«Yemen es un infierno y falta de todo»
La situación en Yemen es cada día más insostenible. El 80 % de la población del país, más de 20 millones de personas, necesita ayuda humanitaria urgente, según denuncian los organismos internacionales. Los misioneros salesianos, una vez más, permanecen al lado de la población, sobre todo, «de los más pobres, que, como siempre, son los que más están sufriendo», explican
«Falta electricidad, sólo algunos días tenemos 3 ó 4 horas de energía, las infraestructuras están destruidas por los bombardeos, faltan medicinas, agua, alimentos…» Éste es el relato desesperado de los misioneros salesianos que decidieron permanecer en Yemen para estar al lado de la población a la que sirven.
Ciudades como Aden o Taiz están siendo arrasadas y la situación es realmente complicada. «En Aden hay combates muy duros y hay una escasez muy grande de las necesidades más básicas. La vida allí es muy miserable», cuentan los misioneros. Y para aumentar el sufrimiento, «parece ser que hay una epidemia de dengue y más de 5.000 personas están afectadas. Algunas han muerto», añaden. La falta de limpieza, las aguas estancadas, los muertos que permanecen días en las calles… pueden ser las causas de este brote.
En Aden, además, dos de las tres iglesias llevadas por los salesianos han sido saqueadas y parcialmente destruidas. «Han roto las imágenes y se han llevado lo poco que había de valor… pero son sólo edificios. Nos importan las personas, que están tratando de sobrevivir», explican los misioneros.
«Millones de personas están viviendo de forma verdaderamente miserable… Continuamente con miedo a los bombardeos… muchas personas son mutiladas o sufren graves heridas. Además, el daño psicológico en niños, niñas y jóvenes es imposible de calcular».
A pesar de los esfuerzos internacionales, las conversaciones de paz de Ginebra han fracasado y los bombardeos continúan. «Cuál de los dos bandos tiene la razón, no es nuestro cometido jugarlo», concluyen los misioneros.
Desde 2011. La chispa de la violencia
Más de 1.600 muertos, más de 6.000 heridos y más de medio millón de desplazados son el resultado del conflicto que sufre Yemen. La crisis tiene su origen en 2011, cuando cae el Gobierno de Alí Abdulá Salé. Desde entonces, el país vive en cierta inestabilidad, pero se agravó en el mes de septiembre, cuando rebeldes chiíes entraron en la capital para tratar de hacerse con el poder.
Los huthis, que siempre han reivindicado una mayor autonomía para el norte del país, obligaron al Gobierno de Hadi a dimitir en bloque en el mes de enero. A partir de ese momento los acontecimientos se precipitaron. En marzo, Arabia Saudí asumió el liderazgo de la Operación Tormenta Definitiva junto a nueve países de la región con la intención de repeler a las milicias huthis. Desde entonces, los bombardeos son continuos sobre las grandes ciudades del país, dejando a la población civil en una situación de grave vulnerabilidad.