Integrantes de la Fraternidad Cristiana de Discapacidad de Madrid peregrinan a Roma: «Queremos ser miembros activos de la Iglesia, no pasivos»
Han hecho una parada para tomarse un heladito y reponer fuerzas. Llevan una mañana muy ajetreada a la que, sin duda, hay que añadir la dificultad para moverse por Roma, una ciudad poco accesible para las personas en silla de ruedas. Pero hoy todos los esfuerzos han merecido la pena. El Papa Francisco los ha saludado en el Aula Pablo VI, desde donde este grupo de la Fraternidad Cristiana de Discapacidad de la archidiócesis de Madrid ha seguido la audiencia general. Cuando ya aprieta el calor en la Ciudad Eterna, los enfermos y las personas con discapacidad asisten a la catequesis de los miércoles desde el Aula Nervi. El Papa siempre acude primero a saludarlos antes de salir a la plaza
A José Manuel, el presidente de la Frater, se le entrecorta la voz.
¿Cómo ha sido el encuentro con Francisco?
Solo le he podido decirle que queremos seguir la doctrina social de la Iglesia y… [ se le saltan las lágrimas]. A unos les ha impuesto las manos y a otros les ha abrazado. Ha sido muy tierno. Muchos de los que han venido aquí están descartados socialmente, como dice el Papa, empezando por que reciben una pensión de pena.
El grupo está formado por 22 personas en silla de ruedas y 22 colaboradores, entre familiares y voluntarios. José Manuel explica que no ha sido empresa fácil viajar hasta Roma. «Hemos tenido muchos problemas, pero gracias a la buena disposición de la gente y el sacrificio de los voluntarios, que se están dejando el lomo para llevar a todos de un lado a otro, esto está siendo posible».
Miguel Ángel explica que es un fiel lector de Alfa y Omega. Tiene parálisis cerebral de nacimiento.
¿Cómo ha sido conocer al Papa?
Estaba muy emocionado y le he dicho: «Santidad, somos españoles». Y él me ha dado un apretón de manos.
Y ahora, ¿cómo se siente?
Confirmado en mi fe. Sé que quizá son palabras muy grandilocuentes, pero son reales. Aunque me he quedado con una pregunta por hacerle. Siempre nos pide que recemos por él y me gustaría saber qué nos pide él a las personas con discapacidad.
Si se ha quedado con una pregunta en el tintero para el Papa, tendrá que volver a Roma para hacérsela.
Ojalá que pueda ser en nuestro país. Nuestro movimiento es de personas enfermas y con discapacidad que queremos ser miembros activos de la Iglesia, no pasivos. Queremos evangelizar nuestro ámbito, ¿verdad Juanjo?
[Miguel Ángel pasa la pelota a Juan José, en silla de ruedas por poliomielitis].
Sí. Y aunque parezca un juego de palabras, indiscutiblemente formamos parte de un pueblo de Dios en marcha y esa marcha no solo se desarrolla con el caminar que todos conocemos.
Juan José, ¿cómo reciben ustedes los mensajes y los gestos del Papa que reivindican a las personas con discapacidad?
Es un discurso que devuelve la dignidad a la persona y nosotros nos sentimos interpelados.
Junto a ellos, también en su silla de ruedas, encontramos a Josefina. ¿A usted qué le ha dicho al Papa?
Me ha tomado de las manos y yo le he dicho: «te quiero». Él ha puesto una cara preciosa. Yo se lo decía a mi marido, que ya está en el Cielo. Mira, lo llevo aquí en esta chapa en la gorra.
¿Cómo se siente ahora?
Muy feliz. Más feliz de lo que ya era.
Josefina lleva unos pendientes con la silueta de una silla de ruedas. También unas pulseras que vendían desde la Frater para ayudar a un centro de niños con discapacidad de Perú.
Josefina, ¿y esos pendientes?
Los hago yo, porque mi silla de ruedas me hace vivir en libertad. Es un homenaje a ella.
¿Libre en silla de ruedas?
Sí, muy libre. Con esta voy a todas partes, pero con la eléctrica… ¡soy la reina del mundo!, ¡hasta bailo en la silla!