El plan de renovación de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol: de 422 parroquias a 24 unidades pastorales
La propuesta busca constituir comunidades cristianas en las que se integre un número suficiente de bautizados, pertenecientes, en muchos casos, a distintas parroquias, con el acompañamiento de sacerdotes. Una nueva estructura para dar respuesta a los desafíos actuales y ser «una Iglesia verdaderamente misionera»
La diócesis de Mondoñedo-Ferrol acaba de lanzar un ambicioso plan que va a cambiar la estructura de la diócesis. Se trata del Plan Diocesano de Unidades Pastorales, un proyecto elaborado en continuidad con el trabajo realizado en la diócesis gallega en los últimos años y que quiere ser, en palabra Luis Ángel de las Heras, el obispo diocesano, «un medio para llegar más lejos» y «una perspectiva para afrontar el futuro».
Así, lo más relevante de este proyecto, que ahora se encuentra en al fase de comunicación, es la nueva organización diocesana, cuya entidad de referencia ya no será la parroquia, sino la unidad pastoral (UPA). «Las 422 parroquias de la diócesis no pueden continuar configurando nuestra Iglesia particular de la misma manera que en tiempos pasados por razones evidentes. En el plazo de algunos años será necesario constituir un número de UPA –este plan propone 24– como parte de la respuesta que tenemos que dar ante la realidad», recoge el plan.
Una realidad que parte de la base de que la Iglesia ha perdido relevancia en el contexto social y cultural actual y que la población ya no es mayoritariamente católica. «Esta situación exige realizar muchos esfuerzos, que no darán fruto si nos limitamos a tratar de mantener una Iglesia de atención parroquial con escaso número de fieles y cada vez menos sacerdotes, en ambos casos con una edad avanzada. Constatamos que tampoco somos capaces de atender bien todas las parroquias, ni hay un número suficiente de feligreses que puedan sostener la vida parroquial en todas sus dimensiones», añade.
Por ello, desde la diócesis se insiste en que esta iniciativa debe entenderse «como parte de la renovación que el Papa Francisco nos urge a llevar a cabo en aras a poner en pie nuestros días una Iglesia verdaderamente misionera». Se trata, añade, de una llamada a la transformación misionera, a abandonar inercias y costumbres para vivir y transmitir la alegría del Evangelio.
Desde esta perspectiva, el plan recoge algunos retos: ir al encuentro de los que se fueron o de los que nunca han venido a la Iglesia y mostrarles a Jesucristo; reavivar la vida cristiana de los ya creyentes y ofrecer de manera accesible y atractiva el don de la fe a los no creyentes; aplicar más la Doctrina Social de la Iglesia y dar a la misericordia la prioridad que debe tener; revisar la vida litúrgica para cuidad y vivir las celebraciones…
Desafíos que marcan el camino hacia una Iglesia nueva y hacia el modelo de una diócesis «constituida por comunidades cristianas en las que se integre un número suficiente de bautizados, pertenecientes, en muchos casos, a distintas parroquias, con el acompañamiento de los sacerdotes que tenemos».Y añade: «Comunidades cristianas en las que la identidad y pertenencia a la Iglesia se vean configuradas por la fe, la experiencia de Dios, la voluntad de formación y la determinación por un compromiso creyente. Por tanto, una identidad y pertenencia a la iglesia que rompe los límites de la propia parroquia».
Un camino que tendrá como hoja de ruta los Hechos de los Apóstoles como «ejemplo paradigmático a la hora de impulsar comunidades cristianas en tiempos nuevos y retadores».
La organización de las UPA
A nivel organizativo, cada UPA, donde se integrarán las actuales parroquias, contará con Centros de Atención Pastoral (CAP), esto es, lugares de referencia a donde los fieles podrán desplazarse para la celebración de la Eucaristía dominical y momento significativos de todas las parroquias. Ya no será el párroco el que se desplace: «Afortunadamente, tenemos suficientes templos cercanos a todos los lugares de residencia para celebrar la Eucaristía y expresar la comunión de la Iglesia».
Además, el plan recoge que se apoyará y facilitará que haya momentos durante la semana para rezar o tener alguna celebración de la Palabra siempre que haya un número suficiente de laicos. También contempla que las fiestas de los titulares de cada parroquia se celebre, en la medida de las posibilidades, en su propio templo.
Itinerario
El plan que ahora se presenta seguirá un itinerario en cuatro fases. En la primera, que se desarrolla en estos momento, se está llevando a cabo una campaña general de sensibilización, diálogo, formación y corresponsabilidad. Más adelante, el obispo realizará la encomienda de cada UPA (segunda fase), se constituirá su Consejo Pastoral (tercera fase) y se elaborará un proyecto pastoral para cada una de ellas (cuarta fase), que tendrá en cuenta objetivos, medios, tiempos, responsables, evaluación y seguimiento.
«Las Unidades Pastorales son un medio, no un fin. Se trata de un instrumento que nos ayuda y ayudara a responder y alumbrar ese modo de ser y de edificar la Iglesia, un instrumento más para que tenga lugar la transformación misionera de nuestra Iglesia de Mondoñedo-Ferrol. […] Este plan es una ocasión hermosa y propicia para hacer efectiva y real la conversión misionera», afirma Luis Ángel de las Heras.