Anastasio Gil: «Alma» misionera de la Iglesia en España
Anastasio Gil fue un hombre clave en la historia de la Conferencia Episcopal Española
No por esperada, la muerte pasa más de puntillas. El movimiento misionero de la Iglesia en España llora la pérdida de Anastasio Gil García, director de Obras Misionales Pontificas y director del secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española. Sin faltar a la verdad se podría decir en los últimos veinte años de la Iglesia en España, don Anastasio fue el «alma» de los misioneros españoles, su paño de lágrimas, el amigo siempre atento a las necesidades de quienes hacen universal la predicación del Evangelio y son la más acreditada Marca España por el mundo.
Trabajador incansable, de recia espiritualidad castellana, Veganzones, Segovia, fue su más querido eremitorio. Ordenado sacerdote con 24 años en la diócesis de Segovia, en 1983 se incardinó en la de Madrid. Licenciado en Teología por la Universidad de Comillas, completó sus estudios con una diplomatura en Psicología Educativa y con un doctorado en Teología por la Universidad de Navarra. Ejerció su ministerio como capellán y profesor de religión en el Colegio Montealto de Madrid, como coadjutor en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Algete y como sacerdote de la parroquia de San Jorge en Madrid. Su otra gran pasión fue la catequesis. En 1988 fue nombrado subdirector del Secretariado Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal. En 2001 asumió la subdirección nacional de Obras Misionales Pontificias (OMP), con monseñor Francisco Pérez González al frente. En 2011 fue nombrado director nacional de esa institución pontificia, cargo que en el que fue confirmado en 2016, y que ha desempeñado hasta el final de sus días.
Anastasio Gil fue un colaborador fiel de los obispos españoles y un hombre clave en la historia de la Conferencia Episcopal Española. Y también la antítesis de la imagen del sacerdote funcionario que instrumentaliza las instituciones para su carrera personal. Su capacidad para las relaciones humanas hizo posible un notable cambio en la imagen pública y publicada de las misiones y los misioneros españoles, después de momentos nada fáciles dentro de esa institución por erráticas gestiones anteriores. Anastasio Gil entendía a la perfección el papel de los medios de comunicación en la sociedad actual. De ahí el éxito de las campañas misioneras, Domund, Infancia Misionera, Clero Nativo, de los últimos años y su repercusión pública.
Don Anastasio ante todo y sobre todo fue un sacerdote apasionado de Jesucristo y entregado a quienes de él necesitaran algo. Miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, trabajó incasablemente por la comunión en la Iglesia y por la coordinación nada fácil de las instituciones eclesiales dedicadas a la misión. Apreciado en la Congregación de Propaganda Fidei, fueron muchas las muestras de afecto y agradecimiento que recibió de los pontífices contemporáneos y de los prefectos de ese relevante dicasterio.
José Francisco Serrano Oceja / ABC