una encuesta sobre qué esperan los jóvenes que vendrán. 9 de cada 10 entrevistados expresaron que tienen como principal motivo para asistir a la JMJ el tener una nueva experiencia y difundir el mensaje de Cristo (93 %). También conocer gente y estar con personas que piensan como ellos (88 %). Además, muchos opinan que la fe les ayuda a perdonar a los demás (85 %), a ser solidarios (80 %), a aceptar el sufrimiento y a ser felices (75 %).
¡Ojalá consigamos satisfacer las expectativas de todos estos jóvenes, que son las nuevas generaciones de cristianos! Seamos, entre todos, para ellos los mejores anfitriones.
Yago de la Cierva es Director de Comunicación de la JMJ