18 millones de europeos comen gracias a Cáritas - Alfa y Omega

18 millones de europeos comen gracias a Cáritas

La Iglesia está en primera línea de lucha contra la crisis en toda Europa. Pero, además de actuar, los cristianos denuncian que son nuestros estilos de vida los que nos han traído hasta aquí. En vísperas de las elecciones griegas, cuando el propio proyecto de construcción europea está amenazado de muerte, católicos y ortodoxos de todo el continente se han reunido en Lisboa, para analizar las causas de la crisis y lanzar propuestas que permitan superarla

Redacción
Familias enteras acuden al comedor de las Siervas de Jesús, en el barrio madrileño de Vallecas.

«Todos somos griegos». Mientras Europa contiene la respiración en espera de las elecciones que celebra, el domingo, este país, cuyo resultado amenaza incluso la supervivencia de la moneda única, el cardenal Schönborn, arzobispo de Viena, y el metropolita greco-ortodoxo de Austria denuncian que algunos «hablan con frivolidad de una salida de Grecia de la Unión Europea», sin entender «que estamos todos en la misma barca», y sin el mayor atisbo de compasión hacia un pueblo duramente golpeado por la crisis y por el severo plan de ajustes impuesto.

Católicos y ortodoxos se han reunido también estos días en Lisboa, donde se celebró, del 5 al 8 de junio, el III Forum Católico Ortodoxo, centrado en la crisis, con representantes de todo el continente, desde Portugal a Rusia. ¿Qué están haciendo los cristianos para combatirla? En primer lugar, arremangarse, mancharse las manos. Cáritas, junto a la Cruz Roja se ha convertido en la institución de referencia para las personas más golpeadas por la crisis en toda Europa. Con su red capilar, extendida por todas las diócesis y parroquias del viejo continente, Cáritas colabora para dar de comer a 18 millones de personas, y se ha convertido en la organización más eficaz en la búsqueda de trabajo (en España, el 16 % de quienes acuden a sus servicios han encontrado un empleo; 13.148 personas en 2011).

Pero además, como ha explicado en Lisboa el cardenal Péter Erdö, arzobispo de Budapest y presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), los cristianos tienen otra misión no menos decisiva: mostrar al mundo que la raíz de la crisis antes que económica o financiera es ética. «Muchos hablan del inicio de un colapso económico total, que en definitiva no es más que el ocaso de un modelo cultural, impregnado de liberalismo desenfrenado, que pone la ganancia económica por encima del bien de toda la persona humana: que pone el éxito personal por encima de la solidaridad en las micro y macro relaciones humanas, y que no comprende que la felicidad de cada persona y la promoción del bien común no se excluyen, sino que se presuponen mutuamente».

De hecho, en las conclusiones finales del Fórum, se llega a señalar como posible consecuencia positiva de esta crisis, que la situación lleve a los europeos a replantearse su estilo de vida. En estos momentos —subrayó el cardenal Erdö—, cobran más vigencia que nunca las propuestas de la doctrina social de la Iglesia. «No basta hoy con aplicar nuevos mecanismos económicos o financieros», sino que es preciso volver a colocar a la persona en el centro de la construcción europea. Hay que «romper con el pasado», con las propuestas materialistas que nos han conducido al desastre. La familia debe volver a ocupar el lugar que le corresponde, porque sólo así habrá solución «a la crisis demográfica que sufre Europa» e hipoteca su futuro. También es preciso superar los viejos dogmas secularistas, que niegan que «la apertura de la persona a la trascendencia» es parte esencial de su naturaleza. Cuando Europa ha negado esta dimensión humana, se ha lanzado en brazos del consumismo hedonista. Las consecuencias son las que ahora padecemos.