De la Legión a Cristo: 236 legionarios reciben el miércoles alguno de los sacramentos de iniciación cristiana
204 legionarios de la Brigada Rey Alfonso XIII II recibirán el próximo miércoles la Confirmación. En la misma celebración habrá 27 Primeras Comuniones y cinco soldados serán bautizados. Son tres veces más que los soldados que recibieron los sacramentos de iniciación cristiana hace tres años
Aranda es observador en un equipo de tiradores de precisión de la Legión, donde se alistó en 2009. Llegó al Ejército alejado de Dios y de la Iglesia, de los que se había separado «en la adolescencia porque empecé a buscar la solución a mis problemas en otros sitios», cuenta a Alfa y Omega. De familia católica, el legionario fue bautizado e hizo la Primera Comunión pero abandonó toda práctica religiosa durante dos décadas. Todo cambió hace tres años cuando se confesó. Fue decisivo «el encuentro con mi novia, que es muy practicante». Pero recientemente, en una Misa en la basílica del Pilar de Zaragoza, «caí en la cuenta de que en realidad había vuelto a la Iglesia por mediación de la Virgen», a la que iba a visitar de vez en cuando para rezarle un avemaría. «Entre las dos me trajeron de vuelta», asegura.
Tras recibir el sacramento de la Reconciliación, Aranda sintió «un alivio total» y «empecé a ir a Misa con mucha frecuencia». Ahora acude a la Eucaristía casi a diario y procura llegar «media hora antes para unirme al rosario de la parroquia».
En menos de una semana, recibirá la Confirmación y completará los sacramentos de iniciación cristiana. Esta vez el que le empuja es el Espíritu Santo. «Creía que me acercaba a la Confirmación por mi interés en hacer bien todo lo que hago. “Si vuelvo a la Iglesia, he de confirmarme”, pensaba. Pero después me he dado cuenta de que es el mismo Espíritu Santo, al que voy a recibir, el que me ha guiado hasta aquí», dice.
Multitudinaria Confirmación
Aranda recibirá la Confirmación el 7 de junio, a las 19 horas, en una celebración que presidirá el vicario episcopal del Ejército de Tierra, Francisco Bravo, y que tendrá lugar en la plaza de armas del cuartel de la Legión en Almería. En la misma celebración, serán confirmados otros 204 legionarios de la Brigada Rey Alfonso XIII (Brileg) y 14 guardias civiles; habrá 27 Primeras Comuniones y cinco soldados serán bautizados.
Del protestantismo al catolicismo
De entre los sacramentos de iniciación cristiana que se imparten en la Legión, el menos habitual es el Bautismo. En 2014 se celebraron dos, este miércoles serán cinco los legionarios de la Brileg que entren a formar parte de la Iglesia católica. Uno de ellos, Rubén Moreno Navasquillo, de 23 años, lo hará desde el protestantismo, religión a la que pertenece su familia.
«De pequeño era muy religioso. Siempre iba a la iglesia con mi madre». Pero «un día, yo lo achaco a la adolescencia, tuve una crisis de fe y dejé de interesarme por la religión y por Dios», explica a Alfa y Omega.
Al poco de entrar en la Legión, Navasquillo sintió «la llamada de Dios» y «vi que la mejor manera de responderle era a través del catolicismo», asegura. «El Señor me mandaba pequeñas señales y me pedía que volviera a Él».
El legionario empezó a ir a alguna Misa católica y allí descubrió «a la Virgen como madre, porque los protestantes no tienen mucha vinculación con María».
A pocas horas de su incorporación a la Iglesia, Rubén dice sentir «emoción». El mismo sentimiento lo tiene su madre, que «me apoya al 100 %. Ella lo pasó muy mal con mi crisis de fe y entiende que he descubierto al Señor de nuevo, aunque sea en otra confesión cristiana, y se alegra mucho por ello».
Caza y captura en el mesón
Los legionarios de la Brileg que van a recibir alguno de los sacramentos de iniciación cristiana este miércoles, 236 en total, son el triple de los que los recibieron hace tres años, cuando hubo 69 Confirmaciones, doce Primeras Comuniones y dos Bautizos.
Francisco José Ruiz Martínez, capellán de la Legión desde hace doce años, achaca el incremento a «la implicación del capellán. No solo la mía, sino de todos los que han pasado por aquí —explica—. Con que rasques un poquito su corazón, el militar vuelve enseguida la mirada a Dios», añade.
Pero antes de hurgar en su corazón, el páter tiene que hacer lo que él llama «caza y captura», a lo que se dedica siempre, pero especialmente cuando los soldados van al mesón. «Procuro pasar mucho tiempo con ellos. Paso calor y frío con ellos. Y en esas ocasiones soy muy preguntón: “Y tú, ¿de dónde eres?, ¿has hecho la Primera Comunión?”. Y salta el compañero: “Páter, este no está ni bautizado”. Entonces me hago mi ficha mental y me pregunto: “¿Por qué no ofertarle la salvación a través de los sacramentos que Dios nos ha dado?”. Al principio se extrañan porque, ¿quién le puede ofertar un tesoro de gracia? Pero, después de un tiempo de acompañamiento, les cambia la mirada e impresiona la transformación en su corazón».
El Cristo de la Buena Muerte
Para su trabajo, Ruiz Martínez tiene además un ayudante que nunca falla: «El Cristo de la Buena Muerte», al que los legionarios «quieren, custodian e incluso se tatúan». Basta que el páter se interese por el tatuaje —«¿Y qué es eso que llevas ahí tatuado? ¿Quién es para ti?»— para que «surja una conversación y abran su corazón por completo».
La figura del Cristo de la Buena Muerte el páter la utiliza mucho. La considera un «pilar fundamental» para el capellán de la Legión. Pero siempre que Francisco saca a relucir el Cristo de Mena, empieza hablando primero de amor. «Los diez mandamientos se resumen en “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” —explica–. Yo les digo que su prójimo es España, a la que tenemos obligación de defender incluso con nuestra vida. ¿Y quién es el que dio la vida por sus amigos? Jesucristo: el Cristo de la Buena Muerte. Nuestro prójimo es la entrega a Dios, a la patria, a todos los españoles, incluso los que están en contra de la institución», concluye.
En la unidad de Zapadores se dice que están los hombres más duros de la Legión. En ella ocupa el cargo de teniente el almeriense de 40 años Arsenio Rueda: «Nos encargamos de abrir brecha a la infantería. Vamos despejando el camino para que el resto de unidades puedan ir pasando», lo que implica limpiar campos de minas, quitar alambradas, poner explosivos…
Arsenio abre camino, pero nunca empieza el suyo sin antes «santiguarme, rezar un padrenuestro y un avemaría». Luego, a las doce, «junto con un compañero, hago un parón y rezamos el ángelus». Y antes de que el camino del día llegue a su fin, el teniente Rueda reza «una plegaria junto a mis hijos» y «mis oraciones nocturnas».
El teniente afronta su Confirmación con ilusión, sus compañeros con sorpresa: «Me preguntan cómo no me había confirmado antes, porque creían que ya lo estaba».
Tras seis meses en el Líbano, la Brigada Guzmán el Bueno X volvía a España el 14 de mayo. Dos semanas antes, el 30 de abril, 41 militares recibían la Confirmación y dos de ellos hacían la Primera Comunión. En la homilía de la celebración, el capellán animaba a poner en práctica un frase que se popularizó entre los soldados de cara a las Confirmaciones: «Vivir creyendo…, tu fe es tu fuerza».
Los mismos confirmandos participaron en el acto con una reflexión, según un miembro de la Brigada, en la que hablaban de «los valores evangélicos» como las «armas a usar frente a la incredulidad y la superficialidad». Durante su estancia en el país del cedro, la Brigada Guzmán el Bueno X celebró también la Navidad o la Semana Santa, esta última con procesión por las calles de la base incluida.
No es habitual que un capellán castrense tenga que bautizar a un niño pequeño en mitad de una operación militar, y menos que lo tenga que hacer después de que el bebé haya nacido en una fragata de la Armada. Sucedió a finales de marzo a bordo de la Fragata Canarias, que se encontraba en el Mediterráneo participando en la operación Sofía.
El buque rescató a una inmigrante nigeriana, de religión católica, en un muy avanzado estado de gestación. Adesuwa dio a luz a Enmanuel, que «pudo ser bautizado gracias a la presencia en el barco de un capellán de la marina», explica el vicario episcopal de la Armada, Javier Orpinell, a Alfa y Omega.
A bordo de los buques de la Armada Española, según el sacerdote, también «son habituales los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía» y son muchos los marineros que «reciben catequesis de Confirmación o los cursillos prematrimoniales».
Al final, de lo que se trata es de «hacer presente a Cristo en cada rincón del barco» y para ello el capellán «recorre desde las máquinas hasta el puente de mando».