Así se convirtió Burgos en diócesis y se consiguió el terreno para su catedral - Alfa y Omega

Así se convirtió Burgos en diócesis y se consiguió el terreno para su catedral

Hace 950 años, Alfonso VI regaló al entonces obispo de Oca su palacio y el terreno contiguo. Por la invasión musulmana y la reconquista, había tenido al menos cuatro sedes en dos siglos

María Martínez López
Arce está al frente del Archivo Diocesano y del de la catedral
Arce está al frente del Archivo Diocesano y del de la catedral. Foto: Archidiócesis de Burgos.

El primer rastro histórico de la actual diócesis de Burgos es el nombre de un obispo, Asterio, que participó en el año 589 en el III Concilio de Toledo. Aunque entonces no era pastor de Burgos como tal, sino de Auca u Oca; hoy, Villafranca Montes de Oca. Y, aunque esta prueba documental es de finales del siglo VI, «se supone que la diócesis existía desde tiempo atrás», afirma Fernando Arce, director del Archivo Diocesano y también del de la catedral burgalesa. Si hoy en día la Iglesia en Burgos está conmemorando un 950 aniversario y no 1.500 años —o más— de la diócesis aucense, se debe al documento que ven en esta página.

La tradición atribuye la fundación de Oca a san Indalecio, uno de los siete varones apostólicos enviados por san Pedro y san Pablo a Hispania. Ya mediante fuentes históricas, se sabe que pertenecía a la provincia eclesiástica de Tarragona y que algunos de sus otros obispos en época visigótica fueron Amantius, Litorius, Stercopius y Constantino.

Sin embargo, Oca fue destruida en el siglo VIII por la invasión musulmana. Desde entonces, y durante los dos siglos que duró la reconquista de la zona, «la sede del obispo se fue desplazando», explica Arce. El obispo Julián tuvo su sede en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Eran tiempos de incertidumbre y cambios continuos, incluida la división del territorio diocesano en dos y continuos traslados. Hubo sedes en Valpuesta, Cardeña, Sasamón y Muñó.

Para dar a conocer el archivo

La muestra itinerante por los 950 años del traslado de la sede episcopal (y con ella de su archivo) a Burgos es una de las primeras iniciativas del proyecto Ars Internexum. Con él, la Iglesia local busca fomentar actividades culturales en la sede que comparten el Archivo Diocesano y la Facultad de Teología del Norte de España y así dar a conocer y potenciar la labor del primero. Dentro del mismo proyecto, el pasado septiembre se organizaron dos cursos sobre la gestión de archivos; en concreto, sobre la conservación y la digitalización de los documentos. Toda esta labor se lleva a cabo en el marco de trabajo de la Fundación Ars Burgensis, creada en 2024 para modernizar la «conservación, promoción y difusión del patrimonio religioso, cultural, histórico y artístico que atesora la Iglesia».

En 1074 se instaló en Gamonal, hoy un barrio de Burgos, pero por aquel entonces un pueblo separado. Hasta que, por fin, en el año 1075, hace 950 años, se trasladó la sede de la diócesis definitivamente a Burgos. Seis años después, en 1081, la decisión se consolidó y se materializó cuando el entonces rey de Castilla, Alfonso VI, cedió al obispo Simón el terreno en el que se alzaba su palacio y una pequeña iglesia dedicada a Santa María. Este documento es la primera prueba que se tiene de la cesión y del traslado. Y, por tanto, justifica la conmemoración de la efeméride. No en vano es una de las piezas más destacadas de las que se pueden contemplar en la exposición itinerante Un archivo para una diócesis de 950 años, que desde el pasado verano y hasta final de año está visitando los nueve arciprestazgos burgaleses.

La pieza se trata de «un privilegio real y, como tal, viene con el sello del monarca y la firma del notario, el canciller y los cofirmantes», abunda Arce. «En el mismo se especifica que el objetivo de la cesión del recinto es unificar» en Burgos las distintas sedes que habían tenido los obispos locales en los siglos anteriores. 14 años después de este documento, el Papa Urbano II confirmó el traslado con la bula Plurimas quondam.

Cruce de caminos

Burgos era desde el año 930 la capital del condado de Castilla, convertido en reino el siglo siguiente. Por este motivo, «el rey quería realzarla. Para ello fijó allí la sede del episcopado», elabora el responsable de los archivos diocesano y catedralicio. Pretendía que fuera tenida como madre y cabeza de todas las iglesias de Castilla. Por aquel entonces, la ciudad «era un centro de mucho movimiento cultural» y también económico. «Tenía aquí todo el comercio de lana y muchos negocios con Flandes», lo que también repercutió en la llegada de abundantes obras de arte flamencas. Si a esto se suma que pasaba por ella la ruta jacobea, era «todo un cruce de caminos».

A partir de la cesión, el palacio real se convirtió en episcopal y la iglesia de Santa María fue ampliada y elevada a catedral. Poco se sabe de ella —«apenas tenemos documentación de esa época»—, salvo que era de estilo románico. Casi un siglo y medio después, a consecuencia de que en el año 1219 el templo se quedó pequeño para la boda de Fernando III el Santo con Beatriz de Suabia, se decidió construir uno más grande, de estilo gótico. Es el que —con modificaciones— ha llegado hasta nuestros días. Pero esa es otra historia.

El privilegio real de Alfonso VI consta de una sola página.
El privilegio real de Alfonso VI consta de una sola página. Foto: Archidiócesis de Burgos.

Por su parte, «el palacio episcopal se mantuvo hasta el siglo XX, aunque en la etapa final el obispo ya no vivía en él, sino en otro más moderno». El primero estaba en la zona de la llamada puerta del Sarmental, en el transepto meridional de la catedral. «Se tiró para hacer una plaza muy amplia, la del Rey San Fernando, y que se viera mejor la catedral», explica Arce. Ahora, en su lugar quedan una escalinata y una terraza grande, donde a veces se hacen actos.

¿Y qué fue de todas esas diócesis que fueron, si bien por un tiempo breve, sedes episcopales? En Villafranca Montes de Oca —hoy con 120 habitantes— «prácticamente no se conserva nada. Pero en Sasamón [900 vecinos, N. d. R.] hay una iglesia preciosa. Y en Valpuesta también es tremenda y, de hecho, se visita mucho», a pesar de contar solo con una docena de pobladores.