San Luis nació en Valencia en 1526 y fue bautizado en la misma pila bautismal en la que había sido bautizado san Vicente Ferrer. A los 18 años ingresó en la Orden de Santo Domingo, y tres años después fue ordenado sacerdote. Fue santo Tomás de Villanueva quien le confirió el sacramento del orden.
El santo ejerció durante 30 años el cargo de maestro de novicios. Como profesor, sus alumnos lo consideraban estricto y exigente, pero que sabía dar las órdenes con gran bondad y amabilidad. Gozaba de gran estima dentro de la orden.
En 1562, san Luis Beltrán fue enviado como misionero a predicar el Evangelio a los indígenas de América y llegó al puerto de Cartagena, Colombia. El misionero sólo hablaba español, pero Dios le concedió el don de lenguas. En poco tiempo, aprendió el idioma de los indígenas y consiguió convertir a miles de ellos. También tenía el don de profecía y de hacer milagros.
El mayor problema de San Luis no era el idioma, los colonizadores españoles intentaron acabar con su vida en varias ocasiones por las denuncias del santo frente a las injusticias cometidas contra los indígenas. Le intentaron envenenar y disparar.
San Luis volvió a España en 1569 para continuar su labor como maestro de novicios. En el ejercicio de esta labor siempre insistía que lo mejor para la evangelización es la oración y los sacrificios. Murió, después de una dolorosa enfermedad, el 9 de octubre de 1581 y fue canonizado en 1671. Es el Patrono de Colombia.