28 de abril: san Luis María Grignion de Montfort, el misionero al que perseguían los obispos - Alfa y Omega

28 de abril: san Luis María Grignion de Montfort, el misionero al que perseguían los obispos

San Luis María Grignion de Monfort logró huir de piratas y asesinos, pero los que más le persiguieron llevaban mitra. Inspiró a una generación de mártires que dieron su vida en La Vendée

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
‘San Luis María Grignion de Montfort’. Obra de Umberto Gamba. Foto: umbertogamba.it.

Así ha ocurrido siempre: cuando la Iglesia se pliega ante el espíritu del mundo, los más santos son los que más sufren. Así le sucedió a san Luis María Grignion de Montfort en la Francia de finales del siglo XVII y principios del XVIII. «Humanamente, su vida fue un fracaso», afirma Gerardo Manresa, presidente de la Sociedad Grignion de Montfort y buen conocedor del santo. «Fueron varios los obispos que le expulsaron de sus diócesis. En Francia entonces había cuatro prelados con una doctrina ortodoxa, y todos los demás eran jansenistas –los que buscan la salvación por sus propias fuerzas– o galicanos –obedecían al rey antes que a Roma–».

La vida de este santo quedó marcada por sus desencuentros con las autoridades eclesiásticas y civiles. «Los jansenistas presionaban a los obispos para que le echaran de su territorio, e incluso fue expulsado de algunos hospitales en los que sirvió como capellán. Sufrió mucho porque le sacaron de todas partes: este es el misterio de este santo, a pesar de que los pobres lo querían mucho», constata Manresa.

Luis María –este segundo nombre se lo añadió de adulto debido a su particular devoción a la Virgen– nació en enero de 1673 en Montfort-sur-Meu, en la Bretaña francesa, en una familia pudiente que enseguida vino a menos y llegó a pasar apuros económicos. Este hecho influyó mucho en el joven, pues para ir al seminario entonces debía buscar una persona que pagara sus estudios. Una señora de la alta sociedad parisina se ofreció a costear su vocación en el prestigioso seminario de Saint Sulpice, junto a La Sorbona. El joven hizo a pie los 400 kilómetros que separaban su casa de la capital, pero por el camino dio todo su dinero a los pobres, e incluso se intercambió la ropa con uno de ellos. Cuando la señora que iba a pagar sus estudios le vio con ese aspecto se avergonzó de él y le llevó a otro seminario, en el que estudiaban los jóvenes de las clases bajas.

Después de ser ordenado, Luis María Grignion de Monfort vivió un ministerio errante, como capellán de varios hospitales e incluso como miembro de una comunidad de ermitaños a las afueras de París. Formado en la buena teología en medio de un ambiente dominado por la herejía jansenista, eso le trajo muchos contratiempos.

En marzo de 1706 emprendió el camino a pie hacia Roma para consultar al Papa Clemente XI qué camino seguir. El Pontífice le nombró misionero apostólico y le pidió organizar misiones populares para evangelizar de manera especial a los jóvenes. Sin embargo, nada más llegar a su país, el obispo de Poitiers le pidió que se marchara de la ciudad al día siguiente.

En los años posteriores desarrolló su encargo en otras diócesis más afines, y sus misiones tuvieron «un éxito total», afirma Manresa. «Tenía las iglesias llenas y la gente iba como loca de pueblo en pueblo para escucharle. Eran muchos los que se confesaban con él, y en la semana que duraba la misión organizaba para los niños escuelas que luego continuaban cuando él se iba».

Inspirador de La Vendée

Un dato no muy conocido es que fue el precursor de la gloriosa página histórica de La Vendée, el levantamiento popular de los católicos en esta región de Francia contra las medidas anticlericales de París, a finales del siglo XVIII. Fue un episodio que trajo decenas de miles de mártires y que acabó con el 15 % de la población de la zona.

«Luis María predicó misiones en La Vendée e influyó mucho en sus habitantes. Por ejemplo, tomaba canciones populares y cambiaba las letras por otras con contenido religioso. Luego esas canciones fueron cantadas 80 años después por los mártires», explica el presidente de la Sociedad Grignion de Montfort. «Él fortaleció la fe de la región y su resistencia contra las tropas de la República se debe a él. Fue el primero que predicó conjuntamente sobre el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, dos elementos que aparecen dibujados en el escudo de la región de La Vendée hasta el día de hoy».

Después realizó algunas misiones más por el país, no sin sufrimiento: en una ocasión alguien envenenó su sopa, en otra escapó por los pelos de un asesino a sueldo, y en otra predicó en una isla asediada por piratas. Murió en 1716, con solo 43 años, después de una vida en la que encarnó fielmente la octava bienaventuranza, la que promete el cielo a los perseguidos por la causa de Jesús.

Bio
  • 1673: Nace en Montfort-sur-Meu
  • 1700: Es ordenado sacerdote
  • 1706: El Papa Clemente XI le nombra misionero apostólico para Francia
  • 1711: Comienza a predicar en la región de La Vendée
  • 1716: Muere mientras realiza la misión en Saint-Laurent-sur-Sèvre
  • 1947: Es canonizado por el Papa Pío XII