Bravo por la humorista - Alfa y Omega

Ha sido una grata sorpresa seguir la cuenta de Instagram de Cristina Castaño estos días. La actriz, especialmente conocida por su papel en La que se avecina, acudió la semana pasada al Vaticano a encontrarse con el Papa. Inmersa en el mundo de la farándula, que a priori se presupone poco flexible con la Iglesia, exhibió con orgullo su participación en el encuentro y su agradecimiento porque «un líder espiritual mundial» dedicase su tiempo a hablar de la importancia del humor en la vida de las personas. Evidentemente, los comentarios no se hicieron esperar. No podían ser más evidentes: que si los oros vaticanos, que si los curas pederastas. Ella, como su buen humor la caracteriza, seguía mostrando vídeos y sonrisas. Gracias, tocaya. Por ser una señora y saber valorar lo que estaba sucediendo en ese momento, más allá de apreciaciones concretas y, seguro, disconformidad en otras muchas cosas. Yo, que adoro el mundo artístico, estimo que sepamos estar por encima de las ideologías cuando procede. Todo se truncó el fin de semana; una obra sobre la salud mental de las mujeres en el Teatro de la Abadía metió con calzador lo malísimas que eran las monjas de una institución de hace décadas. Faltaría más.