XVIII Premios Alfa y Omega al mejor cine del año. Un genuino sabor español - Alfa y Omega

XVIII Premios Alfa y Omega al mejor cine del año. Un genuino sabor español

El año 2012 se recordará en España por la dura crisis, que se cebó con especial saña sobre la industria audiovisual. En ese difícil contexto, el cine español ha producido obras de gran calidad, y así se refleja en esta edición de los Premios Alfa y Omega al mejor cine del año, cuya indiscutible protagonista es Blancanieves, de Pablo Berger, con 4 Premios. El jurado ha premiado también Las aventuras de Tadeo Jones, como mejor película de animación, o a la directora Ana Rodríguez Rosell, Premio revelación, por su opera prima, Buscando a Eimish. Ya son dieciocho las ediciones de estos Premios al cine como expresión del deseo de belleza, de bien y de verdad que hay en todo corazón humano, buscando, desde la mirada de la fe, el no siempre fácil equilibrio entre arte, calidad técnica y hondura humana

Juan Orellana
Fotograma de 'Blancanieves'
Fotograma de Blancanieves.

El año 2012 ha sido testigo de una grata paradoja. En medio de una crisis económica que ha arrasado como un tsunami a tantas empresas audiovisuales (televisiones, productoras…), el cine español ha dado la nota, tanto en calidad como en recaudación. Por ejemplo, Lo imposible ha recaudado 145 millones de dólares, y la película de animación Las aventuras de Tadeo Jones ha hecho 47 millones de dólares. Pero aunque estos datos son importantes, especialmente en estos momentos difíciles, lo más digno de ser celebrado es la calidad de muchas películas españolas; calidad no sólo técnica, sino de guión. Parece que, poco a poco, se va superando el cine de lastres ideológicos, y se abre un horizonte de directores que sólo quieren contar buenas historias y no adoctrinar al público. Esta aurora de esperanza ha encontrado su reflejo en los Premios Alfa y Omega, con tres películas importantes, la multipremiada Blancanieves, la película familiar Las aventuras de Tadeo Jones, que ha contado con un abrumador respaldo del público y Buscando a Eimish, una opera prima que promete una interesante carrera para su directora. Pero también el jurado de Alfa y Omega ha dado cabida a películas italianas, chinas y americanas, dejando fuera necesariamente otras muchas, pues 2012 ha sido un buen año de cine.

Blancanieves, de Pablo Berger:
Mejor película española
Mejor actriz (Macarena García)
Mejor banda sonora (Alfonso de Vilallonga)
Mejor fotografía (Kiko de la Rica)

Macarena García, protagonista de la película, en una escena de Blancanieves.

Esta versión hispánica del cuento de Blancanieves, muda y en blanco y negro, es un prodigio de adaptación. Sin separarse de ninguno de los elementos clásicos del cuento, excepto el discutido final, consigue dos cosas tan difíciles como originales: incardinar la historia en un contexto mítico absolutamente español y andaluz en los años veinte, sin ningún vestigio de los referentes nórdicos de esa clase de cuentos, y profundizar en los aspectos antropológicos y dramáticos de la historia. Esto último lo hace, concretamente, incorporando uno de los temas recurrentes del cine posmoderno: la búsqueda y reconstrucción del vínculo paterno-filial.

Así, el cuento de los hermanos Grimm, que Disney popularizó para el universo infantil en trazos de animación, adquiere en manos de Berger un rostro adulto, más complejo y profundo, y enraizado en una estética que quiere compendiar todos los recursos propios del arte cinematográfico. De hecho, encontramos innumerables referencias estéticas a maestros del cine, referencias discretas, nada impostadas: los primerísimos primeros planos contrapicados según los encuadres de la primera etapa de Dreyer, los rostros del campesino al estilo de Pasolini, el uso de las sombras al dictado del expresionismo alemán…, y en general la recuperación del surrealismo de Buñuel, el suspense visual de Hitchcock, cierta visión berlanguiana de España y el goticismo del más clásico cine de terror. Este cóctel de cine está ensamblado a la perfección con un montaje de tiralíneas, una banda sonora excepcional y una dirección actoral dificilísima, en la que los intérpretes se tienen que mover entre el realismo y la caricatura, en un delicado equilibrio que consiguen a la perfección. Macarena García hace gala de una luminosidad especial en su papel de Blancanieves.

Blancanieves no es sólo un festival de buen cine, es una hermosa mitificación de algunas de nuestras tradiciones ancestrales, como el toreo y el cante flamenco. Les da un tratamiento radical, existencial, telúrico, muy cercano a la mirada trágica de García Lorca. La vida y la muerte atraviesan la cinta con toda su esencialidad: por eso son naturales los gestos religiosos y la certeza de la pervivencia de los seres queridos en el más allá. El amor, el odio, el sacrificio, el coraje…, nada está coartado en esta película, sino que todos esos sentimientos emergen con visceralidad y espontaneidad. El mal se representa sin disimulos, pero también la grandeza del corazón. Si el omnipresente toro anuncia y encarna la tragedia, Blancanieves es capaz de torearla cuando recuerda quién es su padre y quién su madre. Es decir, la fuerza de los vínculos de pertenencia y amor vencen sobre la ley del egoísmo narcisista que simboliza Encarna, la madrastra. También hay mezquindad en algunos enanos, en el apoderado…, pero la fuerza del bien es capaz de deslumbrarlos y cambiarlos.

Blancanieves
Director:

Pablo Berger

País:

España

Año:

2012

Género:

Drama

Público:

Todos los públicos

Cartel de 'Blancanieves'

Amor bajo el espino blanco, de Zhang Yimou
Mejor película extranjera
Mejor director

Escena de Amor bajo el espino blanco, de Zhang Yimou.

Zhang Yimou vuelve a ganar, por enésima vez, el Premio Alfa y Omega. Retorna con el estilo de cine que le hizo grande, tras un largo paréntesis en que se entregó a la fascinación de los efectos digitales. De sus anteriores películas, es quizá El camino a casa (Premio Alfa y Omega en 2000) la que más se asemeja argumentalmente a ésta. El guión se basa en una novela de Aimi. Ambientada en 1970 y con el telón de fondo de la Revolución Cultural, nos cuenta el delicado romance entre Jing, una colegiala que es objeto de reeducación debido al pasado capitalista de su padre, y Sun, un apuesto soldado hijo de un importante militar comunista.

La historia está contada con la sencillez y sentido lírico del mejor Yimou, sin artificios espurios ni subrayados retóricos. Aunque puede que el film se dilate en exceso —debido quizá a su cadencia serena—, se ve compensado por sus hallazgos visuales, dramáticos e incluso poéticos. Por un lado, dibuja una historia de amor tan casta y pura que a muchos les puede parecer irreal o inverosímil. La inocencia de Jing es tal, que ni siquiera conoce los protocolos de la procreación. Sun, lejos de aprovechar tan dulce ignorancia, la corresponde con un respeto que hoy habría que tildar de heroico. Por otro lado, el dibujo que hace de la revolución de Mao, es tan poco ideológico, que se entiende como una crítica contundente para el que quiera abrir los ojos, y puede parecer sutil —o inexistente— para el funcionario chino que debe autorizar la exhibición del film. El mismo Zhang Yimou fue víctima de la reeducación por razones familiares, como Jing, pero él no quiere detenerse en el rencor: «Me dije a mí mismo que no debía mostrar las heridas. El dolor está y permanecerá en nuestros corazones, pero debemos mostrar la belleza del ser humano».

Amor bajo el espino blanco
Director:

Zhang Yimou

País:

China

Año:

2010

Género:

Drama

Público:

Todos los públicos

Cartel de 'Amor bajo el espino blanco'

Prefiero el Paraíso, de Giacomo Campiotti
Mejor película sobre la fe
Mejor actor (Gigi Proietti)

Gigi Proietti, en el papel de Felipe Neri, en Prefiero el Paraíso, de Giacomo Campiotti.

El jurado no podía dar la espalda a una de las películas más luminosas del año: la versión cinematográfica de la miniserie italiana Prefiero el Paraíso, dirigida por Giacomo Campiotti. Este biopic refleja los episodios más interesantes de la vida de san Felipe Neri, santo del siglo XVI. Producido por la RAI y Lux Vide, fue visto en su estreno televisivo en Italia por casi siete millones de espectadores, con un share del 25,6 %. La película empieza con un Felipe ya sacerdote, adulto, que se presenta en Roma para tratar de que Ignacio de Loyola le envíe de misionero. Se nos retrata a un hombre luminoso, con mucho sentido del humor, humilde pero fuerte, y muy atento a su relación con Dios. A partir de ese momento, el guión selecciona algunos episodios de su vida que expresan conmovedoramente los aspectos esenciales de su carisma. Pero no pensemos que se trata de una cinta episódica e inconexa. Está construida como un gran largometraje en el que las tramas se van enlazando sin solución de continuidad. Por eso, la versión cinematográfica que aquí se premia, aunque supone un remontaje en aras de una mayor brevedad, no afecta ni a la comprensión de la historia, ni a la dosificación de la emoción y la intriga.

Prefiero el Paraíso no sería igual sin la presencia de Gigi Proietti, merecedor del Premio Alfa y Omega. Se trata de un actor muy versátil, curtido en los escenarios, y con una amplia trayectoria como actor de doblaje. Aquí se emplea a fondo y consigue atrapar toda la simpatía del público, que desde el primer momento se ve impelido a acompañarle en su fascinante aventura de fe. Su sonrisa auténtica y contagiosa, su mirada humilde y luminosa, y su socarronería limpia hacen creíble a un personaje que vive de su relación con Dios. Por otra parte, una amplia galería de secundarios muy bien dirigidos por Giacomo Campiotti hacen de la película una excelente presentación no sólo de la vida del santo, sino de la novedad de la fe cristiana en general.

Prefiero el Paraíso
Director:

Giacomo Campiotti

País:

Italia

Año:

2010

Género:

Drama

Público:

Todos los públicos

Cartel de 'Prefiero el Paraíso'

Argo, de Ben Affleck
Mejor guión (Chris Terrio)

Escena de Argo, de Ben Affleck.

Alfa y Omega no ha querido dejar pasar la ocasión de reconocer el interés de esta película que se alzó con el Globo de Oro a la Mejor Película el pasado mes de enero. Argo es una angustiosa intriga diplomática con Ben Affleck, como director y protagonista, y George Clooney como productor. El sólido guión del neoyorquino Chris Terrio se basa en sorprendentes hechos reales, relatados en el artículo Escape from Teheran, que Joshuah Bearman publicó en la revista Wired. La acción se inicia el 4 de noviembre de 1979, cuando la revolución islámica iraní del ayatollah Jomeini alcanza su punto álgido. Ese día, cientos de fundamentalistas irrumpen en la embajada de Estados Unidos en Teherán, y apresan a cincuenta y dos ciudadanos estadounidenses. Durante el caótico asalto, seis diplomáticos logran escapar y refugiarse en la casa del embajador canadiense. Sabiendo que es cuestión de tiempo que los encuentren, Tony Méndez (Ben Affleck), un agente de la CIA especialista en operaciones especiales, urde un arriesgado plan para sacarlos del país de forma segura: hacerlos pasar por cineastas canadienses, que viajan por Irán en busca de localizaciones para una película de ciencia-ficción.

La película está magníficamente ambientada, rodada con vigorosa precisión, montada con un ritmo de intensidad creciente y eficazmente arropada por la banda sonora de Alexandre Desplat. La película es un sugerente cóctel de intriga policial, parodia sobre Hollywood, drama intimista y denuncia política con aire documental y setentero. Los elementos están muy bien dosificados, de modo que deparan unos cuantos momentos de gran intensidad emocional, dramática o cómica, en los que todo el reparto muestra su alto nivel, sobre todo los veteranos Alan Arkin, John Goodman y Bryan Cranston.

Argo
Director:

Ben Affleck

País:

Estados Unidos

Año:

2012

Género:

Thriller

Público:

+7 años

Cartel de 'Argo'

Terraferma, de Emanuele Crialese
Mejor película a favor de la vida

Fotograma de Terraferma, de Emanuele Crialese.

En esta nueva categoría, el jurado de Alfa y Omega quiere premiar las películas que reconocen el valor irreductible y sagrado de la vida humana. Películas que elogian la ancianidad, exaltan la maternidad frente al aborto, o sencillamente reclaman una vida digna para cualquier ser humano, como es el caso de Terraferma. Este film se inscribe en ese conjunto de películas sociales europeas que se han asomado en los últimos años al drama de la inmigración ilegal, como la finlandesa El Havre (Kaurismaki, 2012), la belga El silencio de Lorna (Hermanos Dardanne, 2008), la británica Ghosts (2006) o la francesa Welcome (Philippe Lioret, 2010).

Más concretamente, el cine italiano ha tenido su propia forma de aproximarse a esa cuestión con directores como Gianni Amelio. El veterano cineasta romano Emanuele Crialese, de origen siciliano, que ya abordó la inmigración con aquella estupenda cinta de Nuovomondo, aporta su propia perspectiva.

Terraferma tiene su propia mirada, muy interesante, que no se limita a criticar una política antiinmigración muy dura, sino que aprovecha para contraponer una tradición humanista, de raíz cristiana —simbolizada por la imagen de la Virgen hundida en el mar—, que ve al inmigrante como un náufrago al que es obligado salvar, frente a una ley fría y deshumanizada. Su tono ligero, muy italiano, costumbrista, recrea la Sicilia profunda y tradicional, y la pone en contraste con la Italia industrializada representada por los turistas, una Italia más frívola y superficial. El resultado es una película muy cercana, fresca y muy humana. La sostienen unas interpretaciones muy naturalistas, entre otros, Filippo Pucillo, Donatella Finocchiaro y Beppe Fiorello.

Terraferma
Director:

Emanuele Crialese

País:

Italia

Año:

2011

Género:

Drama

Público:

Todos los públicos

Cartel de 'Terraferma'

Tan fuerte, tan cerca, de Stephen Daldry
Mejor película sobre la familia

Escena de Tan fuerte, tan cerca, de Stephen Daldry.

El polifacético director británico Stephen Daldry afronta su proyecto más melodramático en esta cinta protagonizada por el niño Thomas Horn, al que secundan Tom Hanks, Sandra Bullock y el incombustible Max von Sydow. Oskar es un chaval feliz, a pesar de su extraña inteligencia y conducta típicas del síndrome de Asperger. Tiene una relación muy buena con su familia, especialmente con el padre, un joyero con el que vive intensos juegos de aventuras de carácter educativo. El 11S, su padre muere asesinado en las torres gemelas, y eso genera un terremoto emocional en Oskar y en su madre. Y es que Oskar necesita sentir la presencia de su padre a toda costa.

La película mira con lupa el proceso de duelo de Oskar, y subraya la necesidad del chaval de encontrar un sentido al absurdo asesinato de su padre. Al mismo tiempo, el niño necesita replantearse la relación con su madre, de la que se va distanciando paulatinamente. La película ensalza las relaciones familiares, la importancia de los vínculos y la necesidad de perdonar y ser perdonados. Por otra parte, la cinta participa de ese deísmo tan americano, que no rechaza una cierta religiosidad, pero que no se puede llamar cristiana.

La película está magníficamente rodada, montada e interpretada, aunque sus vueltas de tuerca melodramáticas son a menudo evidentes. Es quizá excesivo su metraje y el uso de la voz en off, pero en conjunto es una película interesante, conmovedora, bastante redonda, que muestra el lado humano y personal de los atentados del 11S, y que sobre todo, describe con precisión el valor de los vínculos familiares.

Tan fuerte, tan cerca
Director:

Stephen Daldry

País:

Estados Unidos

Año:

2011

Género:

Drama

Público:

+7 años

Cartel de 'Tan fuerte, tan cerca'

Los idus de marzo, de George Clooney
Mejor película de contenido socio-político

Los idus de marzo, de George Clooney.

El actor George Clooney sube su listón como director con la adaptación de la obra teatral de Beau Willimon, estrenada en 2008 e inspirada en la campaña presidencial del demócrata Howard Dean en 2004. Con un guión de hierro, Clooney destripa los interiores de una campaña de primarias del partido demócrata, en la que los dos candidatos en liza luchan por triunfar en el Estado de Ohio. Morris, encarnado por el propio Clooney, representa la honestidad, la corrección política y un cierto populismo. Su subdirector de campaña, Meyers, al que da vida Ryan Gosling, es un idealista convencido de los mensajes de Morris. Su contrincante es el jefe de campaña del otro candidato, Pullman, que interpreta Paul Giamatti. Este trío se rodea de unos secundarios de lujo, como Philip Seymour Hoffman —el superior de Meyers—, Marisa Tomei —la periodista influyente— y Evan Rachel Wood —la becaria carne de cañón—.

Ningún ingrediente de la alta política falta en este delicioso cóctel. Poder, prensa, sexo, chantaje, ambición, mentira… se combinan inteligentemente en esta cinta para mostrar cómo la corrupción es algo que empieza de forma sutil, siempre de la mano de un pequeño —y a menudo comprensible— error. No estamos ante una película radical o maniquea de hombres puros frente a ambiciosos llenos de cinismo. No es una obra firmada por Oliver Stone, Ken Loach o Costa Gavras. Todos los personajes fueron honrados una vez, y se han ido manchando las manos tratando de sobrevivir en el mundo de la política. Pequeñas concesiones que dan paso a otras no tan pequeñas concesiones… Los idus de marzo está, por tanto, más cerca de la mirada crítica de clásicos modernos como Sidney Lumet, Alan Pakula, Sidney Pollack o el último Frankenheimer. George Clooney no presenta una película cínica o sin perspectiva ética. Todo lo contrario. Incluso el drama del aborto, que irrumpe con fuerza en el film, aparece dibujado con todo su cruel y siniestro rostro. La película, más que una crítica a la práctica política, que lo es, dibuja los entresijos de una filosofía de vida maquiavélica. Y esto, hoy en día, se extiende a la empresa, a la banca…, e incluso a las relaciones personales.

Los idus de marzo
Director:

George Clooney

País:

Estados Unidos

Año:

2011

Género:

Drama

Público:

+12 años

Cartel de 'Los idus de marzo'

Las aventuras de Tadeo Jones, de Enrique Gato
Mejor película de animación

Imagen de Tadeo Jones, en Las aventuras de Tadeo Jones, de Enrique Gato.

La sorpresa de taquilla de este año viene de esta simpática película española de animación en 3D. El director Enrique Gato venía del mundo de los videojuegos y de los cortos de animación, protagonizados por Tadeo Jones. El personaje es, como indica su nombre, una especie de trasunto paródico de Indiana Jones. Por otra parte, el autor de los comics de Superlópez fue quien dibujó la versión en comic de Tadeo Jones. En la película el protagonista pierde su trabajo de albañil por estar más concentrado en sus aspiraciones de convertirse en un gran arqueólogo. La oportunidad le llega cuando, por una serie de equivocaciones, acaba sustituyendo a un amigo en un viaje a Perú para llevarle una antigua tabla inca a un profesor que trata de descubrir los restos de una legendaria ciudad perdida. Con ayuda de la hija de éste, un loro mudo, un perro y Freddy, un vendedor de baratijas, Tadeo se ve inmerso en la búsqueda de este lugar, pero tendrá que tener cuidado con los matones de una corporación de cazadores de tesoros.

A pesar de no manejar los presupuestos de Pixar, y por tanto moverse en unos niveles tecnológicos menores, el resultado es muy digno, los fondos están muy cuidados, sobre todo las localizaciones naturales de Machu Pichu. No faltan los inevitables homenajes a las cintas de Indiana Jones, pero están muy presentes los guiños españoles que sutilmente dan la vuelta a la leyenda negra. Los mensajes para los niños son positivos.

Las aventuras de Tadeo Jones
Director:

Enrique Gato

País:

España

Año:

2012

Género:

Animación

Público:

Todos los públicos

Cartel de 'Las aventuras de Tadeo Jones'

Buscando a Eimish, de Ana Rodríguez Rosell
Premio revelación (Ana Rodríguez Rosell)

Fotograma de Buscando a Eimish, de Ana Rodríguez Rosell.

Esta categoría premia a Ana Rodríguez Rossell por su opera prima, que supone un hermoso canto a la vida y a la familia. Además de su exitoso paso por el Evolution Film Festival, de Palma de Mallorca, la película obtuvo el Premio católico SIGNIS en el último Festival de Málaga.

El argumento es sencillo: Eimish (Manuela Vellés) vive con su novio Lucas (Oscar Jaenada) desde hace más de dos años. Un día, cuando Lucas vuelve del trabajo, se encuentra con que Eimish se ha marchado. Sólo le ha dejado una nota de despedida. Lucas, convencido de que ella se ha vuelto a Alemania con un antiguo novio (Carlos Leal), emprende su búsqueda desesperada. En el camino va a descubrir cosas muy interesantes sobre Eimish y su pasado.

Este largometraje escrito es un ejercicio de elegancia formal. Pero no hablamos de esteticismo. La directora ama y respeta a sus personajes, y ello se traduce en la forma de encuadrarlos, el tiempo que les concede en cada plano, cómo los ilumina… En esta cinta no hay antagonistas: todos los personajes reclaman del espectador su comprensión y su empatía, y para conseguir esa complicidad es decisiva la puesta en escena de Ana Rodríguez. Una puesta en escena llena de sensibilidad y de detallismo. Por eso es una película que, tras su apariencia sencilla, esconde una minuciosidad que se desvela mejor en un segundo visionado. Su estructura de rompecabezas, con muchos y breves flashbacks, no sólo sirve al suspense y desvelamiento narrativo de la trama, sino que permite una aproximación mucho más impresionista, y también más esencial, al alma de los personajes.

Pero lo más interesante son los temas que la directora entreteje con sus personajes. La primera frase de Eimish ya es una declaración de principios: «Tengo miedo». Sólo al final entenderemos el contenido profundo de esa afirmación. Pero lo que sí se va desvelando progresivamente es la importancia de los vínculos incondicionales, unos vínculos que podríamos llamar familiares aunque no siempre sean biológicos. De hecho, Eimish no se puede apoyar en sus lazos biológicos, pero sí en un amigo preocupado por su destino. Por su parte, Lucas sí tiene madre, abuelo… con los que tiene una estrecha relación, pero sin embargo no quiere fundar una familia porque sabe que si tiene hijos se acabó el vivir para sí mismo. Su modelo de vida en pareja es hedonista: poder seguir siempre el impulso de sus apetencias. Ambos, Lucas y Eimish van a hacer un periplo existencial –y físico, casi en una road movie– que va a llevar a ambos a replantearse sus prioridades y la naturaleza de sus vínculos fundantes. La película es esencialmente honesta: no juzga a los personajes, pero tampoco confunde el bien con el mal. La atención a lo que sucede va redimiendo a los personajes de sus prejuicios y miedos; la fuerza de lo positivo de la realidad va derrotando la amenaza del nihilismo, y al final triunfa el : el a la realidad, a la vida, al otro, al perdón, al volver a empezar.

Buscando a Eimish
Director:

Ana Rodríguez Rosell

País:

España

Año:

2012

Género:

Drama

Público:

+7 años

Cartel de 'Buscando a Eimish'

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Composición del jurado de los Premios Alfa y Omega de Cine presidido por monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid, se reunió, con el director del semanario, don Miguel Ángel Velasco, y el delegado episcopal, don Alfonso Simón, para fallar los Premios Alfa y Omega de Cine 2012, el jurado está compuesto por:

Álvaro Abellán-García

Álvaro Abellán-García. Profesor de Comunicación y Humanidades y vicedecano de la Facultad de Comunicación en la Universidad Francisco de Vitoria. Autor del blog www.DialogicalCreativity.es. Licenciado en Periodismo (Premio extraordinario de licenciatura) por la Universidad Complutense. Director de Comunicación de LaSemana.es. Máster en Filosofía (summa cum laude et honore) por la Universidad Francisco de Vitoria.

Juan Manuel Blanch

Juan Manuel Blanch. Catedrático de Derecho Romano en la Universidad CEU San Pablo. Director del Departamento de Disciplinas Básicas. Socio de honor de la asociación Universitas. Miembro del Comité científico del Studium Generale Marcianum, de Venecia. Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Profesor invitado de diversas universidades europeas y americanas.

José Ángel Cortés

José Ángel Cortés. Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Información de la Universidad CEU San Pablo. Profesor visitante de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Ha trabajado en la RAI, TVE, Telecinco. Ha sido asesor del Grupo Recoletos en materia audiovisual.

Ana Lanuza

Ana Lanuza. Doctora en Comunicación Audiovisual por la Universidad CEU San Pablo. Máster en Filosofía por la Francisco de Vitoria. Profesora de Narrativa Audiovisual y Guión de Cine y TV en la CEU San Pablo. Autora de El hombre intranquilo, mujer y maternidad en el cine clásico americano. Crítica de cine en Pantalla 90 y jurado SIGNIS en varios festivales internacionales.

Juan Orellana

Juan Orellana. Director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal Española. Presidente de SIGNIS ESPAÑA. Profesor Adjunto en la Universidad CEU San Pablo y director del Posgrado Universitario en Dirección Cinematográfica en la misma Universidad. Director de la revista Pantalla 90 y crítico de cine de Alfa y Omega, COPE, 13TV, www.paginasdigital.es y de la agencia ACEPRENSA. Autor de numerosos libros de cine.

Juan Manuel de Prada

Juan Manuel de Prada. Escritor. Premio Planeta (1997). Premio Primavera de Novela (2003). Premio Nacional de Narrativa (2004). Premio Biblioteca Breve (2007). Premio González Ruano y Mariano de Cavia. Colaborador de ABC. Su última novela es Me hallará la muerte.

Ninfa Watt

Ninfa Watt. Doctora en Comunicación y licenciada en Periodismo y en Filología Hispánica. Vicedecana de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, donde es profesora de Ética y Deontología y de Periodismo especializado en Información socio-religiosa, y directora del Posgrado de Experto en Comunicación Social. Colaboradora de COPE, en el espacio de cine de El espejo. Como representante de la Organización Católica Internacional del Cine y el Audiovisual en España, ha sido jurado SIGNIS en varios festivales internacionales.