William Goh: «No podemos dar por sentada la armonía en Singapur»
El 27 de agosto, William Goh Seng Chye se convertirá en el primer cardenal de Singapur, uno de los países más ricos, pequeños y diversos de Asia. Asegura que su vocación nace de la fe de su madre a la Virgen, y subraya su preocupación por las personas LGTBQ, los divorciados y los alejados
¿Cómo llegó el Evangelio a Singapur?
El 11 de diciembre de 1821, Laurent Marie Joseph Imbert llegó a Singapur. Era un sacerdote francés de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París, en una misión que le llevaba de Francia a Penang y China. Escribió un informe para su obispo en Siam sobre su semana en Singapur. La archidiócesis de Singapur marca esa fecha como su fundación oficial. De hecho, del 13 de diciembre de 2020 al 11 de diciembre de 2021 celebramos el bicentenario de la archidiócesis con un año de actividades, que concluyeron con una Misa simultánea en las 32 iglesias del país.
Hasta no hace mucho, en el país había distintas comunidades católicas según su origen. ¿Por qué?
Se refiere a los años 1960, cuando las iglesias se organizaron según los grupos lingüísticos. La razón era la comunicación, pues la mayoría de la población tiene como lengua materna el mandarín, el tamil o el malayo y no todos entendían inglés. Hoy en día, el inglés se ha convertido en el idioma de la administración y de la educación, así que la mayoría lo habla. Por eso ahora alrededor del 80 % de nuestras celebraciones son en inglés. Sin embargo, seguimos ofreciendo misas y catequesis en mandarín y tamil y tenemos unas pocas parroquias que atienden a la pequeña minoría que habla dialectos.
Por la migración, también hay nuevas comunidades de extranjeros: una población significativa de comunidades indonesias, filipinas e indias, así como a otras más pequeñas hispanas, italianas, francesas, coreanas, japonesas, birmanas y vietnamitas. A la mayoría las atienden consiliarios en su lengua materna. Y hay iglesias católicas de rito oriental, como el siromalabar y el siromalankar.
Gracias al inglés, ¿las comunidades son ahora más diversas?
La Iglesia tiene que esforzarse más para llegar a aquellos que aún se sienten más cómodos con sus lenguas vernáculas, porque no todos nuestros sacerdotes son multilingües. Tendríamos que hacer más, pero estamos limitados por nuestra mano de obra. Al mismo tiempo, prestamos atención a no dejar que la Iglesia se divida por las diferencias de lengua. Aunque la diversidad cultural resalta la universalidad de la Iglesia, existe el riesgo de que surjan enclaves y causen división, competencia y celos. Por eso necesitamos asegurarnos de que hay una integración adecuada. La lengua, raza y cultura son cuestiones sensibles, y hay que gestionarlas con delicadeza.
La idea general que se tiene de Singapur en Europa es que es uno de los países más ricos y densamente poblados del mundo. ¿Hasta qué punto es así? ¿Qué más nos haría falta saber sobre su país?
La isla de Singapur es pequeña, ¡de uno extremo a otro son solo 45 minutos en coche! Según un estudio del Instituto de Investigación Pew en 2014, es el país más diverso y multirreligioso del mundo. Nuestro país tiene un PIB fuerte y la gente disfruta de un elevado nivel de vida, pero el coste de la vida es muy alto. Junto a esta abundancia, también nos enfrentamos a los desafíos de las poblaciones urbanas en cuestión de valores, demandas, cuestiones sociales, competencia y cohesión de los matrimonios y las familias.
¿Cómo son los singapurenses?
Somos una nación altamente motivada y trabajadora, siempre luchando por ser los mejores. Muchos trabajan en el sector público, en organizaciones no gubernamentales, corporaciones multinacionales, empresas y comercio. ¡Nos da mucho miedo perdernos algo! Buscamos tener una buena vida, estar bien provistos en lo material con una casa bonita, un coche, vacaciones, buena comida y ocio. También buscamos a Dios para llenar nuestro vacío espiritual como una protección divina adicional. Valoramos la familia tradicional y la vida matrimonial.
¿Cuáles son los principales desafíos sociales del país?
El materialismo y el relativismo, la secularización y el individualismo. Nuestra gente, especialmente los jóvenes, están bombardeados por todo tipo de visiones del mundo. Los medios promueven valores que están contra la fe y la vida familiar tradicional, y hay tanta información disponible que es difícil discernir lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo.
El estrés de mantener el ritmo del mundo, de gustar y ser aceptado, de sacar buenas notas en los estudios y de gestionar las expectativas de la familia ejerce mucha presión sobre la salud y el bienestar mental de nuestros jóvenes.
¿Presenta desafíos el carácter tan heterogéneo del país en lo étnico y lo religioso?
No podemos permitirnos dar por sentada la armonía de la que disfrutamos. Tanto el Gobierno como los líderes religiosos tienen que trabajar constantemente para mantener la paz creando oportunidades internacionales para promover las buenas relaciones. La Ley para el Mantenimiento de la Religión, que entró en vigor en 1992, fue fortalecida en 2021 con la nueva Ley de Mantenimiento de la Armonía Racial, para asegurar que existe respeto a todas las razas y religiones.
¿Es un pueblo abierto a la religión?
Existe un número creciente de quienes afirman no tener religión, en torno a un 20 %. No todos rechazan a Dios y pueden tener respeto por lo sagrado, pero no se afilian a ninguna religión. Nuestro pueblo está muy formado, y tiene sus propias visiones y opiniones fuertes, por lo que la religión se puede ver relegada al reino de la superstición y ser vista como un obstáculo.
De ser un mundo que ponía la religión en el centro de la vida pública, nos convertimos en un mundo vacío de la presencia de lo sagrado. De un mundo estable donde los valores perennes de la verdad, el amor, la fidelidad, el trabajo duro, la honestidad, la integridad y la comprensión tradicional del matrimonio y la familia, la sacralidad de la vida son aceptados como normas y tradiciones, ahora lo hemos sustituido con el relativismo moral, el pragmatismo, el individualismo, el materialismo, la desesperanza y la cultura de la muerte.
¿La familia goza de buena salud?
La familia tradicional de padre, madre e hijos también está siendo desafiada por la influencia de valores que llegan desde Occidente y promueven modelos familiares alternativos, como el LGTBQ+. Afortunadamente las políticas del Gobierno aún se encargan de esto. En el fondo, los singapurenses aún valoran nuestros valores familiares tradicionales.
Desde hace algún tiempo, el Gobierno ha estado intentando utilizar incentivos económicos para animar a los matrimonios a tener hijos. Sin embargo, muchas mujeres que desean elegir personalmente cuándo están listas para tener hijos, o si tenerlos, recurren libremente a abortar la vida que ya está en ellas. En el otro extremo, están los que gastan miles de dólares y muchas horas para someterse a técnicas de fertilización in vitro y congelación de óvulos.
¿Cómo es la vida de la comunidad católica?
Tenemos catequesis infantil y juvenil obligatoria. Sin embargo, nos cuesta retener a los muchachos después de la Confirmación. Hemos creado varias comunidades juveniles en las parroquias, y nuestra Oficina de Juventud trabaja mucho para llegar a las instituciones de educación superior. Tenemos 59 escuelas y 200 organizaciones católicas; y 22 órdenes religiosas, el Instituto de Misiones Extranjeras y la prelatura del Opus Dei. Bajo el paraguas de Cáritas trabajan 47 entidades humanitarias y diez instituciones sanitarias. También ayudamos a los países vecinos.
Además de Navidad y Pascua, son importantes las fiestas de la Santísima Virgen. La Iglesia aquí le tiene gran devoción. Muchos acuden a las novenas de los sábados a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, a Nuestra Señora de Velankanni, y hay procesiones mensuales en honor de la Virgen de Fátima. También se reza al padre Pío, la coronilla de la Divina Misericordia.
¿A qué desafíos se enfrenta la Iglesia y cómo les están haciendo frente?
Uno es la falta de sacerdotes. Dependemos demasiado de los extranjeros. Los locales están envejeciendo, la mayoría tiene más de 55 años. Por otro lado, los recursos económicos. El coste de la construcción y el mantenimiento de los edificios es muy alto. En los próximos años un puñado de iglesias tiene que renovar el alquiler de su terreno y vamos a tener que echar mucha mano de nuestros recursos económicos. El Gobierno anunció que revisaría los precios de alquiler del terreno para los lugares de culto. También es caro contratar y formar a más trabajadores laicos a tiempo completo, de los que no podemos prescindir. Competimos con el mundo empresarial, que paga sueldos mucho más altos. Pero es que las familias jóvenes necesitan el dinero.
¿Y en lo pastoral?
Necesitamos que nuestras parroquias y organizaciones trabajen unidas y no en compartimentos estancos. Rezamos para que la Asamblea Diocesana que celebramos en junio sirva para unirnos en una sola mente y un solo corazón y nos convirtamos en una Iglesia vibrante, evangelizadora y misionera.
Hemos emprendido el proyecto de construir un centro de operaciones católico que permita a las organizaciones diocesanas colaborar buscando sinergias para dar testimonio del Evangelio de forma más efectiva. Católicos de todas las edades podrán juntarse y beneficiarse de distintos programas en un único lugar.
¿Cuáles son sus prioridades?
Dado que el Papa ha denominado a la Iglesia un hospital de campaña, estamos buscando conscientemente a aquellos que están en las periferias. Como Jesús, el gran médico, tendemos la mano a aquellos que se identifican con una atracción por el mismo sexo. Un sacerdote y un equipo, sobre todo de voluntarios, trabajan duro para atenderlos a ellos y a miembros de sus familias.
El número de divorcios creció un 2 % en 2021 respecto a 2020. La Comisión Católica para la Vida Familiar y sus grupos están atentos a la situación de estos esposos separados y divorciados y de sus familias y les ofrece apoyo pastoral y psicológico. Queremos acogerlos en la vida de la Iglesia aceptándolos sin prejuicios o juicios, mientras intentan regularizar su situación.
Otro grupo que nos mueve el corazón son los que han estado alejados de la Iglesia mucho tiempo. Son preciosos para nosotros y recorreremos con ellos la distancia que sea para hacerles saber que no están solos y que siempre habrá quien los busque, como el pastor que dejó a las 99 ovejas para encontrar a la perdida. En seis zonas de la ciudad tenemos personas con las que puede contactar cualquiera que busque un espacio seguro y alguien que le escuche con compasión.
¿Cómo es vista la Iglesia, siendo una pequeña minoría?
Es muy respetada y valorada por el Gobierno y nuestro pueblo, debido a la educación católica y los servicios humanitarios que muchos han vivido personalmente. Nos perciben como moderados y no agresivos ni hostiles en nuestra labor de evangelización. Somos sensibles y respetuosos hacia las otras creencias. Y aunque algunas de nuestras posiciones morales son diferentes de las del resto de la sociedad, las expresamos respetuosamente.
Muchos de los funcionarios públicos y líderes empresariales educados en los colegios religiosos han asumido los valores de sinceridad, integridad, respeto a otras religiones y a la dignidad de la persona humana, responsabilidad social y cuidado por los vulnerables y marginados. Bastantes se bautizaron más tarde.
La agenda del Gobierno está muy en línea con muchos de nuestros valores. Nuestro país, aunque acaudalado, se considera en general conservador según los estándares occidentales. Y tenemos la bendición de disfrutar de un entorno seguro para practicar y vivir nuestra fe. El Gobierno consulta a todos los líderes religiosos sobre materias de fe y cuestiones sociales y morales. Compartir ideas, la confianza y la amistad entre los líderes religiosos y del Gobierno es un ejemplo que muchos países aspiran a seguir.
¿Por qué cree que el Papa ha querido crear un cardenal de Singapur?
El Papa busca construir una Iglesia realmente inclusiva, universal y representativa más allá del mundo occidental de Europa y América. Creo que el Santo Padre ha buscado por todas partes cardenales que realmente sean de países remotos y que tengan diversidad de pensamientos, ideas y feedback para él. Singapur es un país pequeño pero urbano, y por tanto sus problemas sociales se parecen mucho a los de otras sociedades urbanas. También presenta circunstancias únicas, principalmente el ser una sociedad multirracial, multirreligiosa y multilingüística.
¿Cómo nació su vocación religiosa?
Dios debe de haberme amado mucho, porque me dio una madre muy cariñosa, devota y temerosa de Dios, que rezaba mucho. De pequeño, la veía rezar el rosario cada día ante el altar, con frecuencia madrugando mucho para ello. Cuando tenía 4 o 5 años me llevaba con ella a la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes para rezar a la Inmaculada cada sábado por la mañana. Y después me llevaba a la parroquia de la Novena. Claro que esos ratos tan largos de oración eran bastante aburridos para mí siendo tan joven. Imagino que Nuestra Señora me miraría con amor. Mirando atrás, creo que fue la fe y la devoción de mi madre la que sembró la semilla de mi vocación sin ser yo consciente de ello.
Como cardenal, asistirá al Papa en el gobierno de la Iglesia universal. ¿Qué cree que le puede aportar Singapur?
Mi visión y mi misión cuando fui ordenado obispo fue promover una Iglesia vibrante, evangelizadora y misionera junto con el pueblo de Dios de aquí. Ahora siento que el Santo Padre nos pide hacer más, tender la mano al mundo. Necesitamos salir más a los países de Asia y ver cómo podemos contribuir a la investigación, la reflexión, la formación y las causas humanitarias. Podemos hacer más para promover las causas y la visión del Santo Padre.
Ahora veo un escenario de misión nuevo y más amplio. La Iglesia en Singapur ha tenido 200 años de formación y crecimiento en la fe. Ahora es tiempo para pasar el testigo de la fe. Hay una necesidad urgente de llevarla a nuevas fronteras misioneras. Como cardenal, espero compartir con el Santo Padre ideas sobre la Iglesia en Asia: cómo la diversidad de sus ricas culturas, lenguas y hermosas tierras puede ser un signo de fortaleza en la unidad. En la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, podemos ofrecer un intercambio de sacerdotes para desplazarse a distintas regiones.
En cuanto a las situaciones regionales de pobreza y diálogo interreligioso el cardenalato podría ofrecer un liderazgo estratégico y desde el servicio, para aprovechar la importancia de Singapur en la región.
¿Qué buscará a la hora de votar al próximo Papa?
Necesitaré tiempo para valorar la situación y los desafíos a los que se enfrenta la Iglesia universal. Cuando entre en contacto con el colegio cardenalicio y la Curia estaré mejor informado. Mientras, me gustaría tener la mente abierta, viajar con el resto de la Iglesia y ver cómo el Espíritu nos guía.
En cualquier caso, el próximo Papa debería de alguna forma continuar el legado de Francisco y seguir adelante con las reformas no solo de la Curia sino del Derecho Canónico, para que estemos más preparados para responder a los desafíos. También debería continuar con el impulso a la nueva evangelización, en línea con Francisco y con san Juan Pablo II y Benedicto XVI.