Hernán Reyes: «Ya está listo el andamiaje jurídico de la Iglesia pobre con la que sueña el Papa»
El periodista presenta en España Os ruego en nombre de Dios con motivo del décimo aniversario del pontificado de Francisco
En el marco del décimo aniversario del pontificado de Francisco, el periodista Hernán Reyes ha presentado en España el libro Os ruego en nombre de Dios (Mensajero), escrito a cuatro manos junto al Papa, en el que el Santo Padre ahonda en diez de los asuntos que más le han preocupado a lo largo de esta década: los abusos, la casa común, las fake news, la política y el bien común, el fin de la guerra, los migrantes y refugiados, el papel de la mujer en la sociedad, el crecimiento de los países pobres, el acceso a la salud y la utilización del nombre de Dios para justificar la violencia.
Según Reyes, la obra surgió tras el videomensaje de Bergoglio a los movimientos populares, donde hizo esa aliteración en la que repitió hasta en nueve ocasiones la fórmula «en nombre de Dios, pido…». «Aquel discurso fue impactante y pensé que había que hacer algo con él, pero dejé la idea macerando hasta que caí en la cuenta de que se le podía dar forma de libro coincidiendo con los diez años de su elección», recuerda el periodista argentino en conversación con Alfa y Omega.
De todas formas, Os ruego en nombre de Dios no es un texto pensado para la celebración del aniversario exclusivamente, sino que se trata de algo mucho más amplio. «La idea es ahondar en la densidad y profundidad del pontificado de Francisco». En este sentido, el autor subraya que la obra puede resultar especialmente interesante para quienes todavía «no han buceado en el océano magisterial del Papa» o para aquellos que, «quizá de buena fe, han asumido miradas parcializadoras sobre Francisco».
Al abrir sus 155 páginas, todos ellos se encontrarán con un nuevo mea culpa del Papa, que en la primera línea del libro escribe: «No puedo empezar sin pedir perdón una vez más» por el tema de los abusos. Este comienzo, según Hernán Reyes, tiene una fuerza increíble. «Francisco no se ha cansado de pedir perdón, pero no es algo impostado. Cada vez que lo ha hecho, ha acompañado sus palabras de varias medidas para prevenir, erradicar y juzgar este tipo de delitos», apunta.
Junto con el comienzo, el periodista destaca el epílogo de la obra, donde el Santo Padre no se deja vencer por la abrumadora contundencia de los problemas planteados, sino que alienta hacia un futuro de esperanza. «En este mundo herido, con un hambre casi sistémica, en pleno apogeo de la Tercera Guerra Mundial a cachitos —ahora con un pedazo grande en Europa—, con los desplazados, el cambio climático, etc., que el Papa nos siga convocando a ser peregrinos de esperanza me parece que tiene un valor incalculable», asegura.
—¿Esperanza en qué? ¿Cuál es la propuesta a partir de ahora?
—Uno de los grandes principios rectores del pensamiento de Francisco es que «el tiempo es superior a la idea», que se puede traducir por el concepto de «echar a andar procesos». Lo importante no es crear estructuras u ocupar espacios, sino abrir la puerta para que los proyectos se desarrollen. Y en este marco, la lucha contra los abusos o la preocupación por la casa común van a tener un desarrollo más allá de esta primera década. Por otro lado, la gente pensaba que la reforma de la Curia romana era un punto de llegada, pero no, es justo lo contrario. Es la casilla de salida, y ya está lista. Se trata del andamiaje jurídico para que se cumpla aquello que ya dijo en el tercer día de su pontificado: «Sueño con una iglesia pobre para los pobres». Esto, unido al Sínodo puesto en marcha, son pistas sobre cuáles van a ser los temas predominantes en la agenda del Vaticano y del Santo Padre.
Tras la presentación, el periodista argentino ha participado este martes por la tarde, 7 de marzo, en el coloquio Diez años y diez claves del pontificado del Papa Francisco, organizado por la editorial Mensajero. Junto a Reyes se han sentado Gabino Uríbari, de la Comisión Teológica Internacional; José María del Corral, director mundial de Scholas Occurrentes, y el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, quien ha subrayado que el Papa ha mirado y ha obligado a mirar hacia «lugares a los que tiene que llegar la luz de Evangelio», y a afrontar situaciones «donde hay oscuridad».
Durante su intervención, el purpurado ha explicado que al acercar la «novedad» del Evangelio se podrán «evitar los discursos de odio que existen y se dan» o «eliminar las guerras». Asimismo, ha apelado a «rezar el padrenuestro, que no acabamos de rezarlo bien», sabiéndonos «hijos y hermanos». «El Evangelio no es una teoría, es una forma de vivir y una forma de acercarnos a los demás», ha abundado en otro momento.
Para ilustrarlo, el arzobispo ha valorado, entre otras cuestiones, la apuesta permanente del Papa argentino por el diálogo, su lucha contra la lacra de los abusos o el Sínodo, que considera «una gracia». «El camino que tenemos que realizar lo tenemos que hacer juntos, no cada uno con su grupo, con intereses de no sé qué tipo. […] El discípulo de Jesús no se pone a mirar la realidad, sino que entra en ella. […] El discípulo de Jesús no tiene una varita mágica. Tiene su persona, su adhesión a Cristo y el contagio que esto provoca».