100 voluntarios se ofrecen en un día para acompañar a personas solas durante el aislamiento - Alfa y Omega

100 voluntarios se ofrecen en un día para acompañar a personas solas durante el aislamiento

No estás solo, iniciativa lanzada este martes por los jesuitas, pretende ofrecer acompañamiento y conversación telefónica a personas que sufran soledad y cuya situación se pueda ver agravada por el estado de alarma por el coronavirus

María Martínez López

Si la soledad no deseada es una lacra en Europa, el confinamiento impuesto por el estado de alarma ante la pandemia de COVID-19 pueda contribuir a acentuarla en mucha gente, sobre todo mayor. «Hay muchas personas que ya viven en soledad y cuyo único rato diario de conversación es el de la compra» o bajar a la parroquia, explica el jesuita José María Rodríguez Olaizola. «Ahora no se pueden mover… o no se atreven a moverse. Estos días pueden encontrarse asustadas y sin más compañía que la televisión». Otros se pueden preguntar quién se enterará si se ponen enfermos.

Para responder a esta necesidad ha nacido No estás solo, una iniciativa lanzada el martes por los jesuitas en Madrid. La idea es poner en contacto a voluntarios y personas que necesiten un poco de acompañamiento a distancia y «generar un vínculo», de forma que el beneficiario reciba siempre las llamadas de un mismo voluntario. Este se compromete a llamar una o dos veces al día a una, dos o tres personas, según su disponibilidad. «Tiene que ser proactivo. No es estar dispuesto a que la otra persona te llame, sino llamarla tú cada día, para que no sienta que molesta», explica Olaizola.

Llegar a quien está más aislado

La red, aunque nacida en Madrid, quiere expandirse por otras provincias y por todo el tejido de la Iglesia. «Se está ofreciendo a más instituciones, a parroquias y comunidades. Queremos sumar gente y sumar ganas», explica el jesuita, que ejerce como su portavoz. El primer día, se inscribieron más de 100 voluntarios. Con ellos empezará la fase de difusión más amplia.

El reto es llegar, de verdad, a quien esté más aislado por falta de redes humanas de apoyo o por no manejar las nuevas tecnologías. Por eso, además de poder pedir ayuda por Internet (a través de la web noestassolo.es), se ofrece un número de teléfono para que se difunda en los medios y para que cualquiera que conozca a una persona sola se lo pueda ofrecer. El número es el 667 54 88 54, y el horario de atención es de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 horas a 20:00 horas.

Formación y seguimiento

¿Puede ofrecerse cualquiera para ayudar? Olaizola responde que se pide «calidez, sentido común y cierta empatía». Después de registrarse en la web, los voluntarios accederán a una sección de formación, con preguntas y respuestas, vídeos formativos y algunas indicaciones más para que sepan lo que se espera de ellos, qué hacer, cómo acompañar, de qué temas pueden hablar, cómo llevar una conversación… y qué evitar. «También vamos a intentar ofrecer seguimiento a los voluntarios, con reuniones virtuales por grupos una vez a la semana con alguien del equipo para resolver dudas».

En No estás solo, el voluntario se ofrece solo para hacer acompañamiento telefónico, sin tener que prestar una ayuda adicional como hacer la compra, de la que se encargan otras iniciativas. «Aunque si en la conversación se aprecian esas otras necesidades se le podrá indicar también dónde acudir para pedir ayuda».

Compañía espiritual

Un rasgo específico de este proyecto de los jesuitas es que, además de los voluntarios de conversación y escucha, busca también personas capacitadas para «hacer un poco de acompañamiento espiritual. Hay gente que está muy perdida, que sin sus prácticas religiosas habituales se va a sentir más sola o sufre mucho por no poder confesarse o comulgar», y necesita orientación sobre «cómo vivir esta situación desde la fe y la confianza en Dios».

A quienes se estén planteando ofrecer su ayuda en estos tiempos, Olaizola les pide sobre todo «tomárselo en serio y comprometerse. Hay que estar dispuesto de verdad a pensar en la persona que está al otro lado del teléfono. No se trata de hacerlo desde un “yo quiero ayudar, qué estoy haciendo yo, yo, yo, yo…”; sino en pensar que hay otras personas que necesitan mi tiempo, mi palabra, mis consejos».