«Vosotras hacéis posible el poder de la cruz», José Cobo en el Cottolengo del Padre Alegre

«Vosotras hacéis posible el poder de la cruz», José Cobo en el Cottolengo del Padre Alegre

«Cuando ponemos las cosas que nos cuestan en alto y miramos a Dios, las cosas cambian», ha afirmado el arzobispo de Madrid ante las religiosas y residentes con discapacidad física o intelectual a las que asisten

Infomadrid
El arzobispo de Madrid, José Cobo preside la Eucaristía en el Cottolengo Foto: Infomadrid.

«—Buenos días, ¿cómo están, hermanas? —Pues cómo vamos a estar, ¡esperándole con muchas ganas!». Así se saludan las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón con José Cobo al llegar. El 14 de septiembre se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y el arzobispo de Madrid ha acudido a celebrar la Eucaristía al Cottolengo del Padre Alegre que estas religiosas cuidan con cariño en Fuente el Saz, a media hora hacia el norte de la capital.

Once hermanas y unas 60 residentes viven en el Cottolengo. Mujeres con algún tipo de discapacidad intelectual o física a las que las religiosas tratan con mimo, como si fueran una auténtica familia. Además, este jueves tiene lugar un aniversario muy especial: una de las residentes, Ana, cumple 50 años en la institución. Con motivo de tan alegre festivo, Ana recibirá una medalla bendecida por el arzobispo, por lo que se ha engalanado para la ocasión. El gesto ha sido muy celebrado mucho por los voluntarios y las religiosas, que la han llenado de halagos y cumplidos.

En la Eucaristía, José Cobo explicó que el Cottolengo era una muestra del verdadero «poder de la cruz»; un poder especial, decía, que se puede saborear y vivir sin grandes estudios ni hacer grandes cosas. «Cuando ponemos las cosas que nos cuestan en alto y miramos a Dios, las cosas cambian». Jesús «coge todos vuestros dolores» y los llena de sentido. Vosotras, decía el arzobispo, dirigiéndose a las residentes y a las religiosas, «hacéis visible el poder de la cruz». A veces, «creemos que el poder la tienen los poderosos», pero eso no es verdad, afirma Cobo, porque el verdadero poder es el de la cruz. «Pongamos en la cruz todo lo que nos cuesta».

«Nadie toca la cruz y se va como ha venido», apuntó, ni va al Cottolengo y se va como ha venido. Por eso ha animado a los presentes a disfrutar del poder de la cruz, de las cosas que cuestan y se ponen a sus pies. Y ha agradecido, finalmente, el trabajo de tantos y tantas que hacen posible el trabajo en la residencia y el modo en que muestran la presencia de la cruz como estandarte.