Zelenska clama en Roma por los «corazones heridos» en la guerra de Ucrania - Alfa y Omega

Zelenska clama en Roma por los «corazones heridos» en la guerra de Ucrania

La mujer del presidente ucraniano se reunió este miércoles con Francisco, antes de asistir a la audiencia general. Visitó después a algunos de los niños ucranianos ingresados en el hospital pediátrico que gestiona el Vaticano y participó en una Misa celebrada por el cardenal Zuppi en una iglesia del céntrico barrio de Trastevere

Victoria Isabel Cardiel C.
Zelenska se reunió con el Papa antes de la audiencia general de este miércoles
Zelenska se reunió con el Papa antes de la audiencia general de este miércoles. Foto: CNS.

«Mi país quiere ver a todos sus hijos en casa y anhela una paz justa y duradera». Con la voz desgarrada por el dolor de una guerra que no cesa, la esposa del presidente ucraniano, Olena Zelenska, tomó la palabra este miércoles en la basílica de Santa María, en el céntrico barrio romano de Trastevere, para narrar el dolor que dejan tras de sí las bombas y la metralla en Ucrania. La mujer de Volodímir Zelenski habló de los «corazones heridos» y la «angustia» que viven las familias sin saber cuándo cesará el conflicto, durante la Misa que presidió el cardenal Matteo Zuppi en presencia también de numerosos sacerdotes ucranianos y seminaristas grecocatólicos que estudian en la capital italiana.

Fue la última cita de la agenda de Zelenska en Roma. Junto a las primeras damas lituana, Diana Nausediene; serbia, Tamara Vucic, y armenia, Anna Hakobyan, asistió por la mañana en primera fila a la audiencia celebrada en la plaza de San Pedro. Cuando terminó también pudieron intercambiar algunas palabras con el Pontífice.

A él le agradeció «todas las iniciativas encaminadas a apoyar al pueblo ucraniano»; y al purpurado italiano enviado especial del Papa para poner las bases que conduzcan a un alto el fuego entre Ucrania y Rusia, su labor diplomática «ayudando a repatriar a los ucranianos cautivos, incluidos niños, prisioneros de guerra, miembros del clero encarcelados, periodistas, civiles y militares, pero también los cuerpos de nuestros defensores asesinados».

En su homilía, Zuppi quiso llevar al altar los sufrimientos y esperanzas de Ucrania 1.000 días después del inicio de la invasión rusa y pidió «hacer más y con más valentía». Porque la paz «nunca es debilidad sino fuerza, tanto más si se garantiza seriamente en un marco creíble y fuerte». El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana hizo de este modo un llamamiento a la comunidad internacional y, en concreto, a la UE, que sigue enfrascada en posiciones beligerantes: «Recordemos que Europa nació para imaginar la paz, impensable entre pueblos enfrentados durante siglos». También recordó «la compasiva insistencia del Papa Francisco, que no se rinde ante la guerra y no se cansa de preguntar si hemos hecho todo lo posible» para lograr un avance. 

«¿Cuánto falta para el día de la paz?», se cuestionó el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Así subrayó que el diálogo «no es rendición, sino una forma de obtener lo que de otro modo solo se mide con las armas». «Hay que tener el valor de detenerse para no perder, sino para ganar mediante la negociación», insistió tras asegurar que, incluso en medio de las bombas y las batallas, hay «luces de vida y de cercanía que hacen humano incluso lo que no podría ser más inhumano». Algunos de los ejemplos de esta caridad centelleante que surge del conflicto son los «niños ucranianos acogidos este verano por tantas familias italianas» o «la solidaridad que ha movilizado a las parroquias» para acoger a refugiados.

«La paz y la justicia están unidas como dos hermanas inseparables: de hecho, una ayuda, capacita y defiende a la otra», concluyó Zuppi. Tras la Eucaristía también habló el embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash, que señaló que las primeras damas de Lituania, Serbia y Armenia se han reunido en Roma para «compartir los horrores de la agresión rusa y el olvido consciente de la verdad».

Fue la última cita de una larga jornada en Roma, en la que Zelenksa acudió al Hospital Bambino Gesù, que en estos más de dos años de guerra ha atendido a 2.500 niños ucranianos enfermos y heridos por los ataques. La primera dama ucraniana los visitó en sus habitaciones y les dejó algunos regalos.

«Nos dieron tres días y llevamos 1.000»

En una entrevista con los medios vaticano, Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev, recuerda que al comenzar la invasión rusa de Ucrania «nos dieron tres días y llevamos 1.000 de una guerra sin sentido, blasfema y sacrílega». El líder grecocatólico apunta que «dentro de nosotros hay una fuente de resiliencia y esperanza». Y advierte de que, aunque «el agresor quiere aniquilar esta fuente», en ella «está la solución para tantas injusticias en el mundo moderno que está perdiendo su humanidad».