Gentes: Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia (en ABC) - Alfa y Omega

El matrimonio debe ser pensado desde la ecología de la vida y no desde la psicología del sentimiento. Las leyes ni pueden ni deben regular el amor ni la afectividad ni la sexualidad, a diferencia de lo que sucede con el matrimonio, salvo que se propugne un Estado con competencia para entrometerse en el terreno de los sentimientos de los ciudadanos. Esta extraña concepción del Estado es la que propugnan quienes –como nuestro ministro de Justicia– parecen confundir el matrimonio con el amor. Reducir el matrimonio a un sentimiento a fin de incorporar al matrimonio a cualesquiera que se amen, al margen de que generen o no una estructura matrimonial abierta a la vida, es un inmenso fraude ayuno de honestidad intelectual, por muy políticamente correcto que sea.