¿El perdón puede imponerse sobre la barbarie? La respuesta la hallarán en esta historia de guerra, de viaje a lo más profundo del corazón humano que intenta explicar la sinrazón del odio y la abominación. La madre que busca al hijo, el hijo que busca a la madre. Los lazos indelebles de la sangre, que acompañan hasta el fin de los días. El terror del conflicto de un país sin nombre. La esperanza. Todo eso y más es Incendios, dirigida por Mario Gas, tres horas de teatro puro que vuelve al madrileño Teatro de la Abadía tras una gira por todo el país.
«Ahora que estamos juntos, todo va mejor», repite como una oración Nawal Marwan. Sus únicas palabras antes de morir tras cinco años de silencio. En la lectura del testamento, sus hijos gemelos, Jeanne y Simon, encuentran la posible respuesta a la incomprensión hacia su madre en dos sobres cerrados que esconden una petición, un cuaderno rojo y una chaqueta verde con el número 72. Estos objetos abrirán la puerta al pasado de una familia desconocida, a una tragedia, a un dolor indescriptible.
El autor, Wajdi Mouawad, vivió en su Beirut natal hasta los 8 años. Desde lo alto de un edificio vio cómo un autobús repleto de refugiados era acribillado por las milicias al comienzo de la guerra civil libanesa. Eso marcó su infancia, a la que define como «un cuchillo clavado en la garganta. No se lo arranca uno fácilmente». Como los protagonistas de su obra. El arte como espejo. Los actores, bárbaros, pero mención aparte merece la Espert, inconmensurable con sus 82 años. No se pierdan esta obra maestra.